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Las Tunas.- “La historia de las personas no solo se escribe con el ADN, también con sus emociones”, enfatiza el doctor en Ciencias Jurídicas Leonardo Pérez Gallardo ante jueces, abogados, notarios y otros operadores del Derecho en esta provincia. Pronto se cumplirá el primer año de la aprobación en referendo popular del Código de las Familias y el profesor titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana está seguro de que queda mucho por hacer todavía. Con similar grado científico y rango en la misma casa de altos estudios, Yamila González Ferrer, insiste, por su parte, en la necesidad de un cambio de mentalidad que transforme en hechos los principios consagrados en una norma jurídica que transparentó el país que somos y trazó el que soñamos, también en las cuestiones de familia.

Ambos académicos, quizás los rostros más conocidos entre quienes tomaron parte en la amplia comisión redactora del Código, sostuvieron contactos con colegas de Las Tunas con el fin de aquilatar la marcha de la implementación del Código y, sobre todo, alertar acerca de desviaciones o malas interpretaciones que lo amenazan. Periódico 26 no podía desaprovechar la oportunidad de hacerles algunas preguntas…

Profesor Gallardo, desde que conocimos la primera versión escuchamos que este Código elevaba las relaciones socio-afectivas a un rango similar a las de índole biológica; por ejemplo, a la hora de definir aspectos claves como la filiación y otros presentes en el ámbito familiar. Pero eso tiene una carga enorme de subjetividad. ¿Cómo pueden ahora los encargados de aplicar el Código medir algo completamente subjetivo como lo es el afecto?

“Nadie niega que la familia está sustentada por vínculos de sangre. Lo que ha pasado es que se ha exacerbado el biologicismo, el dato objetivo de la ADN. Lo que se busca hoy día es, sobre la base del principio de realidad familiar y a partir de las historias vitales de cada persona, diseñar ese modelo familiar. Se trata de un modelo familiar en el cual ha prevalecido una construcción afectiva, o sea una construcción más allá del dato biológico. ¿Con qué medio de prueba? Bueno con los que establece el Derecho: pruebas testificales, pruebas documentales, pruebas periciales.

“Por supuesto que es algo subjetivo que pasa por la mente del juez; y será él quien determine si hay una verdadera aprobación del dato subjetivo. Y como está en ese terreno cabe la posibilidad de que el juez de segunda instancia o el de casación no lo valoren así. La cuestión es que no se opera solo en el ámbito del  ADN. Sería mezquino o egoísta que, por un tema de la dificultad probatoria, por el grado o la intensidad de los medios probatorios, o por su complejidad, dejemos de darle recepción al derecho a vínculos familiares o personales que se van a enraizar como familia sin estar permeados por la sangre. Sustentar que la familia se basa solo en la sangre es una posición minimalista y reduccionista de lo que realmente es hoy la familia.

“La familia va más allá de la sangre; está sustentada en sentimientos, en la complicidad emotiva, en vínculos de esa naturaleza afectiva. Lo idóneo sería que se compatibilizaran los consanguíneos con los afectivos. Lo que hoy prevé el Derecho es que, de acuerdo con cada caso, si hay una prevalencia de los vínculos afectivos y una ausencia de los consanguíneos hay que resolver de acuerdo con el interés superior del niño o la niña. Ese interés superior tiene un papel importante la construcción familiar de los afectos”.

Leonardo Perez Gallardo Las Tunas 2023 0002Ha sido muy controversial y usted lo abordó: la diversidad de familias. Muchos de los críticos del Código hablaban de que había una especie de libertinaje, que ahora cualquiera podía ser familia y, sin embargo, usted aquí estableció la idea de que hay límites…

“Creo que en lo primero que hoy tenemos necesidad de trabajar es en perfilar los límites del concepto familia. Porque lo que no puede es que esta mentalidad abierta de permitir o de proteger modelos familiares no tradicionales, no convencionales, se convierta en la cobertura para excentricidades o que vaya en detrimento del interés superior del niño o la niña. Eso es un elemento que debemos tener muy presente.

“Tampoco podemos pensar desde una visión extremadamente egoísta de que todo lo que se nos antoje y queramos describir es un modelo familiar. Los modelos familiares se basan en presupuestos esenciales que se dan a partir de la construcción de afectividades, de la construcción de relaciones de distintas naturaleza, verticales, horizontales o transversales que se van enraizando en la medida en que la sociedad los va recibiendo. Lo que no podemos negar es que hoy tenemos modelos familiares que antes no estaban descritos. Algunos porque el Derecho aceptaba, otros porque no estaban visibilizados.

“El concepto de familia no es un concepto estático; está continuamente en evolución. Ahora, sí llamo la atención en que hay que tener prudencia y mesura en cada momento sobre qué modelo familiar voy a aceptar y cómo lo voy a aceptar”.

Eso se conecta con lo que usted advertía a sus colegas sobre la racionalidad en el momento de tomar las decisiones judiciales.

“El sentido común y la racionalidad son dos cualidades, dos elementos, dos brújulas que deben tener los juristas. Saber con sentido común dónde encontrar los límites. Hoy mismo que se está hablando de las familias poliamorosas. Bueno la cuestión está, ¿este es el momento para recepcionarlas?, ¿hay suficiente recepción social de este modelo para considerarlas un nuevo modelo familiar? Porque aquí, y esto es un elemento importante, ¿dónde están los límites que me permitan a mí conceptualizar un modelo familiar? Si paso los límites, pues rebaso lo permisible.  

“El Derecho busca la protección de tendencias sociales, eso nunca se puede olvidar, tendencias sociales, o sea, cuando ya un fenómeno se convierte en tendencia. Y protección, tendencia, hay un reclamo intuitivo protector, porque de lo contrario si no hay una recepción del modelo como tal, yo no puedo darle una visibilidad legal”.

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Así le fue a Las Tunas en el referendo del Código de las Familias (+infografía)

Yamila Código familias 2023 0002Profesora Yamila, usted ha insistido mucho en el peligro de los estereotipos. ¿Hasta dónde puede ser una dificultad a la hora de convertir el Código en algo más vivo de lo que ya es; y, sobre todo, al aplicarlo por los diferentes actores del Derecho?

“Yo creo que tenemos que hacer un gran trabajo para asimilar los contenidos del Código que en definitivas son muy avanzados, que promueven una transformación cultural importante en nuestros modos de ver, de pensar. Venimos de una cultura patriarcal, de una cultura en la que hay muchos estereotipos, muchos prejuicios vinculados con ser mujer, hombre, niños, niñas y adolescentes, personas adultas mayores y personas en situación de discapacidad.

“Donde ponemos límites a esas personas, cuestionamos su autonomía, su independencia para tomar decisiones. Por ejemplo, frente al fenómeno de la violencia de género y la violencia familiar, todavía existen muchos prejuicios, mitos: que si a ella le gusta que le peguen; que si no me voy a meter porque entre marido y mujer nadie se debe entrometer; que si le pego al niño porque es mío; o que si hago con el niño lo que quiera.

“Todos son conceptos que desde nuestra propia Constitución vienen plasmados en su magnitud desde la dignidad humana y que el Código de las Familias desarrolla en sus principios y en sus contenidos. Por lo tanto, tenemos que transformarnos para que esos patrones que tenemos establecidos, que son esquemas mentales, que afectan nuestro actuar, los modos de ver la vida, no incidan en la manera en que ejercemos nuestra profesión”.

Usted decía, y ponía el ejemplo de los protocolos. Ahora es una palabra que se nos integró con la pandemia. Pero en el caso de los operadores del Derecho, sugería hacer tal cual los médicos que los tienen para que la subjetividad y lo que en comunicación se llama mediaciones, no los afecte al aplicar el Código.

 “Creo que va a ser algo que nos va a ayudar muchísimo. Porque tenemos hoy el contexto jurídico apropiado para luchar contra todas las formas de discriminación, contra todas las formas de violencia. Pero como esa subjetividad todavía no se ha transformado, estos protocolos de actuación que responden al cambio de paradigma, pues nos van a ayudar a ser rigurosos en la manera de actuar, independientemente de la forma como pensemos. Por supuesto, la sensibilización y la capacitación, más la aplicación de estos protocolos contribuirá a dar un mejor servicio y a transformarnos poco a poco”.

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