dia mundial audicion

Las Tunas.- El solo hecho de entrar a la habitación tiene un efecto doloroso. La televisión se escucha con el volumen por encima del punto 45, el abuelo de otra manera no oye nada. La música alcanza un tono superior, sobre todo si reproduce algún tema de Imagine Dragons. A la misma vez, los videojuegos también ostentan su potencia máxima. La cabecita revuelta convive cada día y sonríe en el mismo ambiente sonoro.

Fabián sufre una superexposición a los ruidos y lastimosamente su cuerpo empieza a rebelarse…

En casa nadie notó los primeros síntomas. Están acostumbrados a los altos decibeles, sobre todo su mamá, que es maestra en una escuela primaria y asegura que desde joven comenzó a hablar alto, tanto, que le cuesta alcanzar los tonos bajos.

Fabi cursa el quinto grado y está ronco todo el tiempo. En la escuela se comunica a gritos, en casa lo hace de igual manera. Para colmo, hace meses le regalaron unos audífonos y los trae irradiando melodías la mayor parte del tiempo. Recientemente le comentó a su tía doctora que cuando se los quita no escucha bien a los demás, tiene que pegarse a ellos para entenderlos. Ese mismo día comenzó en su hogar una forzosa descontaminación acústica.

Es una realidad que en Cuba los ruidos, ya sea música alta o de otra índole, matizan casi todos los recovecos transitados. De algún modo, nos hemos ido acostumbrando a tales excesos, pero cuidado con las “mutaciones” que vamos provocando en los más chicos, porque ellos aquí serían víctimas de la incivilización o el retroceso social.

A Fabi tanto ruido le provocó dolores de cabeza, falta de concentración y más. Todos hemos oído alguna vez que escuchar música con un volumen muy alto puede producir hipoacusia o sordera. Los expertos aseguran que aunque las consecuencias no sean siempre tan severas, sí puede desencadenar un daño al oído, sobre todo si nos ponemos auriculares. Fabi tristemente ahora lo sabe.

Resulta que dentro del oído tenemos unas células llamadas pilosas que juntas forman el nervio auditivo. Estas células se encargan de recoger las vibraciones que producen los sonidos y transmitir señales eléctricas al cerebro, que se encarga de analizarlas e identificar el tipo de sonido que estamos escuchando.

Para que estas señales eléctricas puedan llegar al cerebro están recubiertas por una capa de mielina que ayudará a transportar el mensaje al cerebro. El problema es que cuando escuchamos música alta o cualquier otro tipo de sonido fuerte las neuronas van perdiendo ese revestimiento.

Si esto ocurre, los mensajes eléctricos no pueden transportarse a través del nervio auditivo y nunca podremos identificar el sonido en el cerebro, o lo haríamos con mucha dificultad. Es como si desenganchásemos el cable del altavoz que va anclado a una computadora, por poner un ejemplo.

Investigaciones actuales han comprobado que las células pilosas pierden su mielina cuando los ruidos sobrepasan un volumen de 110 decibeles. Para hacernos una idea, el nivel medio de volumen de nuestro teléfono móvil es de aproximadamente 90 decibeles.

El problema principal es que la pérdida auditiva es indolora y se va acumulando con el tiempo, por lo que puede que no nos demos cuenta hasta que sea demasiado tarde. En realidad, escuchar la música alta con auriculares puede producir el mismo daño que el motor de un reactor o avión en pleno funcionamiento. (Esa comparación se la plantearon a Fabi).

Otras investigaciones han descubierto que este daño en el oído no tiene por qué ser permanente en todas las ocasiones. Después de aproximadamente tres meses de descanso, el nervio auditivo puede recuperar su mielina y estabilizarse de nuevo haciendo reversible el problema. Sin embargo, a veces es demasiado tarde porque el efecto es gradual y resulta más difícil darse cuenta a tiempo.

El 3 de Marzo se celebra el Día Mundial de la Audición, sirva esta efeméride para reflexionar en familia sobre un problema de salud que viene instalándose, contra toda lógica, en los retoños de la vida. Fabi ha comenzado nuevas rutinas, más saludables y a su modo de ver menos divertidas. Pero él ahora sabe que protege la maravillosa posibilidad de escuchar a su mami repetirle (todavía en un tono alto) que sus ojos guardan toda la alegría del hogar.

 

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar