Leonel Palmero Rondón, para todos Palma

Las Tunas.- Tenía 14 años y estudiaba en la escuela especial Andrés Leyva cuando entró como aprendiz en la carpintería Libertad, de la Empresa Agroforestal de Las Tunas. Y desde entonces, se ha mantenido en ese centro donde ha echado su vida durante 38 años como estudiante y obrero.

“Desde un principio, en la escuela, me preguntaron qué especialidad me gustaría estudiar y yo siempre pensé en el aserrío, porque desde chiquito escuchaba hablar de él a un tío mío, y aquello me gustaba. Eso fue en septiembre de 1983... y hasta la fecha”.

Después de terminar su vida estudiantil, Leonel Palmero Rondón -para todos Palma- pasó a ser ayudante de carpintería y por su constancia y conocimientos se hizo carpintero; pero hace poco más de 10 años debutó como diabético y para protegerlo y evitar alguna herida, pasó nuevamente a ser ayudante. Se siente feliz con ello, porque le place todo de su trabajo.

“Compay, son tantas cosas que me gustan de la carpintería que no sé decirte cuál prefiero. De aquí me agrada todo y para mí siempre ha sido bueno y mis compañeros, de los mejores".

Palma es un ejemplo palpable de la Enseñanza Especial en Las Tunas. Aquel muchacho que creció en la carpintería aledaña al aserrío de la ciudad, es hoy uno de los obreros más queridos de allí, y 38 años después sigue con los mismos sueños y disfrutando su labor diaria dentro de un colectivo que se funde en un proyecto que lucha por servir al pueblo.

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