Las Tunas.- Había leído antes algo de Jorge García Prieto (La Habana, Cuba, 1979), más conocido como Poe Cid. Pero no tuve que leer mucho para saberme ante un poeta completo. Su agudeza temática, esas metáforas salidas de quién sabe dónde, el juego de palabra- sinestesia- locura cuerda- fluido, tantas cosas, me reafirmaron estar ante un autor de necesaria búsqueda.
La confirmación llegó en la pasada Feria del Libro de Las Tunas, cuando vino junto a su musa Lely Carrasco (otro ser visceral y alado) a descoser desde el verso la compleja realidad que nos inunda. Que haya ganado el Concurso Nacional de Décima Escrita Cucalambé no me sorprende para nada. Hay títulos que, de cierta manera están dados desde antes en la conciencia colectiva, aún sin saberlo, aunque siempre es gratificante que un miembro del jurado a la altura de Carlos Esquivel (Premio de Poesía Nicolás Guillén) hable de una calidad hace rato no vista en certámenes literarios en Cuba y catalogue a su cuaderno Desheredades, entre los 26 presentados, con el calificativo "descomunal".
Sinérgico, como el seudónimo con el que presentó ese texto, marcha Poe Cid desheredado de muchas cosas (materiales quizás, o de otra índole), pero con una herencia de autores universales que inconscientemente le acompañan. Este poeta, artesano y promotor cultural en el 2020 quedó finalista en el Concurso Cucalambé, y el vaticinio de éxito que auguraba el ir por buen camino no hizo esperar su subida al podio. Ha llegado la hora de que todos vean al poeta -habanero, universal y nuestro-, que desde la humildad de saberse dueño de un agridulce oficio, revuelve las esencias de la vida misma.
Si al menos nos pusieran bien la liga
y el troquel mantuviera su estoicismo.
Si no se desmayara el heroísmo
y a ratos transfundieran la fatiga...
Con el pijama abierto por la viga
el sarpullido al aire, la dismnesia,
el tío electro shock, la hermana amnesia,
la madrastra incisión, la madre biopsia...
Si al menos (ya que es gratis) cada autopsia
se hiciera (en nuestro honor) con anestesia.
Ese es uno de los poemas de Poe Cid incluido en Desheredades. Desgarrador como todo lo que hace (porque quizás no encuentre otra manera). Le pregunto por WhatsApp qué sintió al saberse dueño de un lauro con olor a bardo supremo y él -nervioso aún por la noticia que no cree- responde: "Me resulta muy difícil describir las emociones que sentí y todavía siento. Desde la humildad siempre he tratado de honrar a mis mayores.
"Mi amor por la estrofa nació muy temprano, desde los tiempos en los que asistía al taller literario de Mercedes Melo Pereira, no solo una profesora, sino también una guía espiritual. Enfrentarse a nuevas lecturas, a nuevas concepciones de la décima, leer hasta el cansancio, hasta memorizar, emborronar cientos de cuartillas… ". Así se hizo camino hacia la luz inspiradora.
"Muchos de los autores que han obtenido con anterioridad este premio (ellos no sospechan cuánto) fueron verso a verso cambiando mi manera de mirar el mundo, cambiaron mi vida", confiesa con total sencillez, a pesar de tener publicados los libros Poemas subsidiados (La Pereza, USA, 2013), Errático animal (Montecallado, 2018) y El lado sano de la lágrima (Ediciones Laponia, USA, 2019), además de figurar en diversas antologías y revistas.
Sencillamente, se cree pequeño ante un mundo que lo sabe grande (él no sospecha cuánto), y eso habla mucho de su persona.
Me cuenta que el poemario ganador del "Cucalambé" se mueve en el registro de los temas sociales y familiares. "Lo concebí como un paseo, donde el sujeto lírico, un hombre de estos tiempos caóticos, llenos de dudas, de gritos al vacío, va mirando su vida frente a diversos escenarios. Forma parte de una trilogía: Heredades (Premio Loynaz 2022), Desheredades, y Otras heredades, todos cantados desde la cotidianidad y a pie, tratando de sentir más la tierra que el cielo.
"Fue un jurado de lujo el de la reciente competición literaria, compuesto por tres grandes de nuestras letras (Jesús David Curbelo, Carlos Esquivel y Roberto Manzano), lo cual hace que se reafirme aún más en mí la vocación de aprendiz eterno y eso de seguir creyendo en algo que alguna vez le escuché decir a Manzano: 'La poesía es nuestra última trinchera'", afirma Poe Cid.
Jorge García Prieto dirigió el Taller Literario Municipal de Arroyo Naranjo y ha obtenido diversos lauros en certámenes literarios, entre los que se encuentran el "Manuel Cofiño" en el 2007, un segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía Rafaela Chacón Nardi en el 2007, el Premio Nacional de Décima Escrita Francisco Riverón Hernández en el 2017, ser finalista del "David" en el 2012, ostentar el "Ciudad del Che", desde el 2022, y merecer el "Hermanos Loynaz", también en ese último calendario.
Leer al joven con seudónimo que nos remite a uno de los grandes héroes de España (El Cid Campeador), a alguien que escribió un poema llamado El cuervo (Edgar Allan Poe) y hasta en el inicio de las tres primeras vocales del vocablo poesía es leer en la piel humana esos tatuajes que deja el paso del tiempo en el papiro del alma. Simplemente, el proceso se torna un viaje al interior del ser humano, sin máscaras, sin miedo.
