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"Amancio", Las Tunas.- La producción de alimentos sigue siendo prioridad en la implementación de la ciencia en el sector productivo. De ahí la importancia en estos tiempos de que desde la Universidad, a través del Proyecto de Innovación Agropecuaria y Local (PIAL), se promueven investigaciones aplicadas a la agricultura.

Este ambicioso movimiento, que ya pasa de la década, para contribuir a que la agricultura se convierta en la principal fuente de alimentación de los tuneros, apuesta entre sus principales objetivos por la sostenibilidad en la producción de simientes.

En más de 40 fincas, ubicadas en los ocho municipios de la provincia, el PIAL evalúa las semillas y luego escoge las variedades que rinden más y se adecuen a las condiciones climáticas del territorio. Posteriormente, las que se obtengan, serán diseminadas entre los productores tuneros.

prod semillas Amancio 2“Es una de las posibilidades creadas para alcanzar mayor solvencia de semillas, las cuales no solo serán con el fin de responder a las entregas productivas, sino también, para enfrentar adversidades tan comunes como la sequía, las plagas y las enfermedades”, enuncia la doctora en Ciencias Raquel Ruz Reyes, docente de la Universidad tunera y coordinadora del PIAL.

“El proyecto evalúa el desarrollo de estas simientes en cinco fincas de cada municipio, pero se implementa en muchos campesinos. Chequeamos, además, otros comportamientos como la diversidad de especies agrícolas y pecuarias, la economía, las producciones, la conservación del suelo y la disminución del impacto del cambio climático a través de prácticas a favor del medio ambiente”.

EL SURCO DICE LA ÚLTIMA PALABRA

En "Amancio", varias fincas respaldan algunos impactos, entre los que están la conservación de los alimentos y la diversificación de variedades. La finca La Gladys es una de ellas, allí tres generaciones se han entregado a la producción de alimentos: abuelo, hijos y nietos.

“En estas tierras hay condiciones para los cultivos varios -refiere Rafael Ferreiro Jerez, de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Lino Álvarez-. Tenemos 67 hectáreas en producción de maíz, frutas, yuca y otras viandas. Ahora contamos con ajonjolí, que lo vamos a sembrar para reproducir primero las semillas y después convertirlo en alimento cuando hagamos el aceite. Una idea que ya me tiene emocionado y a la que le pondré empeño”.

A esta opinión se suma su hijo David, quien refiere “además de mis frutales, logrado con semillas especiales de mamey, níspero, aguacate, cereza y otros tipos, con lo que más me gusta trabajar es con la producción porcina”.

prod semillas Amancio 5 Reynaldo es otro de los Ferreiro, quien demuestra que en la sangre está el amor por la tierra y el deseo de hacerla producir. “Mi fuerte es la producción de cultivos varios, aquí hay ganadería, aves, carneros, pero ver las semillas germinar y lograr resultados en las viandas, los granos y las frutas es lo que más me satisface como productor”.

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Un poco más alejado de estas tierras está en "Amancio" la finca Jerusalén, de Idalmis Rivero García, perteneciente a la CCS Mártires de Pino 3. A su cargo están las producciones de ajo y cebolla para lograr simientes y extenderlas a otros coterráneos. En sus nueve hectáreas, ocho de estas dedicadas a las siembras, tiene, igualmente, remolacha, zanahoria, tomate, yuca, lechuga y frijol. “Mi papá, desde pequeña, me enseñó a hacer lo correcto y a contribuir con lo que haga falta en mis producciones y así lo he hecho hasta hoy. Y fíjese si lo cumplo que ahora mismo tengo yuca para cosechar y ya la otra está sembrada, que se recogerá dentro de poco”, afirma .

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Si algo distingue a esta CCS es la finca La Camagüeyana, de Leonardo Díaz Pedroso. Su eficacia en las cosechas ha convertido sus tierras en una especie de laboratorio para estrenar y experimentar con nuevas semillas. Ahora mismo tiene en sus parcelas soya, área que pretende incrementar para repartir el surtido a los otros cosecheros.

De igual manera sucede con el frijol, cultivo en el que se atiende una variedad de la “Buena Ventura” y según el comportamiento hay posibilidades de su desarrollo en las condiciones amancieras.

DESDE LA ACADEMIA

El Centro Universitario Municipal (CUM), de esta demarcación, comanda de cerca tales empeños. El profesor de Riego y Drenaje en la carrera de Agronomía, Jorge Alfredo González Pérez, representa al PIAL en estos predios y contribuye desde las investigaciones al desarrollo agropecuario. “Lograr transformaciones que favorezcan un mejor desarrollo en los territorios a partir de las buenas prácticas agropecuarias, es de suma importancia.

“Brindamos nuevas herramientas de las que estamos necesitados en los sistemas de producciones agropecuarias, ya sean unidades organizativas estatales o particulares. En estas últimas se aplican mucho mejor cuando cada productor las emplea con un alto grado de conciencia, beneficiándose al multiplicar la cosecha y su economía”, explica el profesor.

semillas Amancio 2“Con estas estrategias los campesinos no tienen que esperar por la Empresa de Semillas, que muchas veces las entregan con retraso, por lo que hay que aprender a producirlas y posteriormente a conservarlas para disponer de ellas cuando se plazca”.

Asimismo, agrega Jorge Alfredo, “como Universidad estamos para evaluar la información técnica que necesita cualquiera de las variedades que nunca se habían plantado, con un manejo extensivo mediante días de campo para actualizar las mejoras que se están introduciendo, tanto por los instructivos, como por los resultados de los institutos de investigaciones.

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“Las fincas son también escuelas para estudiantes de la carrera de Agronomía, sus trabajos de diploma se evalúan con resultados agropecuarios. Estas tierras constituyen laboratorios de investigación, en las cuales se ha logrado un intercambio de saberes entre alumnos y productores, con el fin de que sepan cómo realizar la plantación de las variedades para efectuar los experimentos y evaluaciones”, detalló.

En estos tiempos difíciles, en los que la agricultura intenta producir bajo la incertidumbre de los insumos y las condiciones climáticas, se vuelve casi una tabla de salvación utilizar semillas de producción local. Sin dudas, resulta el camino más seguro para responder a las demandas productivas y contribuir a la tan necesaria soberanía alimentaria.

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