Beijing, China. – La lógica del mercado y un Estado vigilante de los desequilibrios sociales continuará marcando el presente y porvenir de China en el campo económico; mientras que pretende fortalecer la doble circulación dentro de su ecosistema productivo y de servicios. Así lo resume Xu Sihai, profesor asociado de la Universidad de Estudios Extranjeros de esta capital.
El proceso de Reforma y Apertura llevado adelante por la nación asiática desde 1978 supuso la introducción paulatina de las relaciones de mercado dentro de su economía, pero atenidos a la lógica de la Ley del Valor y un sistema enfocado en las exportaciones. Bajo el liderazgo del Partido Comunista y en condiciones de relaciones internacionales ventajosas tras cuatro décadas China avanzó hacia una sociedad modestamente acomodada. Desde 2020 el país está implementado una nueva filosofía de desarrollo, comenta Xu.
“Busca un desarrollo de alta calidad y acelerar el establecimiento de un nuevo paradigma en el que la circulación doméstica sea el pilar y se refuerce mutuamente con la internacional”, explica el académico que imparte Relaciones Económicas entre China y América Latina y Traducción e interpretación chino-español en materia económica y comercial.
“Las teorías y prácticas económicas, añade, indican que una economía orientada a la exportación suele tener mejores posibilidades de crecimiento a largo plazo frente a los modelos de desarrollo enfocados en el mercado interno como la industrialización por sustitución de las importaciones. Entre sus ventajas están un mayor valor agregado industrial de las exportaciones, los efectos de la economía de escala y su positivo impacto en el desarrollo tecnológico; pero trae aparejado una susceptibilidad por la volatilidad de los mercados internacionales, la dependencia del capital extranjero, los riesgos de seguridad económica, la vulnerabilidad en materia de tecnologías clave. De esta manera colocó a China en una posición desfavorecida en las cadenas globales de valor con la consiguiente atención insuficiente a la demanda interna.” Además, destaca, trajo aparejados otros problemas como las diferencias salariales, las distancias de ingresos entre zonas rurales y urbanas; entre la costa y la periferia; así como la huella ecológica que dejó ese crecimiento acelerado.
“Hablamos, precisa, de una reforma integral, sistemática, multidimensional y en profundidad que es asimismo una decisión estratégica a partir de los cambios de la etapa, las circunstancias y condiciones del desarrollo de China. Es una respuesta a la situación internacional cambiante nunca vista en una centuria, incluida la pandemia de Covid-19; y un nuevo esquema económico para alcanzar la gran revitalización de la nación china”.
Enfocarse más en la demanda interna de lo que lo ha hecho hasta ahora, es posible porque China, detalla el experto, tiene hoy un volumen económico anual superior a los 100 billones de yuanes. A escala global es la segunda economía, la primera potencia manufacturera y el segundo polo de consumo. Adicionalmente, tiene la matriz productiva más completa del planeta con 525 subsectores industriales según las Naciones Unidad; y la dependencia de su economía del comercio exterior fue de un 64 por ciento en 2006 al 31,5 de 2020. Al unísono creció el poder adquisitivo de su población pues su producto interno bruto (PIB) per cápita está por encima de los 10 mil dólares anuales. De hecho, detalla, la clase media china ronda entre los 500 y 700 millones de personas; y prosiguen los avances sustanciales en la economía digital, el comercio electrónico y la logística.
En el ámbito externo, otras condiciones hacen factible el cambio de paradigma, insiste Xu. Especialmente los riesgos que implica de la desglobalización, los impactos de la pandemia de la Covid-19, la reindustrialización de las economías desarrolladas, una nueva ronda de competencia tecnológica a nivel mundial; así como cierto auge del proteccionismo y nacionalismo. Sin olvidar las tensiones geopolíticas y los conflictos comerciales con los EE.UU. aclara este especialista entre cuyas áreas de interés académico, destacan la cooperación económica y comercial entre China y los países latinoamericanos y la imagen de China en los medios de comunicación en español.
DESREGULACIÓN… ¿COMPLETA?
En lo adelante, anticipa el experto, China aspira a tener un mercado moderno, unificado, abierto, competitivo y regulado; potenciará la plena competencia en igualdad de condiciones de las empresas estatales, extrajeras y de capital privado nacional en cuanto al acceso a los recursos y la protección de los derechos por la ley. No se detendrán, asegura, “la reforma de las empresas de propiedad estatal con orientación al mercado, la apuesta por la apertura y el incentivo a las pequeñas y medianas empresas que son el 70 por ciento del ecosistema económico chino y el 60 por ciento de la fuente de empleo”.
Empero, alerta, será necesario “corregir el desequilibrio entre el sector productivo y el financiero, por ejemplo, en el primer trimestre de 2020 por los efectos de la pandemia el PIB cayó en un 6,8 por ciento; utilidades industriales en un 36,7; pero los beneficios de la banca subieron en un cinco, eso denota que están dedicados a la especulación financiera”. Además, comenta, se requerirá de “Atender las debilidades tecnológicas y de innovación porque nos hemos dedicado por mucho tiempo a las ciencias aplicadas y no las ciencias básicas; por lo que deberá haber una mayor inversión en educación, la investigación y el desarrollo”.
En lo tendiente a la distribución de la renta, expresa, el país deberá moverse hacia “la industrialización basada en los bajos costos humanos y los gastos fiscales orientados al desarrollo y la producción que condicionan en el aumento del poder adquisitivo, disminuyendo así los desfases y brechas salariales entre diferentes regiones y sectores sociales; aplicando estrategias en pos de más calidad del crecimiento, el empleo, más oportunidades de inversión, una mayor reducción de impuestos, mejorar en la seguridad social, y reducir de los precios de la vivienda”.
En los últimos meses, dice, hemos visto una “transformación del consumo con un aumento en los gastos en servicios de ocio como turismo, artes y deportes, acompañado por el auge del comercio electrónico. Por parte del Gobierno, un mayor énfasis en las compras, inversiones y servicios públicos, en la edificación de la nueva infraestructura demandada por la economía digital, más gastos en la seguridad social y el mercado inmobiliario”.
PERIÓDICO 26: Profesor: el énfasis en el mercado ¿no podría incrementar la brecha social? Y por otro ¿cómo lidiar ese apego a las reglas del mercado frente a las eventuales sanciones y políticas punitivas como las que puede hacer EE.UU.?
XU SIHAI “Lo que trata de hacer el gobierno chino es ocuparse principalmente del desarrollo social y dejar funcionar al mercado. No quiere seguir mezclando las dos cosas. El Estado seguramente se va a ocupar de la distribución de la renta, en prestar ayuda a los grupos vulnerables, a mejorar la equidad de los ingresos.
“El Gobierno chino cree que el mercado es el instrumento más eficiente para la asignación de los recursos; y en este sentido va a dejarlo funcionar; en competencia libre y plena entre las empresas. El Estado interviene cuando hay una necesidad en el aspecto social; con proyectos sociales, programas de ayuda y este tipo de cosas. No va a interferir en la competencia entre las empresas con la excusa del desarrollo social.
“En el pasado el Gobierno chino mantuvo a flote a muchas empresas con pérdidas con el argumento de proteger al empleo de los trabajadores. Esas estrategias no funcionaron porque las pérdidas se le hicieron más grandes e inasumibles. De hecho, los trabajadores que estaban en dificultades al salir de esa empresa encontraron buenas oportunidades de desarrollo.
“En el futuro creo que el Gobierno se va a ocupar de la parte social y el mercado se va a ocupar de la parte económica y comercial. Va a haber una división de las competencias. El Estado no va a interferir en la parte económica y el mercado tampoco en la parte social. Por ejemplo, el fondo de seguridad social de China no va a participar en proyectos especulativos. Así que la división de las responsabilidades es fundamental.
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“En cuanto a las sanciones de Estados Unidos. Ahí están las sanciones y están los impactos sobre las empresas chinas. Hoy sobre Huawei y mañana a lo mejor sobre otras empresas. Con la desregulación no se puede resolver esos problemas; pero a través de un mayor control empresarial tampoco. Entonces yo creo que no están muy relacionados los impactos de la sanción y las decisiones que tome el gobierno chino con respecto a la regulación del del mercado”.
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“Además, la desregulación como término es mal visto en China. Todavía creemos en la capacidad del Estado para el desarrollo económico. Entonces el Estado tampoco se va a retirar del todo del ámbito económico. Va a definir las estrategias; a establecer las normas con mayor claridad. No va a meterse en los detalles o en la operación concreta de las empresas. El Gobierno también se va a ocupar más de la parte social porque hoy tiene más recursos para hacerlo; y es más urgente esta tarea porque si optamos por el mercado interno hay que aumentar el poder adquisitivo”.
PERIÓDICO 26: Profesor: ¿Hasta dónde la política de casos cero de Covid-19 que mantiene el Gobierno chino para enfrentar a la pandemia puede ser un freno, por ejemplo, al establecimiento de un mercado unificado y al estimular la demanda interna?
XU SIHAI “No sé cuándo se van a modificar la política del llamado cero dinámico. Lo que veo es una flexibilización gradual de las medidas. Si comparamos lo que ocurre ahora en una ciudad con lo que pasaba hace un año cuando se detectaban nuevos positivos, veremos que ha habido una flexibilización gradual.
“En China por costumbre y por el estilo tradicional hacemos todo con gradualidad, con mucha prudencia. En 1978 cuando empezamos a abrir el país tampoco lo hicimos de inmediato. Abrimos las ciudades en la costa que en aquel momento eran insignificantes o simplemente aldeas pesqueras. Las abrimos con zonas especiales, poco a poco. Si las medidas funcionaban las extendimos a más regiones, más ámbitos, más áreas del país. Esa prudencia y esa gradualidad creo que se ha mantenido en la gestión de la pandemia. No queremos perder el control en ningún momento”.
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