Las Tunas.- Nunca he dejado de usar el nasobuco, tengo que protegerme porque trabajo donde frecuentan muchas personas, sostuvo el joven Keiler Nápoles tras conocer el incremento de casos afectados por la Covid-19 en Cuba.
Trabajador de la tienda de productos industriales El Telégrafo, en esta ciudad, Nápoles significó a la Agencia Cubana de Noticias que para él no es un sacrificio usar el nasobuco: ya estoy acostumbrado y no lo retiraré hasta que se elimine totalmente la pandemia.
Son muy justas las nuevas medidas de usar obligatoriamente la mascarilla en el transporte público y los círculos infantiles, pero le agregaría todos los lugares de concentración de personas, incluidas las colas y reuniones, añadió el dependiente, de 36 años de edad.
Varias son las personas que coinciden con Nápoles y ello se puede comprobar diariamente en el centro histórico de la ciudad de Las Tunas, donde son muchas, y de distintas edades, las que mantienen su protección, aunque otras siguen desafiando la enfermedad.
Y no solo la Covid-19, también hay que protegerse del catarro que está afectando a muchas familias, subrayó Emma Salazar, una mujer que no ha dejado de usar el nasobuco desde que comenzó el azote de la pandemia. (ACN)
