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Las Tunas.- Este 23 de junio, Cuba vuelve a alzar su voz ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para exigir el fin del cerco estadounidense, que por más de 60 años ha obstaculizado el desarrollo de la sociedad cubana, mutilando las aspiraciones de tantas familias. Otra vez habrá votaciones de los países miembros que, en su mayoría, desde 1992, han estado a favor del levantamiento de esa política, calificada como una violación flagrante del derecho internacional.

En representación de la nación caribeña, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, presentó la resolución titulada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba; documento que argumenta el impacto tangible y contable de las crueles sanciones, recrudecidas en el contexto de enfrentamiento a la pandemia de la Covid-19.

Precisamente, la situación epidemiológica no permitió que Cuba expusiera el proyecto de resolución el pasado año, y la sesión de debate y votación se pospuso para el 2021. A ese reporte se anexan las principales afectaciones ocasionadas por esa política de abril a diciembre del 2020. En esos meses, el cerco ocasionó perjuicios a la Isla de unos tres mil 586,9 millones de dólares, cifra que, añadida a las pérdidas del período anterior, contabiliza nueve mil 157,2 millones de dólares, desde abril del 2019 hasta diciembre del 2020.

Al iniciar su presentación, el canciller cubano expuso que el Gobierno estadounidense asumió al virus como un aliado en su despiadada guerra no convencional, evidenciado en su recrudecimiento. Recordó las 243 medidas coercitivas unilaterales aplicadas durante el mandato del expresidente Donald Trump, las cuales aún permanecen vigentes. Así lo demuestran el incremento de la persecución de las transacciones financieras y comerciales de Cuba; la intimidación con la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton a inversionistas y entidades comerciales extranjeras, y  la campaña de descrédito contra los programas de cooperación médica cubana.

“También impidió el flujo regular e institucional de las remesas a las familias cubanas, asestó duros golpes al sector cuentapropista y obstaculizó los vínculos con los cubanos residentes en Estados Unidos y la reunificación familiar”.

Significó que el daño humano es incalculable y ninguna familia cubana escapa a los efectos de ese acto genocida. "Nadie podría afirmar honestamente que no tiene un impacto real en la población”, indicó.

El jefe de la diplomacia cubana señaló que a Cuba le ha sido negada el acceso a tecnologías médicas de procedencia estadounidense, las cuales han de conseguirse mediante intermediarios a elevados precios. Ese impedimento impacta sobremanera en el actual contexto de enfrentamiento a la Covid-19; al obstaculizar la adquisición de ventiladores pulmonares mecánicos, mascarillas, kits de diagnóstico, trajes, guantes, reactivos y otros insumos.

Destacó, además, cómo Cuba activó su Sistema de Salud, movilizó al personal científico y a su industria biofarmacéutica, lo que permitió desarrollar protocolos eficaces para la asistencia a los contagiados y sospechosos de Covid-19. Para ello contó con el apoyo del pueblo, especialmente de los jóvenes que concurrieron a las zonas de riesgo y a las pesquisas. “Todo este esfuerzo de la nación ha permitido mantener, comparativamente, una muy baja letalidad de la pandemia, en especial, entre el personal de Salud, lactantes, niños y embarazadas”. 

Rodríguez Parrilla resaltó que la Isla ha producido cinco candidatos vacunales y se propone vacunar al 70 por ciento de su población durante este verano, y al total de la misma antes de concluir el 2021. 

Cuando arreció la campaña de descrédito contra los programas de cooperación médica cubana, la Mayor de las Antillas envió 57 brigadas especializadas del Contingente Internacional Henry Reeve a 40 países, que se unieron a otros profesionales que ya prestaban servicio en 59 naciones.

El canciller cubano manifestó que el bloqueo dificulta también a la industria nacional obtener el financiamiento para importar los insumos destinados a la producción de alimentos. Dijo que las familias cubanas sufren ansiedad y desesperación ante el desabastecimiento y la inestabilidad de productos imprescindibles.

Denunció una vez más que el cerco constituye "una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todas las cubanas y los cubanos”, y califica como un acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.

Son miles de familias que sufren el impacto de este acto genocida, en ambos lados. Mencionó el ataque agresivo a las remesas, la eliminación o reducción al mínimo de los contactos y la comunicación.

Rodríguez Parrilla expuso que el reclamo de Cuba es que la dejen vivir en paz y sin bloqueo, que cese la persecución de nuestros lazos comerciales y financieros. También se pronunció contra la inclusión de la nación caribeña en la lista de estados patrocinadores del terrorismo. “Nadie puede sostener con honestidad que Cuba es un país patrocinador del terrorismo”, afirmó.

A pesar de la recrudecida política, la más compleja y prolongada que se haya impuesto contra país alguno, Cuba llega ante la ONU este 2021 con la inmensa satisfacción de lograr que dos de sus candidatos vacunales superen el porciento de eficacia que exige la Organización Mundial de la Salud para declarar una vacuna. Un hecho que se suma a la solidaridad de una Patria que, a pesar de las constantes calumnias, extiende su programa de colaboración médica durante la emergencia sanitaria.

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