UNICEF ElSalvador Martinez matrimonio adolescente

Las Tunas. - Marco y Yunia se enamoraron en la Secundaria. Y ella, por esos descuidos que tienen los sustos de la primera vez, quedó embarazada. Fue así, tan simple como eso. Nueve meses después nació Alejandro, un niño precioso, muy querido, "la pelotica" de los abuelos, el dueño absoluto del mecedor más lindo del mundo. Para esas fechas ya los jovencísimos padres compartían techo y, aunque legalmente no estaban casados, sí se consideraban un matrimonio. Eso, si se le puede llamar matrimonio a aquella unión convenida, desde la lógica de sus mayores, "por el bien del retoño y su futuro".

Solo que desde entonces Yunia no va a la escuela, y es Ana, la madre de Marco, la que ayuda en las noches con el bebé, alista el puré en las mañanas, prepara el baño antes de ir al trabajo y, a ratos, dice para sus adentros que, en vez de uno, tiene ahora tres niños en casa para criar.

Otras historias son más crueles aún. De seguro usted conoce alguna, entrañable lector. Nombres de niñas crecidas antes de tiempo y hasta de padres que van dando otro estatus a relaciones de "novios modernos", sin darse cuenta de que son demasiado jóvenes para asumir en pareja los dilemas de la cotidianidad.

MÁS ALLÁ DE LOS PERMISOS

"Estamos hablando de niñas entre 14 y 18 años que se casan con hombres que les doblan o triplican la edad y, a partir de ahí, dejan la escuela, quedan embarazadas, se vuelven dependientes económicamente", aseguró Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, refiriéndose a la realidad del matrimonio adolescente en la Isla; y las cifras oficiales disponibles le dan la razón.

La Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS, por sus siglas en inglés), realizada en el 2014 por el Ministerio de Salud Pública con apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), había revelado que el 5,7 por ciento de las mujeres menores de 49 años en Cuba se habían casado o unido antes de los 15 años y el 32,1 por ciento antes de los 18.

Otros guarismos debidamente homologados señalan que en el 2019 se formalizaron en nuestro Archipiélago 918 matrimonios de menores de 18 años con parejas mucho mayores que ellas, incluidos 11 en los cuales los esposos tenían más de 50 años de edad. Al analizar a las muchachas que formalizaron su unión con apenas 18 años, entonces la cantidad sube hasta los dos mil 231, añadiéndose uno que ocurrió con un hombre de más de 70 años. De acuerdo con el Anuario Demográfico de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en el 2021 se casaron en Cuba 656 niñas menores de edad y 89 niños.

Por su parte, el informe Las juventudes latinoamericanas y caribeñas y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Una mirada desde el Sistema de Naciones Unidas coloca a Cuba en el quinto lugar entre 23 países de América Latina con mayor índice de matrimonio de menores de edad, junto a Panamá, México, El Salvador y Belice. En lo concerniente a las uniones de niñas menores de 15 años, la nación caribeña se ubica en el séptimo escaño, con un cinco por ciento de incidencia, junto a Colombia y Surinam.

TODO A SU TIEMPO

Daisy Torres Álvarez es la fiscal jefa del Departamento de Protección a la Familia y Asuntos Jurisdiccionales de la Fiscalía Provincial. Tras la dulzura de su voz habitan tres décadas de experiencia, y eso, de seguro usted lo entiende, pesa mucho para cualquier tipo de análisis. Desde su punto de vista los cambios que propone el proyecto de Código de las Familias si no detener, al menos buscan desestimular las uniones entre personas sin la capacidad y la madurez suficientes para asumir semejante responsabilidad.

"Este Código encuentra solución a distintas problemáticas de las familias cubanas del siglo XXI. Y yo siento mucha satisfacción por eso. No todo está perfecto, para eso es esta etapa, para consultar al pueblo y hacerlo mejor todavía", expresa.

"El Artículo 3 del promulgado en 1975, explica Torres Álvarez, facultó a los progenitores y en defecto de estos, a otras personas establecidas por la Ley, a autorizar excepcionalmente, y por causas justificadas, la formalización de la unión en menores de 18 años de edad, siempre que la mujer tuviese, por lo menos, 14 cumplidos y el hombre, 16. El proyecto del nuevo Código tiene en cuenta los tratados internacionales que se han ratificado, pero también las investigaciones realizadas por distintas disciplinas de la ciencia; por eso, se ha propuesto reforzar la protección a los niños y adolescentes.

"Uno de los aspectos que introduce la norma propuesta está relacionado con la prohibición del matrimonio en menores de 18 años. El Artículo 200 determina que la capacidad de las personas para formalizar matrimonio se alcanza a esa edad; o sea, los menores de ella no pueden hacerlo, ni por decisión de los padres, ni mucho menos de un tribunal".

A juicio de la experta esta proscripción ha sido sabia, porque transforma en hechos la voluntad política cubana de no propiciar circunstancias dañinas para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes. Y el matrimonio es una de ellas.

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PASO HACIA ADELANTE

Tal cual evidencia la historia que motiva estas líneas, el matrimonio adolescente en Cuba parece estar estrechamente conectado al embarazo, igualmente perjudicial cuando involucra a quienes atraviesan esa etapa de la vida llena de descubrimientos e incertidumbres. Y es que a menudo la llegada apresurada de un hijo suele "solucionarse" con la unión legal o de hecho de la madre.

Investigaciones que citan datos de la ONEI indican que la abrumadora mayoría de las menores de 19 años que fueron madres en el 2019 sostenía algún tipo de unión, aunque no primaba la formalización de estas ante la Ley. Adicionalmente, en el Balcón de Oriente, por ejemplo, en este siglo no se reportan matrimonios adolescentes. ¿Qué sentido tiene entonces prohibirlo?

Sobre el particular, la jefa del Departamento de Protección a la Familia y Asuntos Jurisdiccionales de la Fiscalía Provincial aclara que el proyecto de Código de las Familias extiende la prescripción a las uniones de hecho si ocurren antes de que ambos o uno de los integrantes de la pareja haya alcanzado la mayoría de edad. Por eso, si bien no es descartable que en el futuro se sigan produciendo; de aprobarse este proyecto al menos desestimularía tales prácticas. Además, sería una alerta para quienes decidan luego legalizar un día su situación y quieren que se tenga en cuenta para ello todo el tiempo transcurrido juntos, porque "la unión se les reconocería solo parcialmente, partiendo de la edad requerida para contraer nupcias (18 años)", expresa Torres Álvarez.

La postura del nuevo Código de las Familias respecto al matrimonio adolescente y por extensión a las uniones de hecho afectivas que los involucren, no solo evitaría el establecimiento de nexos y responsabilidades a destiempo, sino que, además, concretaría el principio de la autonomía progresiva de los menores de edad. Tal cual le dice un padre a un impetuoso hijo en una película memorable: "Todo tiene su maduración", y esta sería una de esas que lo requiere.

Proyecto de CÓDIGO DE LAS FAMILIAS

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