Laboratorio de Ortopedia Técnica de Las Tunas

Las Tunas.- Los "caprichos" del destino, el azar, sus deseos de superación y hasta la testarudez de un padre que no admitiría a una hija en casa de brazos cruzados, conspiraron para que Madelaine Góngora Martínez a sus 16 años de edad abordara, de un día para otro, el tren rumbo a La Habana en busca de un futuro incierto, y de la mano de una carrera que le resultaba desconocida. En el equipaje guardó certezas, anhelos y ese sustico natural de quien enfrentaría algo nuevo.

Madelaine Góngora Martínez Para ser sinceros, lo suyo con la profesión no fue amor a primera vista; es más, en algunas oportunidades pensó en renunciar, pero en esa "relación", de altas y bajas, prevaleció el empeño y las ansias de hacerla fructificar. Tanto es así que, a casi 20 años de aquellos inicios, confiesa que la elegiría una y otra vez, y el brillo en sus ojos habla de emociones, orgullo y admiración.

"Yo quería estudiar Prótesis Estomatológica y no abrió ese año. Mi mamá me llevó al politécnico y nos dijeron que lo único que podían ofrecerme era Prótesis Ortopédica. ¡Ni idea de lo que era! -sonríe. Me dieron la carrera a las 10:00 de la mañana, hicimos los papeles como a las 3:00 de la tarde, y las 10:00 de la noche ya estaba de camino a la capital.

"Cuando fui a un laboratorio, y lo que vi fue sinfín, taladro, martillo… pensé: 'Esto no es conmigo'; sinceramente recogí varias veces para regresar. Nunca había salido de mi hogar y no estaba acostumbrada, pero con el apoyo de mis compañeros logré terminar. Poco a poco me enamoré, y hoy doy gracias por no rendirme, aprendí muchísimo y me ha servido para la vida, más allá del desempeño laboral", cuenta mientras toma descanso de la vorágine en el Laboratorio de Ortopedia Técnica, en esta ciudad.

Allí ha crecido como profesional y ser humano, lo dice con satisfacción y la certidumbre de haber seguido un camino que la hace feliz. "Hemos tenido niños con situaciones complicadas, y les prestamos atención por largos períodos, como fue el caso de Malena, que entró con una curvatura a los 2 años y la asistimos hasta los 8. Por aquí han pasado pacientes amputados que se convierten en familia, y otros que reciben el servicio durante meses.

"Es realmente reconfortante verlos andar, corregir las deformidades y saber que dimos nuestro aporte para mejorar su calidad de vida".

Muy cerca, Eliécer Bernal Duarte, jefe del Departamento de Órtesis y Prótesis, comparte la satisfacción de Madelaine por este trabajo. "Nos regocija contribuir a la incorporación de estas personas a la sociedad. Recuerdo con mucho cariño a una pequeña con una deformidad congénita, con 5 años le hicimos la prótesis de las piernas y hoy ya está en la Universidad; sus padres sienten un gran agradecimiento.

Laboratorio de Ortopedia Técnica de Las Tunas

"Hace unos meses, un señor doble amputado llegó a nuestro centro, y ahora nos envía videos de sus actividades diarias. Ya puede subir a su cuarto, ubicado en un segundo nivel de la vivienda, bailar, ir a la playa… la alegría es inmensa. A pesar de las carencias tratamos de buscar alternativas para apoyarlos en tan difíciles procesos; llegamos a compartir su dolor.

"Nosotros lo mismo aplicamos métodos de la Psicología que de rehabilitación -interviene Madelaine-, porque debemos tratar al paciente según sus características y les orientamos actividades para fortalecer sus miembros.

"Recientemente participé en un curso internacional en La Habana, y atendí a un sobreviviente de la explosión en el hotel Saratoga. Él ni siquiera estaba en esa instalación, iba por la calle y tras el impacto despertó sin su pierna. Son casos que se asisten de una manera diferenciada, por suerte su reacción fue positiva y cuando le coloqué la prótesis salió caminando", rememora.

MÁS DE DOS DÉCADAS DEVOLVIENDO SONRISAS

Iván OlázabalLa expresión de gozo no se aparta del rostro de Idael Olazábal Díaz, administrador de la entidad, al hablar de una labor que, considera, requiere de mucho corazón, y hasta un poco de magia. Y sí que les ha tocado sortear dificultades ante la carencia de recursos y ser creativos para mantener la vitalidad de las atenciones.

"Trabajamos a través del sistema de innovación y racionalización debido al déficit de materias primas. Por ejemplo, hemos sustituido el polietileno importado para las férulas por otro procesado en calor, y en la elaboración de los corsés utilizamos aluminio. Nuestra prioridad es dar respuesta rápida y guiarnos por nuestros latidos, porque esta faena se hace con amor".

Fundado el 8 de septiembre de 1997, y a sus 25 años, el laboratorio ha atendido a alrededor de 105 mil 250 pobladores de la provincia y de otras cercanas, como Camagüey y Holguín. "Brindamos servicios a personas discapacitadas y con dolencias ortopédicas, todo por indicación médica, además de la venta de artificios de ayudas técnicas, dígase bastones, andadores, muletas…".

Allí elaboran fajas lumbares y abdominales, así como las prótesis de piernas y muslos. "Tenemos censados a 292 aspirantes para las prótesis, y promediamos un tiempo de cinco años para confeccionarlas, pues las materias primas que nos asignan solo cubren la producción para unas 50 o 55 anualmente.

"Hoy fabricar una prótesis de muslo cuesta en Cuba aproximadamente siete mil dólares. Aquí es subsidiado por el Estado y se vende a un precio de 125.00 pesos con 0.25 centavos".

Adaelis TamayoSi de inventivas se trata, Adaeli Sánchez Tamayo, fundadora del centro, lleva la delantera. En su barrio, cuenta, vive una niña que padece escoliosis con una cifosis y se le hizo un bandaje de recordación antiguo. "Me percaté de que no cumplía su función, y decidí hacer uno con recortes de plástico, y resultó efectivo", explicó.

Entre las beneficiadas con este aditamento se halla una pequeña con retraso mental, cuya madre al intentar ocultar su embarazo presionó demasiado su vientre y le causó serios problemas en la columna. "A los tres meses de usarlo se percibió el cambio, y cuando la trajeron todos lloramos".

En medio de las actuales carencias, los 25 trabajadores del laboratorio recuperan tornillos, prótesis y cuanto sea posible para no detener las prestaciones y, sobre todo, devolver esperanzas y "reparar" los sueños a quienes habían apagado sus sonrisas.

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