Las Tunas.- Nuestra provincia, al ser netamente agrícola, acuna a varias familias campesinas. Esto, unido a la institucionalización de la cultura y otros factores, ha creado las bases para que, de generación en generación, se transmitan conocimientos artesanales en diferentes comunidades. En el sur de la tierra de Vicente García, por ejemplo, se consolida esta dinámica (en yarey, anacahuita y guaniquiqui, fundamentalmente), que contribuyen -además- a la fijación de nuestra identidad.
La filial tunera del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) -según datos publicados en su página web- ha aglutinado sabiamente a más de 300 creadores experimentados en el trabajo con fibra, piel, madera, cerámica y otros materiales, insertándose en los más importantes eventos comerciales de nuestro país, además de las actividades del patio.
La provincia ha sido reconocida por la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) a nivel nacional y por el Centro Nacional de Artesanía, debido a creaciones de este tipo con carácter utilitario, en las que resalta fundamentalmente la cestería. Asimismo, han alcanzado gran prestigio los tejidos en fibra que desde aquí se generan en la Feria Internacional de Artesanía de La Habana (Fiart).
En el 2019, por ejemplo, Pabexpo contó durante la Feria Nacional de Artesanía Arte para Mamá con una muestra significativa de confecciones tuneras, donde sobresalió la cestería tejida en fibra natural, producto líder de este territorio y garante de importantes premios nacionales e internacionales.
Más atrás en el tiempo, en el 2007, la familia López Proenza obtuvo el Sello de la Excelencia Artesanal, que concede la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), mientras que la familia Martínez Plaza mereció el Premio Fiart.
Igualmente, la tristemente fallecida Petronila Escobar Mayo (tejedora de fibras de yarey) conquistó el Premio Nacional de Artesanía por la Obra de la Vida. Todos ellos han dejado huellas en la cestería.
Otro apartado en el que los hacedores locales se destacan es en la fabricación de muebles, donde figuran juegos de sala y de comedor, las llamadas parrillas, barras y más artículos. La familia Martínez Plaza, de Puerto Padre, ha sido una de las que ha abrazado este oficio, con una singular simbiosis entre lo tradicional y contemporáneo.
Diferentes integrantes de árboles genealógicos en el Balcón de Oriente han cultivado esa vertiente. Se trata de grupos consanguíneos al estilo de los Andrés Figueredo, los Sánchez Estrabao y el Proyecto Rotoca, con un tratamiento que incluye la madera y el metal. Mientras, la fibra natural ha seducido producciones de autores como Arnaldo Cortés y Alexander Milanés.
Asimismo, han resultado significativos los diseños textiles de Lourdes Alejandra, los candelabros de Luis Delgado y trabajos en pieles de hacedores como los del Proyecto Triple A.
Las losas coloniales también encuentran defensores en esta oriental provincia, a través de Artesanías Vargas, y otros artífices. Esa cofradía, por ejemplo, reanimó el hotel Bahía del Almirante, ubicado en Gibara, Holguín.
El grupo Entre Manos (de la casa de cultura Tomasa Varona), el Proyecto El Callejón de la Ceiba y otros similares diseminados en los territorios han apostado por defender la artesanía, con protagonismo aficionado. Sin embargo, siento que podemos hacer más para aglutinar y visibilizar la obra que en esa materia se genera en estos lares, empezando por apoyar mejor a los artistas aficionados, así como descubrir y sumar a cultores desconocidos.
El recientemente desarrollado Salón Nacional de Paisaje, Décima Ilustrada y Artesanía Popular demostró una variedad temática, estilística y en cuanto a materiales en esa vertiente, acogiendo muñequerías, tejidos (a croché, en yarey, en guaniquiqui...) y más. Allí resultaron laureados autores como Liliana Machado Galván, Margarita Ayala Conde, Luis Mario Milanés Casas, Mirtha Zayas Montero, Yaxzandro Cuba Amador y Érika Leyva.
Esta expresión artística ha demostrado ser fortaleza en estos predios y por ello amerita de una mirada multidisciplinaria -y desde la provincia toda- para darle el valor que merece. Hablamos de cultura, de una herencia identitaria.
ALGUNOS EXPONENTES
Teresa Escalona es miembro del ACAA y una artesana consagrada de estos predios, exponente indispensable de la Jornada Cucalambeana y otras citas que abrazan las manualidades. Hablar con ella es encontrarse ante una creadora completa, pues -a pesar de su probado dominio de diferentes técnicas- se supera y explora nuevos senderos de inspiración.
Junto a colegas de ese oficio la encontré recientemente en El Cornito durante la Fiesta Suprema del Campesinado Cubano, y me quedé pensando en cuántas deudas tenemos todavía en materia de honrar a una modalidad artística que ha matizado la cultura en esta provincia, por generaciones y desde los diferentes municipios.
Ella reafirmó a 26 la permanencia aquí de una labor variada en cuanto a estilos y técnicas. "Hemos avanzado en el tejido, especialmente en el croché. Con gestiones propias suplimos la falta de hilo. En mi caso, me he dedicado más a hacer el amigurumi (tendencia japonesa a tejer pequeños muñecos mediante el croché o ganchillo), obras que se hacen especialmente para los niños y con ellos se sienten protegidos.
"También estoy haciendo artesanías vudú, accesorios que se utilizan en la Halloween Night o en la Fiesta de Muertos en México. Aunque soy de creencia cristiana, los hago porque apuesto por la cultura general y también para ampliar mis horizontes. Además, si nosotros no nos empapamos de la cultura de otros países, nos aislamos", afirmó.
Me cuenta que, aunque el Proyecto El Callejón de La Ceiba no está tan activo como antes, sus integrantes sí se mantienen creando y se presentan en algún que otro escenario. Autoras como Mirtha Zayas, Teresa Palomo, Gladys Fonseca y ella con frecuencia comparten creaciones en el portal del Centro Provincial de Artes Plásticas.
"Como tenemos accesorios para usar en la playa, queremos hacer un convenio con las autoridades de Campismo para llevar nuestras creaciones hacia las bases de ese sector existentes en la provincia", agrega.
Por aquello que dice que "honrar, honra", me menciona a Liliana Machado Galván, aspirante a la ACAA, que fue premio con una muñeca en el Salón Nacional de Paisaje, Décima Ilustrada y Artesanía Popular, y a Mirtha Zayas, que obtuvo mención. Me habla de Ismarys Milanés, miembro de la ACAA, que podemos encontrar en la Plaza Cultural de Las Tunas en un quiosko fijo. Y de cómo Baire Cartaya, presidente de la Brigada de Instructores de Arte José Martí en la provincia, trabaja el tejido de yarey, y también de otros tantos colegas.
EL RELEVO
Potenciar en las nuevas generaciones el cultivo de esta práctica es garantía para el futuro. Entre los jóvenes que han sido atrapados por la magia de la artesanía figuran Érika Leyva Escanio (16 años de edad) y Yaxzandro Cuba Amador (15 años), premiados en el Salón Nacional de Paisaje, Décima Ilustrada y Artesanía Popular 2023.
Ellos son de la comunidad de Barranca y llegaron a la manifestación tras los pasos de su abuelo Orlando Bárzaga Gamboa. "Es un oficio sano. Hacemos carteras, sombreros, maletines, gorras... Empezamos recientemente, pero desde chiquitos acompañábamos a nuestro abuelo en la Cucalambeana y otros eventos. De hecho, en su finalizada edición participamos por primera vez como aficionados, aunque previamente nos habíamos presentado en fiestas comunitarias", afirma él.
"Obtener un premio en nuestra primera Cucalambeana, donde participaron más de 30 artesanos consagrados de la provincia, es algo verdaderamente grande. Estamos felices", afirma ella.
Ambos trabajan con fibras de la oba o malangueta, planta acuática abundante en los embalses de la provincia. De hecho, allí en Barranca ha existido tradición de realizar artículos con ese material, dígase portavasos, pamelas, carteras de mujer, mochilas, doiles y mantas de playa.
REFLEXIÓN
A más de 25 años de cultivar la artesanía, Teresa Escalona recomienda a los organizadores de la Jornada Cucalambeana potenciar esta modalidad dentro de los marcos del evento. Básicamente, "que se le de un poquito más de apoyo a sus exponentes, desde la espiritualidad y la atención persona a persona. Y no solamente en esa cita, pues fuera bueno que se realizaran otros eventos que incluyan esta expresión artística durante todo el año, por ejemplo, un concurso que favorezca el intercambio de experiencias", apuntó.
La casa de cultura Tomasa Varona posee un espacio fijo una vez al mes (los terceros sábados) que le permite al Movimiento de Artistas Aficionados y algunos invitados exhibir diferentes creaciones desde el portal de esa institución. Según Teresa, durante estos meses de vacaciones, se prevé que la iniciativa se extienda a cada jueves, viernes y sábado.
Por otro lado, Niurka Casanova, instructora de Artes Visuales de esa institución y una de las líderes de la invitación mencionada, recomienda apoyar desde lo económico la implementación de cursos para personas interesadas, pues "el personal calificado está disponible, pero -con los precios actuales- sería injusto pagarle menos de lo que merecen tales enseñanzas".
Si bien es cierto que la Plaza Cultural de Las Tunas posee un espacio fijo, con varios stands, donde creadores diversos comparten sus frutos con estética apreciable, que las ferias provinciales Arte para Mamá y Arte para Papá expenden diferentes artículos a la población durante algunos días al año con precios accesibles, que la galería Fayad Jamís y la filial tunera del FCBC exhiben muestras variopintas, que la sede tunera de la ACAA -desde principios de los años 90'- promociona el quehacer de exponentes de la manifestación e instituciones como la unidad empresarial de base (UEB) Industria Artesanía Vascal, del municipio cabecera, han realizado acciones para rescatar producciones a partir de recursos del territorio, aún resultan insuficientes para visibilizar el espectro que en materia de artesanía posee la provincia.
Las potencialidades existentes en este apartado -considero- deberían estudiarse e incluirse más en los programas de desarrollo local, pues no solo hablamos de objetos artísticos, útiles y decorativos, sino también de una fuente de ingresos viable, que pudiera aportar mucho más a la economía del territorio, si se impulsan -además- bajo la égida de las autoridades gubernamentales, máxime cuando vivimos en una provincia deficitaria y estos creadores mayormente se autogestionan sus producciones.
Apoyar, desde acciones como las mencionadas, a quienes "convierten en milagro el barro" (y otros materiales), es agradecer el trabajo de personas como la señora Margarita Ayala Conde, quien -con 78 calendarios- fue laureada en el Salón Nacional de Paisaje, Décima Ilustrada y Artesanía Popular 2023, ostenta el Premio Memoria Viva y lleva más de 50 años cultivando esta vertiente artística. Ella, experimentada en el tejido a croché, miñardí, frivolité, los puntos llama y cruz, y todo lo que realice con agujas para este tipo de labor, afirma con sonrisa radiante: "La artesanía es mi vida". Cuidemos eso. Fidel dijo que la cultura es lo primero que hay que salvar.