Las Tunas.- Ya navega en las plataformas digitales de 26 el suplemento cultural Matarile. Un proyecto largamente acariciado, fruto del empeño aglutinador de nuestro equipo editorial y que tiene, entre sus más apasionadas defensoras a Zucel de la Peña Mora, editora creativa de nuestro Periódico.
Ella lo define como un “hijo que nace” y ante cualquier duda deja claro que visibilizar y problematizar serán apuestas constantes de cada una de las ediciones que, con absoluta puntualidad, el equipo de 26 pondrá a disposición de los lectores cada cuatro meses.
Ya a nuestro medio le había nacido antes una publicación parecida, se llamó Quehacer y circuló, incluso con una sustanciosa versión impresa, desde 1987 hasta el 2000, año en que se convirtió en revista y dejó de pertenecer a este órgano de prensa.
Matarile es trabajo de mucha gente. Y cuando se hace así, desde todos, te encuentras diversos nombres para agradecer tras el añorado nacimiento. En primer lugar, a la familia de Guillermo Vidal, especialmente a su viuda, cómplice discreta del sueño de utilizar el título de la novela voraz que nos descubrió al Toño para dar nombre al suplemento. Matarile es un homenaje al autor y este primer número, casi en su totalidad, está dedicado a él y a los ecos de su obra que nos alcanzan.
Están aquí los frutos de las alianzas que nos juntan más ahora con la Dirección Provincial de Cultura y también (afortunados que somos), anda la mirada inteligente de nuestro asesor principal, Carlos Esquivel Guerra. Igualmente, vital para este alumbramiento, se "respira" el talento y el sello auténtico de Reynaldo López Peña, que nos entregó el diseño, la paciencia, el domingo y hasta, no lo dudamos, algún desvelo de madrugada.
Agradecemos la lectura atinada de Marilú Hernández Guerrero, a la que robamos, de seguro, algún ratico de sueño; la contraportada sensible de Antoms, nacida tras una incursión atípica con luces de celular, y también, a cada uno de los autores y amigos convocados, gente que se ha dado al sueño, como el poeta: “a mano y sin permiso”. Bien lo sabe la escritora María Liliana Celorrio, que solo hubo que mencionarle la idea para que quisiera colaborar.
En este número fundador destaca entre las propuestas el primer capítulo de la novela inédita de Vidal, Todas las noches y algo más (Evocación de un crimen), que está en proceso de edición por la Sanlope y llegó a nosotros tras la idea expresa de Carlos Tamayo y la cortesía de la editorial.
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