melanio ortiz

Jobabo, Las Tunas.- En el último mes correspondiente a la campaña de primavera, en el polo productivo Melanio Ortiz, ubicado en el municipio de Jobabo, se labra una etapa de claro impulso para la producción de alimentos. A pesar de los obstáculos permanentes y otros desaciertos, que han tenido que sortear estos agricultores, hoy se atrincheran de cara al surco en aras de recuperar atrasos y preparar las tierras para la próxima temporada.

Como un hervidero de sudor y esfuerzo, desde horas bien tempranas, se les ve andar a estos guajiros por los realengos hasta que cae el sol. Muchas son las limitantes, no hay combustible, tampoco fertilizantes, la sequía siempre hace de las suyas, sin embargo, se insiste en la siembra de las cifras pactadas, a fin de alcanzar una mayor producción de alimentos y la sustitución de importaciones.
Raúl Mario Vázquez Tamayo director del Melanio OrtizRaúl Mario Vázquez Tamayo, director del “Melanio Ortiz”, informó que en esta contienda solo faltan para cumplir el plan de siembra 22 hectáreas, las cuales ya se encuentran en movimiento. “Actualmente, el polo tiene 320 hectáreas, de ellas 206 bajo riego. Hay 60 hectáreas de plátano burro, 65 de guayaba, 26 de mango, 56 dirigidas al maíz, cinco con calabaza,12 de yuca y cinco de boniato.
“Ahora nos dedicamos, además, a la siembra de frutales. Tenemos mucho mango sembrado y guayaba”, explica Vázquez Tamayo, y añade que se desarrolla un vivero, para próximamente sembrar 10 hectáreas de fruta bomba Todo ello va dirigido a la minindustria de frutas y vegetales La Florita, por inaugurarse en esta localidad.polo productivo
“Tenemos que corresponderle con las siembras a esta industria para garantizar su proceso productivo, pues se prevé que, a un buen ritmo, la maquinaria eche a andar con una productividad de una tonelada por hora. Cualquier esfuerzo para aportarle materia prima a 'La Florita' es importante.
“El plan -afirma- es sellar la etapa de primavera con todas las áreas sembradas y empezar una campaña de frío más desahogados. Estamos planificando tener las posturas necesarias para los cultivos venideros sin darles chance a los retrasos. Estamos planificando, además, 30 hectáreas de frijol que deben quedar sembradas en el mes de septiembre”.
                                    EN EL SURCO CRECEN LOS COMPROMISOS
Gonzalo Escalona Núñez es uno de los usufructuarios del polo productivo. Atiende la máquina de riego número 6 y las 22,5 hectáreas que tiene bajo su cuidado están sembradas en su totalidad. “Por estos días estamos cosechando cinco hectáreas de calabaza, que luego la vamos a sembrar de maíz. También tenemos media hectárea de melón, tres de boniato, cuatro de yuca, dos de maíz, para cosecharlo verde, y dos más de calabaza que ya están germinadas.Gonzalo Escalona Núñez
“A veces los rendimientos no son tan altos como quisiéramos. Por ejemplo, la sequía afecta nuestros cultivos, también el suelo, por lo que nos vemos obligados a enfrentar la situación con otras estrategias. Igualmente, no dejamos perder las producciones por falta de combustible, lo buscamos nosotros mismos o algo siempre hacemos. Sabemos las dificultades que hay con eso, es nuestro mayor problema, puntualiza.
“Desde marzo, que comencé a preparar estas tierras, tuvimos que apelar a muchas alternativas. No nos podíamos quedar sin aportarle alimento a la población y menos en este período de afectación por la pandemia. Ese es el llamado que nos hizo la Revolución a los campesinos y hay que cumplirle como sea, porque es la comida del pueblo. El compromiso es seguir para adelante, luchando como sea porque este país no deja a nadie desamparado y nuestra manera de corresponderle es con más viandas, granos, frutas y hortalizas”.
Las buenas experiencias también están en las zonas aledañas a las tierras de Gonzalo. A cargo de la máquina 5 está Iván Barbán Ochoa, quien empezó con unas pocas parcelas y a medida que fue demostrando que sí se podía hacer más en terruños jobabenses, le han dado cerca de 37.5 hectáreas. Iván Barbán OchoaSu campaña anterior de frijol sacó buenos dividendos y por ese mismo camino van sus producciones actuales.
“Tengo 12.5 de guayaba, igual cantidad de maíz casi al cosechar y otras 12.5 de calabaza, a la que le he recogido más de 36 toneladas en lo que va de año y todavía faltan muchísimas más”, manifestó Iván.
En estas tierras se consolidan las producciones. Al igual que en todos los territorios de esta provincia, existe un programa bien diseñado para el autoabastecimiento agrícola. Sin embargo, se deben incrementar los esfuerzos con la finalidad de alcanzar más rendimientos en cada una de las producciones y sus gestiones comerciales sean exitosas para que los buenos resultados se respalden y todo lo que se eche en tierra, llegue a la mesa.
Mientras, el compromiso de estos campesinos está muy claro: garantizar alimentos para el pueblo y sembrar todo lo que sea posible es el motor que los distingue y ya perciben esos frutos. Manos que no escatiman sacrificios cuando se trata de hacer fértil la tierra.

 

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