las tunas vs mayabaque serie64 2025 0018

Las Tunas.- Terminadas los primeros cinco compromisos particulares de los Leñadores de Las Tunas en esta 64 Serie Nacional de Béisbol, y de la mano de las estadísticas del máster en Ciencias Modesto Castelló Góngora, vamos tras la pregunta: ¿ha sido mejor o peor el desempeño de la cuadrilla verdirroja en este segmento inicial del clásico doméstico, con respecto a similares momentos de las temporadas anteriores?

Un line up de respeto presentaron los dirigidos por Abeysi Pantoja en septiembre último, incluso con los cambios ocurridos tras la salida de Denis Peña y Rafael Viñales. La llegada de Henry Quintero, el ascenso de Luis Pérez, Maikel Yordan Molina y Yassel Izaguirre, junto al retorno de Osmany Urrutia Jr., parecían razones suficientes para pensar que estos suplirían, sobre todo, el bateo de largo metraje de Peña y Viñales.

Los guarismos ofensivos mostrados hasta ahora, sin embargo, indican que, ante lo hecho en la Serie pasada, los nuestros manifiestan un retroceso en la productividad desde el plato. Es cierto que anotan un 21 por ciento más de carreras y el promedio de bateo apenas difiere en un punto; y que, afortunadamente, sostienen un porcentaje de embasado (OBP) catalogable de bueno gracias a tomarse más bases por bolas, y significativamente ser más golpeados por lanzamientos.

Pero su poder ofensivo cayó en un nueve por ciento, resultante de conectar menos extrabases, decrecer en la frecuencia de cuadrangulares y poncharse casi un 25 por ciento más. Mientras tanto, la cantidad de corredores dejados en base muestra una mejora marginal: de 25,4 por ciento en la etapa análoga del campeonato previo, al 25,7 en lo que va del actual.

La defensa, por su parte, decae si la comparamos a cómo fildeaban los verdirrojos cuando terminó el primer tercio de la 63. La cantidad de marfiladas subió en un 26 por ciento, por lo que el promedio en este aspecto cayó de 969 al 966 que exhibían al cierre del partido del pasado domingo. Empero, en esta área no todo son malas noticias, pues elevan la efectividad en jugadas de doble play en un siete por ciento.

Es, cuando menos, interesante el comportamiento de los lanzadores. Su labor hasta el momento luce sólida frente a lo hecho en este mismo segmento de la justa precedente. Hay un progreso claro en el promedio de carreras limpias, de 5,13 a 4,17. Han permitido menos jits y boletos; nueve y 13, respectivamente, para ser exactos. Al tiempo que mandaron de regreso a sus bancos con el bate al hombro a 13 bateadores rivales más. De ahí que el porcentaje de toleteros contrarios embasados por entrada (WHIP) fue de un deficiente 1,67 hace poco más de un año, a un regular 1,42 hasta el cierre del pasado domingo, lo cual denota avances en el control del juego, incluso en situaciones críticas.

Puede que ese descenso de 0,25 puntos en el WHIP sea una de las claves que explique por qué, a pesar de tener una ofensiva menos productiva, el equipo mantiene ahora, como en la Serie 63, un balance positivo de victorias y derrotas, incluido un éxito más.

Dicho en pocas palabras, los números nos muestran un primer tercio de la actual campaña para los Leñadores caracterizado por un picheo transformado en ventaja competitiva, pero con una defensiva menos consistente, sobre todo en juegos críticos y cuando hay urgencia de incrementar las conexiones con corredores en posición anotadora. Porque lo que sí está claro es que tenemos hasta ahora una pérdida significativa de poder ofensivo respecto, no solo a cuando andaban por instantes análogos en la pasada contienda, sino, además, al lapso similar de la 62 Serie.

“Tenemos que meternos más en los juegos”, comentó Abeysi Pantoja, tras el último desafío ante los Huracanes de Mayabeque, preocupado porque sus muchachos están llegando a menudo con desventaja a la parte conclusiva de los partidos. “Estamos viniendo demasiado de atrás y eso no es conveniente, porque en cualquier momento nos puede pasar lo contrario”, dijo. “Hay que seguir trabajando en lo que nos está saliendo mal”, reflexionó.

Atenidos a la evolución de la cuadrilla a lo largo de los dos campeonatos más recientes, en los que terminaron alzando el trofeo de ganadores, es de esperarse que la ofensiva comience a “carburar” mejor en los dos tercios por venir. De manera que, si el equipo mantiene el nivel actual de picheo y enfáticamente progresa guante en mano, estará al alcance el propósito más inmediato, que es clasificar a la postemporada. ¿Será que estamos en la antesala de un cambio de identidad hacia unos Leñadores más balanceados y menos dependientes del bateo pesado? Ya les contaremos.

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