Las Tunas.- Isbel Aguilera Velázquez es un joven inquieto que siempre tiene una idea en su mente para desarrollarla en beneficio de su empresa, sobre todo, de sus compañeros de trabajo, que es decir los linieros eléctricos.
Solo cuando está en la cima de un poste, manipulando corriente de alta tensión, tiene la mente y el cuerpo quietos, con una concentración total. Cuando llega a casa, se sienta frente a una mesa que tiene en la terraza a estudiar lo que debe hacer para luego meterse completamente en su taller e innovar, como premisa mayor de su labor profesional.
Como miembro de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores ha hecho muchos trabajos que considera importantes, como la reparación y mejoramiento de escaleras, las varas ametralladoras para manipular desconectivos energizados en las líneas de distribución de 13 mil 800 hasta 33 kilovoltios, pero, sin dudas, lo que le quita el sueño es la innovación para dar mayor seguridad a las fajas de seguridad de los linieros.
“Ahí está la vida de ellos, porque nadie sobrevive de la caída desde lo alto de un poste”, dice y mira una y otra vez el mecanismo de cierre de la faja que tiene en sus manos.
“En los cambios de turno, que tenemos en cada jornada, se revisan todos los equipos individuales y colectivos de la dotación. En una de esas rutinas nos dimos cuenta de que una de las piezas que garantiza el cierre hermético de las fajas de seguridad la tenía zafada por un costado, lo cual seguramente iba a ocasionar la caída desde el poste. Se retira la faja y se coloca otra nueva. Mas pasada una semana nos dimos cuenta de que otra faja que se iba a utilizar tenía el mismo problema y así pasó con una tercera. Entonces la Dirección de la Empresa decidió retirarlas del servicio de operaciones”.
Evidentemente había un error de fábrica, porque en todas esas fajas nuevas los remaches apenas tenían cabeza y por supuesto se iban zafando.
“Era un lote completo de fajas sin usar y no había manera de solucionar la carencia, por lo menos de inmediato. Entonces me puse a estudiar para ver la manera en la que se le podía sustituir ese remache en un mecanismo que es complicado y preciso y así con mi innovación se resolvió el problema y ya son 36 fajas recuperadas y sigo reforzando su seguridad, con lo cual el país ha ahorrado más de tres mil dólares por importación”.
Isbel se graduó de Nivel Medio en Elaboración de Alimentos, y después trabajó de carpintero metálico y en aluminio y cristalería. Hace 10 años que comenzó a laborar en la Empresa Eléctrica y hoy es liniero especializado, completamente enamorado de lo que hace y muy responsable, por lo cual ostenta la Condición de Vanguardia.
En su amplia casa, construida por él mismo, pues además es albañil y plomero, pasa largas horas en su taller, con sus propios equipos. Allí es donde más le gusta estar, con su esposa Ariannis Pérez Romero, también trabajadora de la Empresa Eléctrica, y sus dos niñas: la mayor de 4 años y la pequeña de 1. Entre esas paredes late el gran tesoro de su vida.