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Las Tunas.- Justo en ellas el mar entra a la tierra y allí diversifica el ecosistema al aportarle una rica variedad de flora y fauna silvestre. Las Tunas, en la garganta del verde caimán que simboliza a Cuba, no escapa a estos accidentes geográficos: las bahías.

Y es que la oriental provincia, con su caribeña estampa, está caracterizada por la presencia de cuatro importantes bahías, distribuidas en la zona norte entre los municipios de Puerto Padre y Manatí, devenidas paradisíacas vistas del relieve costero.

Una de las más significativas y reconocidas es, sin dudas, la que lleva el nombre de la Villa Azul de Cuba, con un malecón perimetral que bordea la ciudad de los molinos; en ella, convergen otras cinco importantes comunidades: Chaparra, Delicias, Cascarero, Socucho y La Boca.

Su valor está matizado por las potencialidades marítimas y portuarias, al contar con la terminal de azúcar de Puerto Carúpano; además, cerca del 80 por ciento del litoral está cubierto por bosques de mangles y al menos siete ríos desembocan en sus salobres aguas.

Situada también en el norteño municipio, Malagueta destaca por un complejo ecosistema que protege en sus más de 23 mil hectáreas de mar y tierra firme; flamencos rosados y patos endémicos y migratorios, así como cangrejos, corales e incluso manatíes, hacen del sitio un refugio imperecedero para la vida animal.

Más el noroeste, la bahía de bolsa de Manatí, considerada entre las de mayor calado en el país, distingue por su belleza y diversidad. En la entrada, como sigiloso guardián, perpetúa tiempos pasados el faro que en algún momento sirvió de guía a navegantes del mar de las Antillas.

Desde allí ha sido posible encontrar importantes hallazgos de asentamientos aborígenes y, especial admiración causa a los visitantes la existencia de Chapaleta, una playa que enamora por el encanto de sus blancas arenas y una exuberante vegetación de mangles rojos y yanas.

Como frontera natural entre las provincias de Las Tunas y Camagüey, bahía Nuevas Grandes limita los municipios de Manatí y Nuevitas con una poderosa y versátil naturaleza costera, que hacen del paraje un verdadero paraíso para la protección y conservación de la fauna endémica.

En ella se encuentra la Isleta, un área protegida con significativas reservas ecológicas que atesora especies exóticas como el romerillo de costa, diferentes variedades de ébanos y manglares que sirven de nido a cocodrilos, crustáceos y manatíes.

Las Tunas, a las puertas del oriente cubano, tiene el privilegio de poseer esos encantos naturales que hacen de sus insólitas costas un edén a cielo abierto; sus bahías son el resguardo de la existencia, desde la preservación de los asombrosos recursos que en ellas habitan.

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