evolucionaA propósito de la Jornada por la No Violencia hacia la Mujer, que en esta ocasión hace énfasis en el acoso, 26 comparte las consideraciones de jóvenes tuneros al respecto.

“Empezó en los carnavales pasados. Yo salía con mi hermano pequeño y uno de los hombres de los carritos comenzó a meterse conmigo todo el tiempo, a veces lo hallaba en cualquier esquina. Pensé que cuando se acabaran las fiestas iba a dejar de molestarme, pero resulta que es de Las Tunas y sigo encontrándolo en el trayecto de la secundaria a la casa.
“Si ando con algún adulto no me dirige la palabra, pero si voy sola o con otras amiguitas empieza a decirme groserías, y que está enamorado de mí y que voy a ser suya; la verdad, me asusta mucho. Cuando lo veo a lo lejos cojo por otro lado y me escondo de él”. Estas son las vivencias de María Fernanda, una adolescente de 14 años.
Yaricel Puig, estomatóloga, afronta el mismo fenómeno, pero con más tranquilidad: “En la calle, algunos hombres expresan cosas bonitas y una sonríe, pero la mayoría suelen ser ofensivas. No me refiero a los jóvenes, he notado que los adultos y muy maduros son quienes más acosan a las mujeres, no respetan la profesión o mi bata. Y si le respondes, ahí es cuando brotan las barbaridades”.
“No sé por qué, pero ya casi una no escucha piropos agradables, los tradicionales que levantan el ánimo a cualquiera. Ahora lo que está de moda son las obscenidades y las insinuaciones de los pervertidos. Es como si ellos creyeran que dependemos de su aprobación, y que no somos más que un trozo de carne. Yo los ignoro, pero me preocupo porque a mi niña de 11 años ya le hacen comentarios inapropiados, y estoy segura de que no sabe cómo lidiar con eso”: confiesa Yamisleidis Ramírez.
Dargel Pérez, de 34 años asegura que no es de los que piropean y mucho menos de los acosadores. “Es cierto que el fenómeno resulta muy frecuente en Las Tunas y en Cuba –comenta-. Yo lo veo como una falta de respeto, pero sé que muchos tipos lo han hecho un hábito, sobre todo, si andan en grupos, ahí es cuando se envalentonan. En realidad no intentan ligar con nadie, porque evidentemente esa no sería la manera, es más bien un entretenimiento”.
“Lo primero es que no me gustaría que le gritaran cosas desagradables ni a mi mamá ni a mi pareja. Esa constituye la principal razón por la que yo no lo hago. Y no solo existe el acoso verbal porque he visto que con gestos también importunan a las jóvenes. En las fiestas, incluso, algunos aprovechan para tocarlas”, dice Rúber Leyva, profesor de Biología de 23 años.
Víctor y Brian son dos adolescentes que miran el fenómeno desde otras aristas: “Hay muchachitas que disfrutan oír esas cosas. Se ponen unos shores cacheteros y otras ropas provocativas, y cuando escuchan las ‘tallas’ se ríen. Meterse con las niñas a veces funciona, porque así saben que nos gustan y se van enamorando, aunque no siempre sucede así.
“Nosotros preferimos regalar flores para llamar la atención. Eso es clásico. Pero con las hembras nunca se sabe; muchas prefieren los regalos, invitaciones o citas. Lo que sí tenemos claro es que debemos respetarlas siempre”.
SI COCINAS COMO CAMINAS…
Sobre los piropos e, incluso, las insinuaciones más subidas de tono, las opiniones son muy variadas en el universo juvenil tunero. Hay quienes se han acostumbrado y lo ven como algo natural, y otras exigen el respeto. Justamente la campaña Evoluciona está centrada en los más jóvenes, por la posibilidad que tiene este grupo etario de asumir conductas alejadas del acoso.
Este fenómeno existe en nuestro medio y tiene sus expresiones en diferentes espacios (laboral, callejero…). Los piropos, por ejemplo, subsisten como parte de la cultura de la nación; el cubano es por excelencia un piropeador. Sin embargo, no es lo mismo el dirigido a exacerbar la belleza y la proyección de una mujer, que aquel irrespetuoso que lacera la integridad de la persona.
Danielle Laurencio, coordinadora de la Articulación Juvenil por la Equidad Social en la provincia, comenta que “el acoso en Cuba está normalizado en la conciencia de la gente como una tradición, una idiosincrasia, lo legitiman siglos de estereotipos y patrones sexistas y estereotipados.
“Muchas personas cuestionan el objetivo de la campaña porque consideran que arremete contra los piropos. Además, existe la creencia de que son necesarios para sentirnos bien, elevar la autoestima y que simplemente nos gusta. Y no es así. De ahí el auge de lemas como: ‘Mi cuerpo no quiere tu opinión’”.
“Durante un experimento social de la campaña -expone Laurencio- una mujer salió a las calles de La Habana a acosar a los hombres y obtuvimos varias conclusiones. Ellos dijeron que no es normal, sintieron miedo o manifestaron que ella estaba loca. Así, de una manera amena y desenfadada intentamos intercambiar los papeles para llevar tan importante mensaje”.
A LA SAGA DEL ACOSO
A consideración de la psicóloga Elia Marina Brito Hidalgo, el acoso es también una manifestación de violencia psicológica y puede ser preámbulo de cuestiones más serias. “No podemos olvidar que cada quien es único e irrepetible, y lo que para uno es bueno, quizás para otro no lo sea. Los halagos deben ser respetuosos y decirlos de la manera apropiada para no lastimar, herir ni desagradar a quienes van dirigidos”.
Respecto a las agresiones que sufren las féminas en nuestro entorno refiere: “Nos preocupa que a la consulta en el centro de salud mental Graciela Bustillo, los primeros y terceros viernes de cada mes, acuden, principalmente víctimas de maltratos psicológicos y abusos sexuales”, insiste.
Desde hace unos tres meses en ese centro, ubicado en la cabecera provincial, los jueves también funciona una consejería para tuneras violentadas. Recientemente en la calle Máximo Gómez, justo detrás del Centro Provincial de Higiene, Epidemiologia y Microbiología fue inaugurado un Observatorio, que no solo ofrece un acompañamiento desde la psicología, sino además, desde lo legal.
“Hace unos 15 años atrás, las afectadas por este flagelo provenían de un entorno familiar con un nivel cultural bajo y carencias materiales. Ahora no ocurre así. Las familias de las víctimas tienen un sustrato económico favorable y están integradas por profesionales”.
De manera que no son esos elementos los que condicionan o convierten a alguien en víctima de la violencia o victimario. “Hablamos de una problemática en la cual debemos insistir en su visualización y prevención. Eso se traduce en que podamos superar la cuestión cultural arraigada desde la construcción de las identidades de géneros, es decir, de lo que llamamos feminidades y masculinidades”.
EVOLUCIONA…
La campaña cubana por la no violencia Evoluciona, que se extenderá hasta el 2022, está sustentada en el imaginario social del control sobre el cuerpo y las relaciones sociales de las mujeres, y pretende mostrar al acoso como una forma de maltrato, visto desde el sentir de la que camina por nuestras calles y muchas veces decide cambiar de acera para no “tropezar” con palabras irrespetuosas.
En su segunda etapa, Evoluciona comenzará a trabajar en el mensaje “el control te atrasa”, que se enfoca en la dominación sobre las redes sociales, contraseñas de dispositivos móviles e, incluso, en la manera de vestir, tendencia muy común en las actuales generaciones.
Corresponde a la familia potenciar patrones positivos para los infantes desde las edades tempranas, enseñarles lo que está bien y lo que lacera. El acoso no es inofensivo, es inapropiado y perturbador para muchas mujeres. Este aprendizaje es la mejor estrategia para revertir a largo plazo otras situaciones de violencia.

 

 

 

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