Las Tunas.- Bajo el nombre de Lunes crítico y la conducción del escritor Abel Guelmes Roblejo nació esta semana un espacio que persigue realizar una mirada aguda a la cultura, especialmente a la emanada del Balcón de Oriente, con la participación de intelectuales, literatos y otros creadores.
Según su anfitrión, la cita se desarrollará una vez al mes (el segundo lunes), con carácter itinerante, y pretende potenciar el diálogo constructivo en torno a diferentes tópicos relacionados con el sector, siempre desde el respeto al criterio ajeno. El día escogido responde al hecho de que este, en comparación con los restantes, estaba más desprotegido en materia de programación, y la ideadora del título de la propuesta fue la maestra concertista Elvira Skourtis.
En su primer capítulo, la peña -acaecida en la Casa del Joven Creador- tuvo por invitados al intelectual Carlos Tamayo, a la joven escritora Mailín Castro Suárez, jefa de la filial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Contramaestre, Santiago de Cuba, así como a los músicos Ramón Carlos Leyva y Amaury del Río. Ellos disertaron sobre por qué usualmente los creadores encuentran más oportunidades profesionales en otras provincias, a diferencia de su propia tierra.
La crítica de arte Iris Cruz, parte del auditorio, expresó en la red social Facebook: "El escritor habanero Abel Guelmes Roblejo, radicado en Las Tunas, sabe los vericuetos de integrarse a otros públicos y sutilmente se ha colado en algunas 'soledades' que son visibles en la cultura local: la literatura de fantasía y ciencia ficción, la crítica literaria y artística, más el hecho de dejar su línea de pensamiento como constancia. La primera edición de Lunes crítico viene con un engranaje perfecto, promoción gráfica y conceptual".
En cuanto al debate propiamente dicho, los protagonistas enfatizaron en cuestiones como la necesidad de una mayor promoción, empezando por los propios autores, y de ocuparse de la creación, consciente de los complejos procesos circundantes.
Al decir de Carlos Tamayo, es posible derribar el mito del fatalismo geográfico y ser profeta en su tierra, como demostró -por ejemplo- el tunero Guillermo Vidal Ortiz, quien revolucionó la narrativa cubana del siglo XX, sin abandonar nunca su localidad. Para ello, el acucioso investigador y promotor cultural recomendó romper con ese bloqueo interno que tiene cada creador y buscar estrategias para visibilizar la obra, más allá del aparataje institucional.
También se refirió a cómo la corrupción invade zonas que deberían signarse por la ética como los propios concursos y a cómo, por culpa del fatalismo geográfico (aparentemente de moda), escritores con una obra meritoria son excluidos de actividades que se acometen en su mismo territorio, mal que no es característico de la tierra de Vicente García. Mailín Castro, por ejemplo, no fue invitada a la Feria del Libro de Santiago de Cuba y sí a la de otras provincias.
Los otros invitados, en cambio, añadieron otros bloqueos relacionadas con cuestiones inherentes a la necesidad de una mejor distribución del presupuesto en consonancia con las jerarquías del sector y de una programación que no desatienda a algunos conjuntos. Asuntos sensibles como estos -coincidieron los participantes- desmotivan a los artistas y pueden acarrear notables consecuencias para la creación, además de restar opciones al público.
Por razones como estas, según Ramón Carlos Leyva, el prestigioso grupo de rock Olimpo solo toca una vez cada dos meses y la orquesta de guitarras Isaac Nicola (con una calidad reconocida por maestros como Leo Brouwer y Jesús Ortega) no está siendo validada con justicia ni en cuanto a presentación ni en comercialización a tono con su nivel.
Estos y otros tópicos asomaron en el primer capítulo de Lunes crítico, que abrió con la interpretación del tercer movimiento de Claro de luna, de Beethoven, por Ramón Carlos Leyva, y cerró en la voz de Amaury de Río, quien compartió el tema Para mañana, de su autoría, con el acompañamiento del cuarteto de guitarras Sultasto.
Tristemente, no asistieron los directivos del sector invitados, desaprovechando una excelente oportunidad para conocer el estado de la creación en Las Tunas y esos complejos intersticios que le mueven. La crítica no es cuestión de un día, pero Lunes crítico resume el sentir de una semana, un mes y, como máquina del tiempo, viaja al pasado, analiza el presente y contribuye a arreglar las luces en ese semáforo impredecible del futuro.
