Las Tunas.- Horno, fragua... eso han sido los años de estudio en la Educación Superior y, en particular, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) para Dayron Martínez Rodríguez. Cuando en el 2019 asumió el liderazgo de la organización en el Alma Mater local poseía "una visión, nunca una dimensión total" de lo que significaría el trabajo al frente del ente fundado por Julio Antonio Mella, en el lejano 1922.
"La primera dificultad fue la situación compleja con el combustible, la persecución a los petroleros que llegaban hasta puerto cubano, el recrudecimiento del bloqueo por la presidencia de Donald Trump y luego vino la covid-19 que resultó transformadora de la cotidianidad de la Universidad y del sistema de trabajo de la FEU", recuerda ahora, cuando repasa cada paso dado en esos momentos en los que debió "cohesionar un equipo de trabajo, rediseñar los procesos orgánicos y mantener el vínculo con la comunidad estudiantil".
"Fue un aprendizaje total" y esa ha sido, tal vez, la mayor oportunidad de esos tres mandatos al frente de esta estructura que le ha regalado tanto crecimiento en el orden personal, social, intelectual y humano. "La FEU ha significado mucho más que una militancia. Me enseñó a ser mejor persona y me sembró valores y un sentido de pertenencia que, aunque pronto deje de ser miembro activo, lo seré de corazón toda la vida. Aquí gané en sensibilidad, humanismo, entrega... a su vez me dotó de capacidades de liderazgo y de la conciencia de la necesidad de un trabajo en equipo y consensuado.
"Me dio una familia, amistades, amores, hombros para recostar la cabeza en momentos difíciles, manos que me ayudaron a levantarme y enseñanzas ante algún señalamiento, aspecto oportuno siempre para aprender".
Sin par, sostiene Dayron fueron los desafíos planteados por el SARS-CoV-2, y vuelve sobre el itinerario tras la solicitud de la rectora de la institución de que fuese la representación de la casa de altos estudios en el centro de aislamiento que se formaría en la sede Pepito Tey; sintió temor, por varias y lógicas causas.
"Yo puedo aportar. Puedo ser útil y lo voy a ser. Esta es nuestra oportunidad, es ahora. Tenemos hoy la posibilidad de mejores experiencias, de explotar los valores que nos forman como cubanos, de revivir esencias, de decir: 'No hay miedo y pa' adelante'", fueron algunos de los pensamientos que lo embargaron en esos días aciagos, pero de mucha superación y crecimiento personal y colectivo, en los que fue testigo de la heroicidad de estos tiempos y de la explosión de las extraordinarias reservas de valores en nuestra juventud, los que afloran en instantes de adversidad y cuando se apela a los mismos de manera adecuada.
Con este precedente, regresa al trabajo actual en las comunidades y vuelve, otra vez, al eterno Manicato, fundador de la Federación y de la Universidad Popular José Martí. "Retorno a Mella porque estamos a un siglo de historia de nuestra organización y no podemos perder de vista ese horizonte fundador que llevó entonces a salir de los muros de la Universidad y mezclarse con la gente; así yo concibo la FEU.
"En este Décimo Congreso tuvimos la experiencia de realizar el cónclave en las comunidades y de insertarnos en los grupo de trabajo de cada barrio y trabajar junto a los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, los combatientes, los delegados… y el engranaje fue tan armónico que pudimos hacer nuestros encuentros en todos los municipios y en varios consejos populares. ¡Fue genial!".
Dayron tiene la certeza de que el país soñado se construye con participación y de que la juventud necesariamente debe tejer ese porvenir al que aspira. "El futuro está en nosotros, no es utopía o etiqueta para redes sociales, sino una realidad.
"Algo que le transmito a los compañeros es que vivan intensamente la Universidad, etapa única e irrepetible, la juventud está llamada a construir lo nuevo y no hay mejor modo que ser y hacer hoy, lo que queremos para el mañana. Todo tiempo es corto para hacer, ya habrá generaciones que continúen el trabajo y serán las protagonistas; pero nuestro momento histórico tiene que parecerse a nosotros y la FEU es un escenario para ello. Vamos a ser parte de lo que somos parte.
"Vive, participa, promueve, propón", son invocaciones que realiza a la membrecía. "La FEU nació para todos los tiempos, es una organización que se renueva a diario, a pesar de las dificultades y apatías que, a veces, también enfrentamos. En nuestras universidades pervive lo mejor de nuestra sociedad y hay mucha responsabilidad con el provenir de la nación. Es un privilegio contar con jóvenes tan valiosos, pero para los jóvenes valiosos que tenemos, es un privilegio tener a la FEU; son cosas que se concatenan en pos de una defensa común y de la construcción del proyecto de país".
Tiene la certeza de que en la Universidad, como Fidel, se ha hecho revolucionario, porque allí se han fraguado, en primer orden, principios y valores; también compromisos. Dice que de la Federación se sentirá parte aun cuando ya no pise los recintos del Alma Mater acaso por aquello de que "quien pasó de verdad siempre está de regreso a esa estación de notas y de besos", tal vez porque la Universidad termina siendo un estado de la espiritualidad.
"Le debo tanto, tanto, tanto e irme me da una nostalgia enorme. Aprieta el pecho saber que vendrá una nueva realidad, otras tareas y responsabilidades. Es difícil no emocionarse al hablar de este tránsito. Yo siento que le di poco a la FEU y que pude haber hecho y entregado más a la organización. Tengo la satisfacción de sentirme parte de un proyecto profundamente humano y revolucionario; que no tiene precio, si fuera a monetizarlo no habría nada capaz de retribuirme o equiparar lo que para mí representa esta etapa. Estoy en deuda para toda la vida".
