Bandera Museo 26 2

Puerto Padre, Las Tunas.- El trayecto de la vida comienza en la cuna familiar con la herencia de valores y convicciones, lazos innegables como la genética misma. Con lujos materiales por encima del resto creció Humberto Ortiz Leyva, pero la verdadera riqueza la obtuvo del carácter revolucionario de sus más cercanos. Al hombre que es hoy le hicieron crecer el obrar de ambos padres, comprometidos con las causas justas, y su tío, Francisco Leyva Santiesteban, quien cambió los campos de pelota en las zonas más intrincadas del poblado de Delicias por trillos y balas en la Sierra Maestra, enrolado en la columna 1 José Martí, del Ejército Rebelde.

En las vitrinas del museo Fernando García Grave de Peralta reposa hace algunos días el regalo más preciado de Humberto. Telas rojinegras resguardan la memoria combativa de Paquito, el tío "alzado", ese que mantuvo en vilo a todos por incontables noches, el mismo que ondeó la bandera del Movimiento 26 de Julio en la entrada a La Habana de la Caravana de la Libertad y formó parte de la escolta del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el primer viaje fuera de Cuba, luego del Primero de Enero de 1959. Asimismo, en Venezuela, la insignia de los barbudos acogió al rostro del dolor, tras el fatal accidente del comandante Francisco (Paco) Cabrera.

"Cuando trajo hasta Puerto Padre el cadáver de Paco, era la primera vez que venía a la casa después del triunfo de la Revolución. ¡Imagínese! No sabían si estaba vivo o muerto. Vino con apenas una mochila, donde si acaso traería un uniforme y dos banderas". Refugiado en los cristales de los espejuelos, los ojos humedecidos de Humberto hablan por sí solos, mientras las palabras parecen complementar esa mirada.

Humberto Ortiz Leyva

Al objeto de inconmensurable significado histórico lo acompañaron el cuidado de las manos nobles del férreo guardián, dispuesto a brindar a los demás una parte tangible de hechos con huella de puertopadrenses.

"La gente de la cuadra conoce la bandera, pues la sacaba en fechas importantes y actos", comenta con orgullo el secretario del núcleo del Partido Comunista de Cuba, en diversos sectores de la demarcación, desde 1983.

Para Humberto el fondo de un cajón, una gaveta más de cualquier mueble, resulta el destino menos conveniente para piezas de tan inmensa trascendencia. La mejor manera de honrarlas es a la vista de todos.

"Anteriormente, mi mamá había donado fotografías que habían quedado en la casa. Aunque ella no quiso donarla en su momento, creo que en mi poder no hace falta, debe estar al alcance de las personas, donde la puedan ver y conocer la historia. Por eso la entregué".

Para este hijo del terruño más dulce de la Villa Azul desprenderse de una porción que abriga la valentía y el patriotismo de los suyos no fue nada fácil; sin embargo, lo corteja el sabor del deber cumplido, al salvar del olvido una fracción de las luchas por la independencia.

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar