
Las Tunas.- La Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas vive el ajetreo típico de septiembre. Los salones de clases en sus distintos escenarios abren las puertas a grupos muy heterogéneos de estudiantes, que aspiran a convertirse en profesionales de la Salud. A la par, un claustro altamente calificado de más de mil docentes redobla los esfuerzos.
Para la rectora, Enelis Reyes Reyes, el mes inicia también con muchos desafíos en el orden objetivo y subjetivo, todos supeditados a lograr la mejor formación de los jóvenes que, en un futuro, sostendrán los servicios de Salud en la provincia.
“Este es un curso que estará marcado por muchos retos -enfatiza la rectora. Por el momento histórico que vivimos, matizado por el déficit de electricidad, la escasez de combustible que afecta la transportación de estudiantes y profesores, y otras tantas adversidades sociales, se impone que contemplemos estrategias más flexibles, sin afectar la calidad del proceso docente.
“Desde ya hemos asegurado espacios en las bibliotecas para quienes deban estudiar y no puedan hacerlo en su casa por falta del fluido eléctrico. De igual modo, hemos gestionado una alimentación extra para los externos, de manera que reciban alimentos mientras necesiten estar en la institución. Queremos que utilicen los recursos de los que disponemos, nuestros laboratorios, por ejemplo. La sociedad vive tiempos complejos y la Universidad se mueve para favorecer a los suyos. Así queremos ver el proceso”.
Hasta el día 18 del mes en curso cargan con la meta de, en medio del panorama actual, alcanzar una retención satisfactoria de la matrícula, asegura la doctora Enelis.
“Tenemos la proyección de asumir más de 600 estudiantes en el año inicial y mantener una estabilidad de alrededor de cuatro mil en total, contando pregrado y posgrado. La experiencia del Colegio Universitario, por primera vez, también es una motivación extra, que nos muestra un mejor camino hacia la formación vocacional.
“Este año, además, nos hemos impuesto perfeccionar las estrategias metodológicas, que el claustro avance desde lo profesional y lo científico, porque es la única manera de garantizar rigor en la calidad de la docencia. Yo siempre digo que la retención de un estudiante parte de sus motivaciones y estas se nutren directamente de las clases que recibe. Y lo que queremos es motivar, mostrar un mundo que por sí solo es fascinante.
“Paralelamente, buscamos crecer con los doctorados en Ciencias, las maestrías, la categorización de los profesores. Esa tiene que ser nuestra intención y asumirla como una tendencia ascendente. Conocemos muy bien a nuestros docentes, sus probadas condiciones, pero algunos son de edad avanzada y se jubilan, así que el reemplazo debe garantizarse”.
En el ceño fruncido de la rectora están contenidos los escenarios docentes de los cinco hospitales de la provincia, 14 policlínicos y más de 400 consultorios médicos.
“Nos toca repensar el curso lectivo desde la objetividad y la empatía. Los jóvenes se parecen a su tiempo y algunos llegan con muchos deseos, pero otros lo hacen por la influencia familiar, más que por decisiones personales. Tenemos, entonces, el desafío de enamorarlos de las carreras médicas, que conllevan sacrificio, sensibilidad, que no son las mejor remuneradas, pero que aseguran la vida de un ser humano y eso es invaluable.
“No todo puede ser estudio, así que en este curso vamos a tener recreaciones sanas, actividades de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) dentro y fuera del recinto, espacios que los ayuden a crecer también desde lo cultural. Nos hemos planificado reabrir la Casa de la FEU; llevará recursos, pero nuestros jóvenes merecen lo mejor.
“Aspiramos a que la UCM se convierta en un hogar donde exploten sus potencialidades no solo en lo académico, también en lo artístico, deportivo, en lo personal. Si logramos acompañarlos en esos senderos, nuestra labor, seguro, fructificará”.

