“Amancio”, Las Tunas.- Apenas 48 asociados quedan en la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Alianza Obrero-Campesina, del municipio de Amancio, en la provincia de Las Tunas. Sin embargo, la unidad se mantiene entre las de mejores resultados en el acopio de leche y la entrega de carne vacuna.
Así lo dice, con mucho orgullo, el presidente de la unidad, Jorge Carmenate Pérez, quien guía de manera ejemplar al pequeño colectivo como presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Con ellos y en 850 hectáreas producen alimentos para los residentes en el Kilómetro 15 y en otras zonas del sureño territorio.
“La actividad fundamental de la cooperativa es la ganadería vacuna y vendemos a la industria aproximadamente el 90 por ciento de la leche. El resto se destina para el autoconsumo de los cooperativistas y jubilados que se atienden mientras vivan, porque ese es precisamente uno de los objetivos de la entidad.
“El pasado año cumplimos los principales indicadores y hasta la fecha vamos bien. Incluso, ahora mejorará la producción de leche y carne, pues estamos entrando a la mejor etapa; con las precipitaciones reverdecen los potreros, hay más comida y nacen muchos terneros”.
Decirlo parece fácil, pero no lo es porque siempre hay mucho trabajo por hacer. Y no basta con trancar al ganado en las corraletas, garantizarle el agua, soltarlos en los pastizales o vigilarlos todo el tiempo, porque los delincuentes se mantienen al acecho, en espera del más mínimo descuido.
“Aquí no hay descanso, la verdad. Ahora estamos aplicando alternativas con la atención a las vacas paridas, dándoles una alimentación semiestabulada a las madres y las crías, porque si se atienden los terneros, necesitan menos de la leche y nosotros entregamos más.
“Para cumplir el plan de este año, de 90 mil litros, sembramos áreas de alimento animal en la cooperativa. Hay una superficie compacta que tiene 10 hectáreas de caña, además de tithonia y moringa, plantas proteicas que mezclamos con los otros alimentos”.
En la CPA también hay plantaciones de cultivos varios, especialmente viandas y hortalizas, y todo lo que se produce se le vende al Estado, tanto a la Empresa de Acopio como a Frutas Selectas y a varios organismos; entre ellos, Salud y Educación.
“Este es un trabajo de todos. En el organopónico tenemos a dos mujeres, a tiempo completo; pero, cuando se necesita algún apoyo, ahí estamos los demás. Lo mismo es para sembrar o limpiar que para recoger las producciones durante los picos de las cosechas.
“También de todos es la limpieza y el orden del barrio, especialmente del área donde están las oficinas de la cooperativa. Cuando hay alguien que está medio queriéndose olvidar de sus deberes, le tocamos la puerta y lo resuelve. Aquí no hay que decir las cosas a las personas.
“En su mayoría, los vecinos son trabajadores de la unidad y se han educado en esas normas, se han creado el hábito de mantener el entorno lo más limpio posible. Y es que la cooperativa es el alma de la comunidad y la razón de ser de la comunidad es la cooperativa”.
La “Alianza Obrero Campesina” garantiza cultivos de círculo corto para el autoabastecimiento de los cooperativistas, familiares y vecinos del asentamiento, mediante un punto de venta que se surte dos veces por semana y que responde a los buenos rendimientos de los campos.
“Aquí no nos podemos rendir y hay que pensar en soluciones que den más comida. Es lo que nos toca y lo cumplimos”.