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Las Tunas.- Se acerca la Jornada Cucalambeana. Nuestro Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé) llegará a su 195 cumpleaños. Y digo "llegará" porque el bardo tunero vive multiplicado en cientos de rapsodas que, habiendo bebido de la fuente de su poesía, lo reverencian desde diferentes estilos. Pero, más allá de su onomástico, se impone pensar desde ya algunas cuestiones que ameritan de una mirada diferente hacia la Fiesta Suprema del Campesinado Cubano, por celebrarse entre el 28 de junio y el 2 de julio, ese guateque en su honor.

Hace unos meses, durante la pasada asamblea de balance de la Dirección Provincial de Cultura, la viceministra del ramo Lizzete Martínez Luzardo anunció que existe una proyección ministerial encaminada a que nuestro evento adquiera verdaderamente un carácter nacional, con la replicación de esta cita en las demás provincias, pues hay conciencia de su importancia en la defensa de nuestras tradiciones campesinas y la cubanía, en general.

cucalambeanatunas1La noticia ha despertado aquí alegría en los amantes de la idiosincrasia, pero también cierta preocupación porque -como escuché a alguien- "si no fortalecemos nuestro festejo, algún día podría alguno de los homólogos tomar su lugar". En mi opinión, que el jolgorio ocupe en un futuro inmediato un sitio preponderante en el mapa nacional es un logro. Además, hay provincias con un quehacer artístico destacado en lo tradicional como Mayabeque y, no por eso, necesariamente perdemos luz. Sin embargo, más que preocuparse, la cuestión es de ocuparse; este es un asunto colectivo, pues se trata de nuestra identidad. Ante todo, es válido destacar que -desde hace mucho tiempo- la Jornada Cucalambeana pide a gritos una alianza multisectorial. A nivel de provincia, debe existir conciencia de que este es el evento cultural más importante de Las Tunas y, por ello, todos los esfuerzos deben concretarse a su alrededor. Pienso, por ejemplo, en los escasos alimentos y precios exorbitantes que matizaron su pasado capítulo, cuando debieran -por lógica- estar más involucradas la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y entidades semejantes. Sé de la escasez de combustible y la difícil situación por la que atraviesa el país, pero -para no desperdiciar tiempo, talento y recursos- debemos asegurar -al menos en lo elemental- la transportación del pueblo hacia los predios de El Cornito porque, amén de que algunas actividades se realicen en la ciudad cabecera, sin público las actuaciones no cumplen su objetivo. Asuntos logísticos como este van más allá del sector cultural, de ahí el necesario apoyo de las autoridades partidistas y gubernamentales. No olvidemos tampoco que siempre nos visitan prestigiosas figuras del campo de la cultura e, incluso, de la diplomacia. Esa es también nuestra imagen ante el mundo.cucalambeanatunas11

Sin conocer aún detalles organizativos de este guateque, imagino de antemano que será compleja la cuestión de hospedaje, al menos en El Cornito, pues sus cabañas muestran enorme grado de deterioro. Ese tópico en particular debería revisarse más allá del evento. Qué lástima que dejemos perder un campestre con tantas potencialidades por explotar. Incluso, el enclave (favorecido por la cercanía de instituciones como el Jardín Botánico, el Parque Zoológico y la Pista de Motocross) podría formar parte de una ruta patrimonial sistemática.

En general, organizar un evento de esta envergadura nunca es fácil, de ahí lo útil de revisar anteriores ediciones; especialmente, se deben repensar las deudas por saldar en materia organizativa, de gestión y planificación. Toda obra humana es perfectible. Hablar de identidad sociocultural es también hablar de sentido de pertenencia y, por ello, tampoco deben olvidarse ciertas áreas que últimamente han quedado en desventaja respecto a otras. Es el caso de la zona de los juegos tradicionales, donde cada vez participan menos jinetes.

Además, por la riqueza de todas estas expresiones, normalmente se pueden fusionar. Por ejemplo, Las Tunas dispone de pintores paisajistas que, si se les aseguraran las condiciones mínimas, podrían pintar in situ, mientras un poeta repentista improvisa sobre su creación, y así podría funcionar ante un plato tradicional.

Los artesanos, por su parte, pudieran realizar objetos con fragmentos de décimas, la imagen de El Cucalambé o cuestiones semejantes. También podría incluirse un espacio que vislumbre conocimientos inherentes a la Medicina Natural y Tradicional, cultores hay suficientes.

Por otro lado, no deben olvidarse las redes sociales, los audiovisuales y otras plataformas útiles para visibilizar la cita. Además de evitar que no se ponga música demasiado alejada de lo tradicional en un contexto que no es para ello, así como que haya armonía entre las actividades programadas. Cuidar los gustos de los públicos es importante, pero educar el consumo cultural también. Recuerdo una frase que leí del maestro Leo Brouwer: "Pueden actuar mal los hombres de la cultura y quienes se forman con ella. Se obra mal cuando se hace concesiones a ideas que no son pura comunicación de calidad".

Otra cosa, debemos cuidar más los detalles; la cultura es simbólica por antonomasia. Recientemente, una foto de la carreta de madera ubicada cerca del área donde se hace el Catauro de la Décima mostraba una imagen deplorable en Internet. Y, por más que la misma no sea del siglo XIX, forma parte del imaginario en torno al lugar, desde que se colocó como ornamento.

Vamos a enaltecer ese "sol del mundo moral" al que se refería Cintio Vitier cuando hablaba de cultura. Hagamos una cita superior, digna de perpetuarse. El mayor poeta bucólico del siglo XIX lo merece y nuestra tradición también.

 

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