Las Tunas.- Tengo el nudo y el asombro. Tu rostro, tus gestos, tus pisadas y esa voz moviendo los cristales del pasillo con la jarana suspendida y tu divina manía de ponernos a todos a correr con los planes de trabajo, las actualizaciones de Internet y el cierre.
Desde esta mañana soy un zombi y quiero escapar de la noticia. ¡Coño grandote, qué mala idea esta de perderte un viernes! Jamás ese periódico será igual. Eras el remanso y la tormenta. El amigo-jefe que te daba el hombro y la nalgada. El que era imposible maldecir ni ripostarle, aunque por dentro los "litigios" del acuerdo/desacuerdo nos fundieran.
En verdad que escribo y solo tengo tu sonrisa y tu mala palabra/no palabra con esa gracia solo tuya de que lo malo resultara dulce y se espantara el susto de los imprevistos. Ay Mastri, yo creía hasta hace unos horas que entendía a Alberto Cortés, y esa canción que nos parte en cicatrices... "cuando un amigo se va...". ¡Y mira que una lleva en el alma a tanta gente y sabe el peso en oro de lo que significa una amistad! Pero, Nano, compadre, es que de ti todo el mundo dice lo mismo... eres bueno...
Así, en presente.... eres bueno. No me atrevo a pensar en tu querida Viola... en Denes... en Liliana, en tu otra hermana... en tus sobrinos... en San Manuel... en la UPEC, en nuestra gente. No me atrevo, Nano. Esta es una de las tantas desgracias que jamás serán ajenas. ¿Sabes? Por primera vez me alegro de que ya ahorita me jubilo y que mis achaques me "liberen" de las reuniones de los lunes... P.... como dirías tú, entrar a ese salón y no encontrarte.