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Las Tunas.- Toda una vida dedicada al Banco Popular de Ahorro (BPA) y la confesión de que no le gustan los números -incluso cuando sus primeros estudios fueron de Técnico Medio en Contabilidad- es lo que hacen que Alberto Moisés Otero Santana sea un enigma por sí solo. Más de 30 años dedicado a la atención al público y a la realización de trámites le permiten conocer a plenitud el entramado que conforma el sistema bancario del país.

Está a pocos días de abrazar los 68 años de edad, y cuenta cómo estudió la Licenciatura en Derecho aún trabajando en el banco, lo que le facilitó la interacción con el público.

Con total naturalidad y a la vez nostalgia narra su paso por el centro, que en sus inicios era una dependencia del Banco Central de Cuba en Las Tunas. Al constituirse el BPA, pasa a ser jefe de departamento en la Dirección Provincial, en lo que en aquel momento se llamaba Banca Particular.

"En ese departamento se recogió toda la atención a la población, dígase personas naturales y jurídicas. También atendí el departamento Banca de Empresa, que pasó a nombrarse Banca Corporativa, donde se veía lo relacionado con el ahorro sumando otros servicios que incluyen la Seguridad Social, los pagos, cobros por cuenta de tercero y los diferentes tipos de créditos".

Participó Otero, como lo conocen todos, en algunos de los momentos claves dentro del Programa de la Vivienda, sí porque el banco fue el responsable de la entrega de los títulos de propiedad de un grupo de casas que eran vinculadas o medios básicos.

"Fue un trabajo amplio de días y noches para cumplir con las entregas de los títulos. En esta parte se incluyeron los préstamos que no eran créditos, es decir, aquellas ayudas monetarias que se les hacían a los estudiantes universitarios, quienes adquirían una deuda durante este período de estudio y luego la pagaban cuando terminaban.

"En aquella etapa la atención a la Seguridad Social era un asunto del banco, de allí salían las chequeras. Esa también fue mi responsabilidad, hasta que en el año 2001 surgió la Dirección de Trabajo y Seguridad Social, quienes comenzaron a hacerse cargo de estas cuestiones".

La incorporación de los sistemas automatizados no llega con la inauguración del banco el 18 de mayo de 1983, sino años más tarde. Hasta 1999 se mantuvieron pasando los controles de clientes y de cuentas de manera manual. Luego se empiezan a incorporar diferentes mecanismos informáticos lo suficientemente seguros como para preservar el cúmulo de información que allí se tenía.

Estamos en el 2023, año en el que el país atraviesa uno de los momentos más importantes en cuanto a la gestión bancaria. Sobre este tema, Otero conversó con 26, y para ser una persona a la que no le gustan los números, las explicaciones las ofrece muy claramente. 

"La bancarización no es algo nuevo para el país, vivimos con ella desde hace tiempo, lo que ahora a las personas les resulta novedoso es el término bancarización, que no es más que las operaciones que se realizan de manera virtual para que el movimiento de dinero en efectivo sea el menor posible.

"Es bueno que los clientes conozcan que la emisión de billetes le cuesta al país millones de pesos, porque el papel y la tinta que se emplean son de seguridad; por tanto, todo lo que lleva un billete cuesta dinero en divisa. Con la llegada de los nuevos actores económicos el dinero llega a ellos y no sale nunca, es decir, no vuelve a las instalaciones bancarias".

Según explica Otero, en años anteriores si algún cuidadano o entidad necesitaba hacer una extracción monetaria, y no existía este dinero en físico, el banco tenía de 10 a 72 horas para contar con el dinero y prepararlo para ser recogido por el cliente.

"Actualmente existen indisciplinas de algunas empresas que se te presentan en cualquier horario a extraer el salario de los trabajadores y no entienden que no es fácil mover semejantes sumas de dinero. Mientras que si se realiza la demanda en el tiempo establecido, se dispone el personal para atenderlo sin afectar el servicio a la población.

"Con la bancarización lo que se busca es que el dinero que llegue a los lugares sea depositado en el banco para que este tenga efectivo. Las personas deben perder el temor a la inexistencia del mismo, porque las autoridades del país conocen que no todas las personas poseen los dispositivos electrónicos para hacer las operaciones".

¿Entonces podríamos decir que la bancarización busca poner un freno a los nuevos actores económicos en cuanto a la recaudación de dinero en efectivo? 

"Sí, es una medida de control, se están convirtiendo ellos en los recaudadores de la moneda en el país. Y este control va más allá, también llega al sector estatal, a las empresas.

"Las ventajas en este sentido son muchas. Se pueden usar las plataformas de pago como EnZona o Transfermóvil en las bodegas, las mipymes, los trabajadores por cuenta propia, donde solo escaneando el código QR se puede hacer una compra".

Desde el año 2018 se emplean estos nuevos mecanismos que estaban más cerca de la bancarización de lo que las personas imaginaban; el miedo no debe existir. Estos canales electrónicos solo buscan mejorar la vida de la ciudadanía, y los ejemplos en este camino son muchos: los pagos de impuestos a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), la compra de sellos electrónicos...

Estamos en presencia de un camino largo por recorrer, pero a Otero no le asusta, incluso con sus más de 60 años, y busca el modo de explicar a quienes se le acercan sobre este camino nada novedoso y al que mucho temen.

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