Poblado de Bartle.
Las Tunas.- Rolando Pérez Cutiño es fundador de la casa de cultura Anita Cruz Agüero, de Bartle. Cuenta que sus inicios rondan el año 1986, así que, con casi 40 años de trabajo por el arte en las comunidades, su voz se nos antoja perfecta para saludar, a través de ella, a quienes lo defienden desde ese sitio vital y al que es preciso volver la mirada, especialmente, en las jornadas de celebración por el 20 de Octubre.
“Soy de una familia de músicos y siempre hemos estado en diferentes actividades en el poblado, con agrupaciones de la localidad, estoy muy orgulloso de nuestra labor. Toco el saxofón en el grupo recién creado El Paletazo, y mantengo mi quehacer constante con dos conjuntos de aficionados; uno de la Asociación de Limitados Físico-Motores (Aclifim) y el otro de la ‘Anita Cruz’.
“El primero se llama Cuba Son; el segundo, Proyecto de Vida y está integrado por compañeros de la tercera edad. Con ambos he participado en festivales en Holguín, Guantánamo, Santiago de Cuba, La Habana y Pinar del Río, y los resultados han sido excelentes. Siento mucho orgullo de la entrega de cada uno de los miembros”.
Al escuchar de esos éxitos pocas veces se piensa en la fuerza descomunal de su sacrificio; y con el suyo, el de los tantos instructores diseminados por décadas en la geografía tunera, quienes, entre carencias, hacen del arte aficionado una verdad que transforma y enriquece los asentamientos.
“En los barrios participan niños, jóvenes y adultos, se comunican con nosotros, nos piden que les hagamos canciones y se vuelven protagonistas de muchos encuentros y citas. Pero está claro que en estos tiempos resulta un poco difícil por todos los problemas existentes.
“Sin embargo, nuestro espíritu es darle fuerzas al barrio. Y contamos con la Casa de Cultura que tiene gran potencial en sus unidades artísticas, con premios que destacan en la provincia.
“Nunca, cuando damos una actividad, participa el mismo talento; hay espacio para muchos y diversas maneras de asumir la creación”.
Es difícil andar por el entramado comunitario en Bartle y no conocer del desempeño de Cutiño. Cuentan que desde la infancia despertaron sus dotes de promotor cultural al natural, sin academia; y que pulir esos resortes lo ha convertido, al pasar de los años, en un indispensable.
Gente como él bien vale la pena escuchar el Día de la Cultura Nacional. Empeñados, que lo dan todo por sembrar la semilla de la sensibilidad en sitios rurales y lo han hecho por décadas, encumbrando con su trabajo lo mejor del sacrificio.
