Las Tunas.- Las ya cercanas celebraciones por el Día Mundial del Medio Ambiente que tendrán su epicentro en la República de Corea retoman, como tema fundamental, la necesidad de la erradicación de la contaminación por plástico.
El asunto, que puede parecer lejano o "exagerado" ante el desconocimiento, reviste una importancia trascendental porque estamos rodeados de plástico por todas partes, carentes (al menos en América Latina) de políticas efectivas y amigables con el ambiente en este particular, mientras vemos aflorar investigaciones recientes sobre su impacto en la calidad de vida de hombres y mujeres hoy.
De eso conversamos con el doctor Alejandro Mestre Barroso, principal especialista en Toxicología de la provincia. "El plástico está por todas partes. Sus características físicas y químicas hacen que, por ser muy moldeable, se pueda emplear en muchas cosas que van desde sillas, mesas, vasos, tuberías, y un sinfín de usos.
"Dicen que comenzó a utilizarse a través de un concurso que se hizo en los Estados Unidos para eliminar las bolas de billar, que antes eran de marfil. Allí presentaron un primer polímero derivado de él y, a partir de entonces, comenzaron a surgir otros y a hacerse sumamente popular.
"Luego, dependiendo del tipo de degradación, se ha ido determinando para qué pueden ser utilizados; en correspondencia con eso, se define la toxicidad que tienen para el ser humano y el ambiente.
"Las clasificaciones (ver infografía) van desde el 1 hasta el 7. Cada una de ellas encierra sustancias químicas que, al interactuar con el medio, pueden ser extremadamente dañinas para la salud. Y, si bien eso se sospechaba, hasta hace muy poco tiempo el ser humano no contaba con las técnicas científicas necesarias para determinar la interrelación del plástico y la enfermedad".
El doctor Alejandro afirma que en Asia se han centrado los principales estudios sobre el recurso y sus efectos; y dijo que allí y en Europa han logrado mayor impacto las regulaciones dictadas para revertir su presencia.
También aclaró que no pueden circunscribirse los saberes a los componentes del plástico, sino que se impone atender sus procesos de degradación y el intercambio sintético que transcurre mientras pasa por diferentes etapas, y se convierte en microplásticos y nanopartículas.
"Hasta el año 2023 se pensaba que ese microplástico entraba al sistema digestivo y después lo defecábamos, pero una investigación realizada en China ese año encontró restos en el tejido pulmonar, por ejemplo.
"Unos meses después se hizo un estudio de placas de ateroma en el sistema cardiovascular y resulta que el 45 por ciento tenía plástico; y de ese porciento, el 35 de toda la placa era microplástico. Así quedó confirmado que entra al torrente sanguíneo y, desde ahí, se distribuye por todo el organismo.
"Se ha encontrado su presencia a nivel cerebral, digestivo y eso ha abierto el debate sobre la correlación de la presencia de estos plásticos en los órganos diana y el aumento de enfermedades neurodegenerativas, oncoproliferativas, inmunodepresoras.
"Y no solo eso. Hasta hace muy poco se pensaba que las micro y las nanopartículas de plástico no entraban al sistema de las plantas, hasta estudios recientes que demuestran que afecta la capacidad de fotosíntesis; pueden entrar, además, por sus raíces y también por las hojas.
"Las consecuencias son evidentes, crecen menos y afectan a plantas. Eso significa que puede verse afectada la reproducción, por ejemplo, del maíz, el arroz y otros afines entre un cuatro y un 14 por ciento, lo que significaría alrededor de 17 mil millones de toneladas de esas producciones en el mundo".
Por si fuera poco, estudios afirman que una persona promedio ingiere el equivalente a una tarjeta de crédito de plástico a la semana. En Cuba, un país de valioso arsenal científico, pero bloqueado, atravesando una crisis sin precedentes en su historia revolucionaria y en medio del rigor del Tercer Mundo, a este tema le surgen entramados muy singulares.
"En nuestra región países como Argentina y Chile ya abogan por la sustitución del plástico de un solo uso (1). En Cuba, que tiene sus metas de desarrollo bien trazadas hasta el 2030, también se defiende reducir y/o eliminar el plástico de esa clasificación; ahí surge la necesidad de encontrar un sustituto que sea amigable con el ambiente, biodegradable".
El galeno habla de la necesidad de concientizar sobre estos tópicos y hacer del conocimiento el arma más poderosa por la vida. Dice que todos somos responsables y que nadie debe quedar fuera, ni siquiera los llamados plastiqueros, quienes están, a juicio de muchos, en el centro del debate.
"Ellos resuelven un problema, porque evitan que ese plástico que ya fue desechado vuelva a los vertederos, y le dan valor de uso. No son el enemigo, lo que tenemos que hacer es crear cultura dentro de ellos y redireccionar su cometido.
"Mejor que los vasos y los juguetes es que se dediquen a lo que se llama ecomadera u otros fines decorativos, a hacer guardafangos para las motorinas, por ejemplo, y enseres de este perfil.
"El proceso de fabricación que estas personas emplean es muy complejo, porque lo que hacen es triturar los plásticos en espacios abiertos, donde hay circulación de aire, pero, mientras fabrican, vierten microsustancias al medio; por lo tanto, son un foco de contaminación ambiental y también laboral porque, mientras trabajan, están inhalando y absorbiendo por todas las vías las micropartículas.
"A partir de ahí reutilizan esa preparación como un objeto moldeable, a temperaturas que no siempre son constantes, los ponen en moldes y luego los sacan. Ahí sucede una reacción química que puede hacer surgir nuevas sustancias y fomentar las ya existentes. Es complejo y peligroso".
El doctor considera que las normativas existentes no son suficientes (lo mismo por el Citma que por la ONAT) para regular el trabajo que realizan; y llamó a atender estos temas de manera constante y rigurosa.
"Por ejemplo, usted compra un pozuelo en la 'cuevita' tunera, lo guarda en la casa y, al cabo de un año, lo saca del nailon. Lo primero que le viene es un olor a hidrocarburo tremendo y lo segundo que nota es que se está despeluzando. Eso es resultado de una reacción química incompleta que entra en contacto con los alimentos o lo que sea que nosotros guardemos en el pozuelo. ¿Se entiende?".
Así, tajante como su palabra, fue la certeza del daño silencioso y cotidiano al que estamos expuestos por todas partes; en el pomo de refresco que se volvió de agua en la casa, y llenamos una y otra vez, pasándolo del frío al calor; en los platicos y vasitos de la fiesta de cumpleaños que guardamos de un año a otro, porque no sabemos que son de un solo uso; y en muchas otras cosas que volvemos, víctimas de la costumbre y las carencias, nuestros asesinos silenciosos.
