Las Tunas.- El incremento sostenido del consumo de drogas de abuso en el mundo es una realidad que nos golpea, incluso, al interior del Caribe. En esta isla, al igual que en diversas geografías, los cannabinoides sintéticos son los de mayor y más fácil adquisición.
¿A qué se debe? Pues, entre otras razones, por su bajo costo y las cantidades que se ofrecen. Este tipo de droga crea mayor adicción y daño al organismo; aun así, se consumen en proporciones superiores que las naturales.
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Las Tunas no está alejada de este aumento. Para el segundo semestre del año 2024, en la provincia hubo un pico de consultas tanto de intoxicaciones agudas como de pacientes adictos a los cannabinoides y a otros tipos de drogas.
A los expertos en Toxicología y Psiquiatría les resulta alentador el hecho de que, en estos momentos, el territorio se encuentre en una meseta. Alejandro Mestre Barroso, toxicólogo del hospital Ernesto Guevara, explica a 26 que esto quiere decir que no tenemos un pico de consumo, pero tampoco una disminución.
Refiere, además, que avanza la detección de casos y, debido a las actividades de promoción y al acompañamiento de los diferentes factores integrados en este proceso, se espera una disminución en el hallazgo de pacientes.
“No la veremos repentinamente, sino de manera gradual. Esta fase de meseta es una de las más importantes para lograr el decrecimiento de la detección de casos de la fase aguda y nuevos consumidores.
“Pronosticamos que, a partir del último trimestre del año en curso, se empiecen a reducir paulatinamente estas estadísticas si mantenemos la labor de prevención, porque luego de que se comienza el consumo es muy difícil salir”.
NECESIDAD DE ALERTAR
Con palabras de aliento y acciones concretas se mueven los especialistas de la Salud por estos lares, siempre en la búsqueda de llegar a todos, principalmente a los jóvenes, quienes en temas de adicciones son los más vulnerables.
Por ese motivo, la Universidad de Ciencias Médicas posee la Cátedra Multidisciplinaria para la Prevención del Consumo de Drogas, impulsada por un grupo de profesionales que se enfocan en todo lo relacionado con el quehacer preventivo.
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“Esta cátedra forma parte de la red de drogovigilancia del país -explica Mestre Barroso-, porque permite tener estadísticas en correspondencia con los grupos etarios, sexo, días de la semana y horarios en los que mayormente se consumen las sustancias de abuso. Todo este control permite elaborar un plan de acción que posibilita trabajar en la erradicación de estos patrones”.
La presencia y protagonismo de los estudiantes le facilitan a esa cofradía tener un alto alcance; son ellos capaces de conectar con los públicos debido a su lenguaje menos formal y aún no tan técnico.
Una de esas voces es Adriana de la Caridad López Lora, estudiante de cuarto año de la carrera de Medicina, quien asegura que con su labor puede llegar a varios jóvenes y advertirles a tiempo.
“Disfruto hacer charlas, explicar, enseñar lo que las drogas podrían provocar, porque no solo hablamos de una adicción, sino también del aumento desmedido del embarazo en la adolescencia, del contagio de las enfermedades de transmisión sexual.
“Gracias a los proyectos extensionistas hemos conversado en el Hospital Psiquiátrico con pacientes que se encuentran en la etapa de deshabituación; también en las comunidades, las secundarias y los preuniversitarios ha estado nuestro aporte. Hemos podido abarcar a grandes grupos de personas”.
Las charlas con sus propios compañeros de estudio ya es parte de su día a día. Está en su vocación impactar en todo el que pueda con el asunto; Adriana siente la necesidad de alertar.
A través de la ciencia y la innovación, la cátedra universitaria y los expertos del territorio buscan la erradicación del consumo de estas sustancias que tanto daño hacen a la sociedad y al organismo.
