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Las Tunas.- En el municipio de Puerto Padre, el pronóstico del tiempo no es una noticia más, es una responsabilidad que descansa sobre los hombros de quienes laboran en la Estación Meteorológica de esta localidad.

María Isabel Membrado Sánchez es la especialista principal de esta importante entidad del norteño territorio tunero. Desde allí, ella y su reducido equipo vigilan el cielo, miden la lluvia, analizan el viento y envían, cada tres horas, los datos que alimentan los pronósticos de la provincia y el país. Su trabajo se vuelve crucial cuando un huracán, como lo fue Melissa, amenaza la geografía cubana.estacion puerto padre las tunas dayana 2

"No todos tenemos la oportunidad de haber pasado por la carrera de Meteorología. En Puerto Padre, la formación ha sido un camino de aprendizaje continuo, cursos, adiestramientos y, sobre todo, la guía de un pilar fundamental.

"Tenemos un colega con 45 años ininterrumpidos de servicio. Esto demuestra que es una profesión compleja, pero muy bonita. La motivación por aprender no cesa, ni siquiera después de alcanzar la plaza de observador meteorológico", señala.

En esta entidad cuentan con los equipos necesarios para cumplir con su trabajo a cabalidad. "Tenemos un pluviógrafo y un pluviómetro para medir el agua caída, uno con gráficos, el otro con regla. También un anemorrumbógrafo que registra la fuerza y dirección del viento", explica con la certeza de que poseen buenos instrumentos, los cuales son la base de las observaciones que se transmiten al Departamento de Pronósticos.

Con el paso del huracán Melissa, la rutina se transformó y tuvieron que realizar un trabajo arduo, asegura María Isabel a los micrófonos de 26. "Con solo cuatro personas en lugar de las seis necesarias, las observaciones pasaron de realizarse cada tres horas a cada 60 minutos. Los vientos fuertes llegaron a impedir salir a tomar datos, mientras otros recibían llamadas por las tres líneas telefónicas disponibles.

"Durante el evento meteorológico, todo el personal permaneció albergado en la estación durante dos o tres días. Gracias a las condiciones brindadas por el Instituto de Meteorología, tenemos dormitorios con lo necesario para permanecer allí, todo para resistir. Los turnos se volvieron extenuantes, 24 horas de trabajo, 72 de descanso, hasta que volvimos a la normalidad".

La labor de los hombres y mujeres de la Estación Meteorológica de Puerto Padre, aunque a veces invisible, es esencial para la seguridad y la precisión de los pronósticos que guían a Cuba. En cada dato transmitido, hay una historia de resistencia, formación y entrega.

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