Las Tunas.- Mucho polvo levantaron las ruedas del carro de 26 para poder llegar hasta los predios de la cuenca La Cana.
Entre eso, los huecos de los 3 kilómetros y medio del maltrecho terraplén, las matas de marabú, que casi quieren darse un abrazo de un lado a otro del camino, y la compañía de los pájaros, transcurrió el recorrido.
Llegamos a la estación de Piedra Hueca cuando ya hacía un rato que su administrador, Omar Verdecia, esperaba a nuestro equipo de prensa. Por supuesto que entendió las razones de la demora, ¿quién le hace un cuento a él de esos trotes?
"Figúrese -dijo jocoso- yo vivo en Palmarito. Vengo todos los días en camiones hasta la entrada de Piedra Hueca, que son 100.00 pesos porque es particular el transporte y cobran así. Ahí me espera mi amigo Papo, nos montamos en su carretica y me trae hasta acá. Yo creo que me conozco hasta los baches del recorrido con los ojos cerrados".
También es en esa carretica, con la yegua Chula dando el plante, que Omar recorre los pozos que componen la cuenca La Cana, distantes 4 y 5 kilómetros unos de otros. Un entramado diverso, compuesto por siete estaciones de bombeo, de dos pozos cada una, que marca su ritmo de trabajo casi diario.
Y no es cosa de hoy. Desde hace 41 años este hombre labora en ese lugar; y a partir de 1997 comenzó el trabajo que ahora desempeña. Omar lleva el control del consumo de agua, la corriente y de las estaciones de bombeo, especialmente de las seis que tiran para la cisterna y tributan a la ciudad de Las Tunas.
Le falta gente para cubrir las 34 plazas de las que dispone, pero ese no es el principal problema que tiene; para él nada de lo que falta se compara con la sequía tremenda de estos años. "Hace como dos que no llueve, lo que se dice llover, un aguacero de esos que ponga a temblar la tierra. Y la cuenca se lo siente.
"Ahora mismo está desfavorable, por eso se explota de manera parcial; si no regulamos, acabamos con ella. El sistema de bombeo que tiraba 250 litros por segundo está sobre los 100, solo a eso estamos autorizados".
Nos explica entonces el camino certero del agua. Dice que los pozos tributan a la estación, que de ahí llega el líquido a presión hasta Palmarito y, desde ese sitio, por gravedad, alcanza a esta urbe; eso, porque hay 6 metros de diferencia de la loma de Palmarito al nivel del tanque de Las Tunas.
Omar habla de la Revolución Energética como un momento de sumo esplendor. "En el 2009 se montaron 18 motores en Piedra Hueca, había agua bastante, era fácil trabajar así. Ahora todo es mucho más complejo.
"La situación es crítica. Los motores que tenemos son muy pocos, las bombas están rotas en su mayoría; mantener el servicio es de valientes, te lo puedo asegurar. Y cuando la corriente se va todo es más duro. Hemos tenido pozos con ocho y 10 horas sin bombear por falta de fluido y, aunque no nos rendimos, a veces la gente no entiende".
Define como un acierto, en medio de tanta carencia, la culminación de la nueva conductora. "Aquí había una pérdida del 40 por ciento del agua que se bombeaba. Imagínese eso.
"Recuerdo que salían quejas por donde quiera por eso de los salideros. Había uno que estaba al lado de la carretera y duró como tres meses sin solución. Era terrible".
El panorama ha mejorado mucho, eso es fácil de constatar; sin embargo, duele muchísimo comprobar que el marabú que nos acompañó durante todo el recorrido de llegada campea por su respeto en las alrededor de 18 hectáreas de tierra que componen la cuenca La Cana.
Suelos fértiles, pero improductivos, un dilema que lejos de encontrar coto se ha ido enseñoreando por todo el lugar, y que se hace mucho más cuestionable en el actual contexto alimentario. Tremendo.
Omar es padre de tres hijos, está otra vez "matrimoniado" desde hace no tanto y lo dice con la sonrisa de quien, con más de siete décadas en ristre, se niega a bajar la guardia. Le escuchamos sus historias, las nostalgias que le acompañan, percibimos la alegría con la que se dispone siempre al trabajo, y hasta enternece.
Porque si el camino está así un día cualquiera, ¿imagina usted cómo se pone la cosa cuando cae algún aguacerito, aunque sea de los que casi ni mojan el suelo? Eso, por pensar en lo más simple que puede pasar en aquellos parajes olvidados y mustios de los que le nace agua a Las Tunas.
Saca un ejemplar añejo de un periódico 26 y nos lo muestra. Por las páginas del entonces diario y sus remembranzas conocemos que fue en enero de 1973 que los comandantes de la Revolución Juan Almeida Bosque y Faure Chomón Mediavilla inauguraron el sitio como fuente de abasto para la población de la entonces pequeña ciudad de Las Tunas; aunque, eso sí, "antes de esa fecha ya se sacaba agua de ahí, lo que pasa es que en los años 60 la Agricultura controlaba todo eso".
Lo dice y el gusto se le descubre en la mirada. Tiene miles de anécdotas y cientos de sueños de la mano del quehacer en esos parajes. Así lo sentimos al escuchar sus historias en el camino de regreso; porque le dimos "botella" hasta Palmarito, agobiados ya por el polvo, los baches y pendientes de que el marabú no acabara rayando de más al único medio de transporte del que dispone nuestro equipo de prensa.
Nos despedimos con un adiós que supo a buenos augurios. Gente como Omar abunda en Cuba; hombres y mujeres de raíces profundas y pasión de vida con las que siempre se puede contar.
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