Las Tunas.- Ismary Yanet Oliva Soto (Las Tunas, 1996) es la primera mujer trombonista de su ciudad, quizás sea una de las pocas que ejecuta este instrumento en el país y pudiera parecer petulante cuando se trata de igualar las oportunidades de ambos géneros, pero evidentemente la práctica del trombón la hace exclusiva porque no se trata de un ejercicio sencillo, sino de llevar el talento aparejado a la capacidad física.
Tal vez la etimología de la palabra trombón nos impresiona; sin embargo, no es un instrumento extremadamente grande como lo es el contrabajo, mas requiere de pericia para su ejecución.
Relata Ismary que desde el inicio de sus estudios todo el mundo le decía que era para hombre, le sugerían estudiar otro como la guitarra o el piano, pero la familia siempre la apoyó y ayudó a entender que los instrumentos no tienen género y que puede ser muy femenina al tocar el trombón.
En la actualidad, muchas muchachas ejecutan el violonchelo o percusión. Son ejemplos del rompimiento de estereotipos que reducen el actuar de las mujeres a instrumentos fáciles.
Siempre veo a las mujeres con una magia diferente al resto de los humanos y las músicas se distinguen entre ellas porque llevan la melodía en sus fibras, esa aura que las envuelve y las hace brillar en el entorno.
Alberto Emilio Urquiola (músico), me comentaba que no es para nada un impedimento ser mujer, ni lo ha sido, ni lo será. Siempre depende del nivel que tenga, todo está en su formación técnica, concepto y buen gusto para tocar. La diferencia no la hace el género, sino la preparación, hay a quienes los salva el talento y no necesitan dedicarle tanto tiempo para lograr algo grande con su instrumento.
El sonido del trombón depende de la fuerza de aire que le aplica el ejecutor a la boquilla, para ello, Ismary ha tenido años de adiestramiento por lo que su desempeño es tan similar a la de cualquier trombonista masculino.
Cursó el Nivel Elemental y Nivel Medio en la escuela profesional de arte (EPA) El Cucalambé, luego la seguridad en la elección la llevó a obtener en el 2021, el Nivel Superior en Instituto Superior de Arte, en Camagüey, acompañada en su carrera por el profesor Róger Meriño.
Durante todo este tiempo ha sido discípula del maestro Ernesto Ochoa Hidalgo, quien supera los 60 años de ejecutoria en el trombón. Él refiere que Ismary comenzó a estudiar música cuando aún era más pequeña que el instrumento, su perseverancia la ha llevado a dominar el solfeo, un buen volumen sonoro, siendo muy afinada y de buen gusto.
Así lo reafirma Arnaldo García que, "todos los instrumentos desde la mínima perspectiva en cuanto a construcción y a ejecución del mismo, tienen un elemento en común: el ser que lo ejecuta. Todos son moldeados a la forma o formas con las que el ejecutante da término de tiempo y dedicación a la práctica de cualquiera de ellos".
Son conocidos otros instrumentos de esta familia que también tienen similares características, pero el trombón me parece un ejemplar de sonido dulce. He observado a Ismary ejecutándolo y parece fácil por su afinado sonido, sin embargo, refiere Ochoa que es de los más difíciles por la pericia que requiere de su ejecutante.
Arnaldo y Ochoa me explicaron algo que quizás no puedo entender en toda su magnitud, pero sí me hace ver la complejidad de lograr un sonido musical: en la gama de familia de instrumentos, el trombón pertenece a los vientos metales y junto a la familia de cuerdas frotadas, es un instrumento de ''afinación justa'', lo cual le da características muy especiales porque semeja la tesitura de la voz.
La ejecutoria de la novel artista demuestra un camino seguro, desde estudiante de Nivel Medio participó en varios conciertos con la sinfónica de Holguín, dirigida por Oreste Saavedra y directores invitados como Joaquín Betancourt y Guido López Gavilán, Frank Fernández, artistas extranjeros y el "Lírico de Holguín".
Dice Ismary, "mi instrumento me escogió a mí, era el idóneo para defenderlo como mujer y demostrar aquí en Las Tunas que se puede ser una mujer trombonista con orgullo, me gustaría aprender otro, por hobby o para desarrollarme más, pero no cambiaría el trombón".
Enseñar también reafirma conocimientos, incita a explorar nuevos métodos y despierta vocación, por ello la joven trombonista impartió clases en la EPA. Comenzó su vida profesional en la Banda Provincial de Concierto de Las Tunas, en el año 2017, incursionando además, en presentaciones con el cuarteto de trombones Melodía.
Por algún tiempo estuvo vinculada con la Banda Provincial de Concierto de Holguín, a las orquestas de música popular llamadas Son Livys, a La Exclusiva y a Timbre Cubano.
A Ismary no le han faltado oportunidades, diversas agrupaciones solicitan su participación, así trabajó con el grupo de música alternativa de Holguín; también con Raulito Prieto y su banda, el cual ganó el concurso Havana World Music en el 2020, presentándose así en los estudios 50, en La Habana (para presentar el disco patrocinado por Eme Alfonso) y el concurso Havana World Music.
Ante las posibilidades que le ofrece el trombón, refiere Ismary que "en cuanto a género y estilos, lo mismo se puede tocar música salsa que música clásica, en lo particular me gusta lo mismo hacer un mambo de música popular, una sinfonía de Mozart o música pop y alternativa, mis gustos son variados y me gusta aprovechar los recursos de cada género y aprender de ellos".
Ismary Oliva Soto traza la ruta para escalar a otro nivel. Es un reto para una chica tan joven que ve en la constante superación el resultado esperado, es simbiosis de todo lo que sugiere contemporáneo.
