Las Tunas.- Cual impetuoso vigilante a las puertas del parque 26 de Julio, de esta ciudad, sobre una roca, saluda a los visitantes con la elegancia de su férrea crin, el caballito de la Feria, símbolo distintivo de las esculturas tuneras, es considerado uno de los más hermosos ejemplares que conforman el catálogo de la capital de esa manifestación en Cuba.
Obra del escultor habanero Sergio Calixto Martínez Sopeña, que marca su sello personal en el amor al personaje cervantino del Quijote, El Caballo como su nombre original forma parte ineludible de la identidad artística del Balcón del Oriente Cubano.
Por su posición estratégica pareciera dar la bienvenida a la ciudad desde la firmeza que le imprime su rígido cuerpo sostenido por tres de sus extremidades, mientras con una de sus patas semeja un movimiento en el aire, como mensaje de elegancia y espontaneidad.
El equino es testigo desde 1979 de la metamorfosis de una urbe que le respeta y admira, incluso, en el grosor de las piezas que conforman su cuerpo son visibles las huellas del tiempo; bien sabe él de los momentos de efervescencia en el sitio que custodia, de esas jornadas de júbilo para el rodeo y otras actividades donde los lugareños solían llenar sus predios.
La obra figurativa, aun inmóvil, representa al animal en su estado natural con libertad y absoluta armonía. Creada con alambrón de metal soldado, sobre la piedra de grandes dimensiones que a la vez le sirve como cimiento, el caballito se realza sobre la angustiosa tranquilidad que desde hace algunos años acompaña al recinto.
Rebosante de bríos continúa en los albores de uno de los sitios más populares de Las Tunas, erguido y sigiloso con suspicaz esbeltez, él nació para impregnarle valía al parque de la Feria y acuñar el esplendor de Las Tunas con sus más de 140 obras monumentarias a lo largo y ancho de su geografía. Sergio Martínez es conocido también por su monumental obra Don Quijote de América, emplazada en 23 y J, en la capìtal cubana.
