Momento cumbre en Santiago de Cuba: José Infante entrega al comandante Faure Chomón el primer diario impreso que circuló en la provincia.

Momento cumbre en Santiago de Cuba: José Infante entrega al comandante Faure Chomón el primer diario
impreso que circuló en la provincia.

A la memoria de los que no están. A todos los fundadores.

Las Tunas.- Otro nuevo julio hace caminos y despierta recuerdos. Las esencias son las mismas, aunque nada es igual. Bueno… los desvelos sí, son un dulce karma en quienes un día, con razones propias y por sus veredas, decidieron llevar la pluma en ristre y una agenda bajo el brazo, en la cartera, el portafolio o la mochila. En aquellos primeros años casi siempre la traíamos en las manos. Era el talismán.

Primera plana de 26, aquel miércoles 26 de julio de 1978.
Primera plana de
26aquel miércoles 26 de julio de 1978.

Esta mañana de la Santa Ana seguimos en éxtasis, a pesar de las 45 cruces que forman la cadeneta de cumpleaños del Periódico que trae en su cabeza un número bien fuerte: 26. Una historia que por mucho que repitamos no pierde preponderancia ni deja de ser novedad para la mayoría de nuestros coterráneos.

Incontables noches con sus amaneceres sucedieron desde entonces para el equipo que fundó a golpe de letras y palabras de plomo, en un linotipo de 90 caracteres, el histórico diario de los tuneros.

Lo cierto es que nadie durmió en la víspera de aquel 26 de julio. No estaban de parranda por la llegada de la fecha que cambió la ruta del país y acercó la alborada de Enero de 1959. Andaban expectantes, con los ojos muy pendientes del editorial de primera plana, la selección de las mejores fotos, las noticias, los cambios de último minuto.

Imposible marcharse en esos instantes de aquella Redacción de la calle Colón 157, entre Julián Santana y Francisco Vega, puro corazón de la ciudad, justo donde radican hoy los estudios de Radio Victoria. La "pegatina" no era solo para reporteros, correctores, fotógrafos, formatista, tipógrafo y directivos. Todos tenían que hojear aquel papel caliente que en algún momento saldría de la vieja rotativa, una mole ruidosa de hierro con más de un siglo de vida llamada Dúplex.

Nadie se fue. El café que salía del pantry-comedor simulaba ser efímero al igual que los cigarros. El tiempo y la duda se abrazaron muchas veces en la columna vertebral de aquel grupo de "periodistas" que aceptó el desafío de amar la "fabricación de noticias y el lead cápsula" sin experiencia alguna y solamente unos imprescindibles cursos de adiestramiento.

Del taller dependía el triunfo. Allí estaban las palabras finales y la valía de las 37 horas ininterrumpidas de insomnio que tuvieron. El calor era insoportable, el ruido peor. Cada segundo los acercaba al nombre glorioso y al compromiso contraído con el Partido y el pueblo. No se podía fallar.

La planta baja del edificio era prácticamente un almacén de tinta y papeles fragmentados, como embarrados de chapapote. Todos perdían la cuenta de las veces que bajaban allí para saber qué pasaba con la parte conclusiva del proceso, titánico, que los llevaría a la victoria. El incesante empeño de Eduardo Infante, el mecánico más mágico del mundo que conoció 26, y la agitación de Roberto Leyva, el osado y optimista jefe del área de la imprenta, eran la suerte y la esperanza. La calma y el desespero.

"Los leones", los hermanos Alcides y Melquiades Labrada, ponen al máximo sus capacidades de operarios y no dejan que la vieja Dúplex se salga con la suya. Entre sofocos, con el sueño y el cansancio amarrados en el techo, empiezan a caer los ejemplares príncipes de un acontecimiento que olía a leyenda. Las Tunas saluda con un diario impreso el aniversario 25 de la gesta nacional.

Y hasta la ciudad escolar 26 de Julio, en Santiago de Cuba, fueron horas más tarde aquellos "hijos" primigenios. El ya fallecido comandante Faure Chomón Mediavilla los esperaba en el Acto Central por la efeméride para entregarle a Fidel en la tribuna una muestra del primer rotativo de la Revolución en Las Tunas. A Faure, con su apoyo, le deben los tuneros la circulación de su vocero principal, nos dijo José Infante Reyes, quien no está entre nosotros y fue su director fundador, en una entrevista que le hicimos a razón del cumpleaños 40 de tan entrañable y trascendental suceso.

Meses atrás, desde mayo, comenzó el estudio del proyecto, con los análisis debidos y el acondicionamiento del local, donde se reparaban televisores y equipos de refrigeración. En la época prerrevolucionaria radicó allí la ferretería La Bomba, propiedad de una familia de origen polaco.

El martes 25 Justo Peña (fallecido), el único linotipista del esperado medio de prensa, trabajó ininterrumpidamente 24 horas con el propósito de parar en plomo los materiales periodísticos, en letras de ocho puntos para dos páginas. Abel Fernández y Omelio González lo hicieron a mano, letra a letra, y las planas las conformaron Reybel Torres y Ricardo González.

Esta edición primogénita tuvo un tamaño estándar: 120 picas de alto y 79 de ancho; con cinco columnas de 15 y cuatro páginas. Dieron luz a este "pionero" de la novel provincia Omar Pérez y Manuel Tamayo, quienes pertenecían a la Unidad de Propaganda, muy ligada a la Editora, y ante la inestabilidad de la rotoplana y la premura de ir a Santiago de Cuba ayudaron con la primera tirada. Se imprimieron tres mil ejemplares, los cuales fueron doblados a mano y empacados por los reporteros y demás trabajadores.

Entre las banderas rojinegras que ondeaban por la localidad y el feriado que recordaba uno de los días más notables de la historia, en los estanquillos cientos de manos lectoras acariciaban con emocionado asombro su papel periódico. Ya había un pregón informativo por las tierras cucalambeanas, un hito para el desarrollo cultural presente y futuro.

En el transcurso de los meses de 1978, con similar esfuerzo y verbos y gerundios relacionados con ajustar, acoplar, remendar, perseverar, trabajar e innovar crecieron las fortalezas de la inolvidable mañana de la Santa Ana; así como el gremio periodístico, el personal del taller, de servicio, y las metas editoriales de un sitio de creación que cumple sus 45 años con la misma gente, activa y jubilada, o en esa dimensión donde siempre premiarán estas evocaciones.

El nacimiento de 26 fue un legítimo parto de fe y amor, tal como ahora sucede con la versión impresa de los viernes o la edición digital cada día y sus perfiles en Internet. Los reporteros que llegaron después ya van canosos sobre el camino de retos, caídas y levantadas. Honran la primicia de luz que sacudió el alba de ese miércoles rebelde de 1978. Por los que partieron y los que están, SEGUIMOS.

Roberto Leyva, a la derecha, espera que los hermanos Infante Reyes, junto a los operarios y un reportero revisen el periódico. Inclinado, al centro, Jesús Marrero, quien fue un importante puntal de ayuda en el taller.
De horas intensamente vigilantes y arduas se compuso el martes previo al día uno.
De horas intensamente vigilantes y tensas se compuso el martes previo al día UNO.
Roberto Leyva, a la derecha, espera que los hermanos Infante Reyes, junto a los operarios y un reportero revisen
el Periódico. Inclinado, al centro, Jesús Marrero, quien fue un importante puntal de ayuda en el taller.   

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar