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Las Tunas.- La finca La Ana Rosa, en el sureño municipio de Amancio, pareciera sacada de una obra de arte, mas el ajetreo que se vive en sus dos caballerías de tierra hace posible la cosecha de cultivos varios entre los que sobresale el limón persa, producto que Las Tunas propone para el comercio exterior.

Sus protagonistas, el matrimonio integrado por Gustavo Adolfo Betancourt Reyes y Mairolys García Jiménez, coinciden en que la clave del éxito es el trabajo cotidiano en el campo, pues el propio Gustavo alega que en su opinión, ese es un problema que persiste en Cuba, el trabajo por campañas, y en La Ana Rosa se labora duro todos los días del año.

Cerca de mil matas de mango de la mejor clase, guayaba, un sembrado de fruta bomba perfectamente organizado, y algún que otro cultivo intercalado, como el plátano y el café, conforman las 26 hectáreas que ocupa el terreno de la finca familiar.

En el limón comencé hace aproximadamente 12 años, tras el paso de varios ciclones que acabaron con esta plantación en el territorio, y hasta la fecha hemos logrado desarrollar la variedad persa en una hectárea que ya está en producción y otra en preparación, dijo Betancourt Reyes a la Agencia Cubana de Noticias (ACN).

Yo soy un luchador diario, subrayó el licenciado en Biología que además tiene listas dos hectáreas para ampliar la siembra de guayaba, como parte del Proyecto IRES, encaminado a elevar la resiliencia climática en comunidades rurales del sur de Las Tunas, donde se encuentran tres de los siete municipios cubanos que mayor afectación poseen por este fenómeno natural.

La Empresa Integral Agropecuaria Agroint Las Tunas, convertida en entidad exportadora por excelencia en esta provincia del oriente cubano, apuesta por insertar en el comercio exterior el limón persa, proyecto en el que La Ana Rosa juega un rol decisivo.

En tal sentido, Mairolys García Jiménez significó la intención de seguir desarrollando este cultivo, una apuesta ambiciosa por las características y las exigencias que tiene esta plantación que hace ya algunos años, le impuso abandonar su vida profesional como bióloga marina y licenciada en Derecho para dedicarse por completo a la vida como productora campesina.

La Ana Rosa, con capacidad suficiente para la entrega y procesamiento de grandes volúmenes de mango, que en ocasiones se pierde por falta de materias primas como el azúcar, podría insertarse en un proyecto de Agroint y la Universidad de Las Tunas destinado al desarrollo de casas para la deshidratación de frutas para un mejor aprovechamiento y uso en el mercado internacional.

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