Las Tunas.- Vuelve enero. Empieza con luz y cierra con más luz. Ahora no es igual, pero es solo allá donde las calles se llenaban, un día como hoy, de globos y canciones, multitudes gozosas desde la fidelidad a lemas y consignas. Todo eso, su gigante obra y el respetuoso homenaje, por los altavoces y cada esquina de la arteria principal de esta ciudad décima el 28 de enero, el nacimiento del más universal de los cubanos, José Martí.
Hay flores en la Plaza Martiana desde las primeras horas de la mañana del jueves. La mortal pandemia y el rebrote que entristece a esta provincia y al país no impidieron que le llegaran los perfumes de amor de los niños, jóvenes y pueblo, quienes luchan con frenesí entre amenazas y retos ambiosos para salvar la memoria, las enseñanzas y sus principios. Son tiempos del Apóstol, sin dudas.
Por doquier se sabe. Escuelas, centros de trabajo, comunidades campesinas, murales y radiobases reestrenan su vital pensamiento. Su ternura me atrapa desde el recuerdo. La avenida Vicente García está cuajada de huellas. Por allá anda Pilar, con sus trenzas rubias y el sombrerito de plumas. La Muñeca Negra, con los labios rojos, da la mano al “miliciano en miniatura”, un chiquillo precioso de ojos verdes y melena risa.
¡Cuánta ternura por Las Tunas! ¡Qué belleza cada 28 de enero! y este encuentro pactado para siempre con el Maestro. Esta vez no fue igual. Hay que protegerse del Covid-19. Se impone el distanciamiento social para evitar las cadenas de contagio. Es verdad, este jueves 28 de enero del 2021 no se llenó la plaza, ni el largo desfile de tuneros se robó la tranquilidad y los silencios. Empero, en los corazones vibra, como el violín de la esperanza, la ternura de Martí. Y eso, es lo importante. Las flores de la Plaza Martiana hablan.
