iraida williams

Las Tunas.- Siempre se le ve ocupada, con la guitarra al hombro, o no, lo cierto es que Iraida Williams Eugellés parece que nunca descansa. En esos ires y venires se reconoce a una mujer guerrera, de esas que enfrentan no solo sus propias batallas, sino que ayudan a otros a librar las suyas y conducen, guían, sostienen…

Nunca se arrepentirá de haber cambiado la función de médico para el cuerpo por la del alma, aunque no llegó a la música tan tempranamente como hubiera querido, una vez escogida la senda no ha habido vuelta atrás.

"Mi vida en la música empezó tarde. Tuve la oportunidad de incorporarme al curso de instructores de arte y después hice el de Ténico de Nivel Medio de Canto, corriendo, no con todo el tiempo que un estudiante dedica habitualmente. La vida de aficionada también me fue muy útil, fueron casi 11 años entre un septeto tradicional y el conjunto artístico Cueybá, con el que recorrí muchos escenarios importantes en el país y eso también me sirvió de experiencia.

"Llegué a la trova sin saberlo, un poco sin querer, Norge Batista me vio tocando la guitarra y me dijo: '¿Por qué tú no compones?'. Y me dije: ¿componer? ¡En mi vida yo había pensado en hacer una letra! Pero lo importante de la musa es sentarte para que ella venga. Así nacieron mis primeras canciones, El bichito enamorado, que todo el mundo conoce, y Trasfondo. Se me sigue haciendo difícil, no soy muy prolífica, quizás porque soy muy exigente o porque no tengo todas las herramientas; hay una serie de circunstancias que me hacen dudar, a veces, de la terminación de la canción.

"También me aprovecho mucho de mis capacidades vocales para interpretar, que siempre me ha sido fácil y un placer. Hay canciones que quisiera que fueran mías, tuve mucha envidia cuando Eduardo Sosa hizo ese disco, Como si fueran mías, porque yo las hubiera hecho igual".

iraida xiomara
¿Cómo llegas a los conciertos de cada 8 de marzo?

Porque ese tiempo entre canción y canción nueva, me da la oportunidad con aquellas cosas que quisiera cantar, así empezaron los conciertos. Mi primer concierto fue un desastre, se fue la corriente en la segunda canción, nunca más vino y tuve que reponerlo casi una semana después.

Fue algo muy emotivo, tuve buenos músicos acompañándome y a partir de ese momento me propuse hacerlo todos los 8 de marzo, una fecha que escogí por algo tan importante como el Día Internacional de la Mujer, para homenajear a las grandes mujeres de la trova cubana.

He tenido instantes memorables en los conciertos, desde cantarle a Latinoamérica, experimentar con música brasileña y recordar a grandes cubanas como María Teresa Vera. Me hice el propósito de ponerme retos todos los años y eso incluye invitar a grandes figuras, porque sé que el intercambio para los artistas y los músicos es importante, eso ha incluido a Martha Campos y Heidi Igualada, entre las primeras, Lynn Milanés en el 2018 y el más reciente con Xiomara Laugart.

Me faltan muchas. Pienso en Rita del Prado, Ivette Cepeda, Anabel López... Y esto no es solo para mí, lo importante del 8 de marzo es que Las Tunas reciba un regalo especial ese día, que la música tunera se enriquezca, intercambie. Por ejemplo, el criterio de Xiomara Laugart de los músicos acompañantes fue maravilloso.

Estamos escondiditos en el Balcón… y es hora de que se sepa que Las Tunas cuenta con excelentes músicos y que todavía cultivamos las grandes canciones. De eso Xiomara se maravilló, de cómo el público recuerda canciones de los años 90 y las atesora con respeto.

Eso de Las Tunas también podemos decirlo, que es una ciudad que atesora el patrimonio inmaterial; quizás tenemos que luchar todavía con no pocas banalidades, pero nuestros artistas en cada espacio buscan mantener ese patrimonio y que la juventud lo conozca.

A mí me hizo muy bien ver caras muy jóvenes en el concierto, me parecía que había cierto grupo etario que iba a ir por la nostalgia de Xiomara y esos tiempos, pero ver a los jóvenes disfrutando fue especial.

Otra gran pasión de Iraida es la promoción artística, la cual vinculas con el trabajo comunitario, la lucha por la equidad de la mujer, entre otras labores sociales.

Esa es otra cosa que fue inconsciente. Así me formé desde pequeña por todas mis condiciones, vengo de un municipio, de una familia, y disculpa el cliché, humilde. Sí, mi familia es humilde, mi padre es cincuentenario de la zafra, mi madre fue una auxiliar de limpieza de Etecsa, con unos estudios básicos.

Pero mi mamá me enseñó mucho. Yo la veía -ya después de unos cuantos años- que sacó el sexto grado y luego el 12 y me decía hay que lucharlo. Esos valores que me enseñó mi familia hicieron que toda mi vida fuera así, a base de sacrificios y metas.

Estudié Medicina, volví a mi municipio a trabajar, decidí por la música y emprendí. Es decir, que siempre he sido bastante activa donde he estado. Y después que llegué a la cultura, vi que es un gran pozo, no solamente es cantar. La cultura es mucho más que eso y la promoción cultural es importante; si cada artista hace un granito de esa promoción, el arte se enriquecería más, y eso no lo he perdido gracias a los muchos ejemplos que tengo por seguir.

Comencé en las artes escénicas con Fidel Vázquez, un promotor del humor y de la cultura en general. Me uní a Verónica Hinojosa, Elizabeth Borrero, bebí de ellas.

Y en la trova me topo con una campaña que se llama Únete, por la no violencia contra las mujeres y las niñas y nos incluye y me da la posibilidad de visibilizarme de otra manera, porque ya estaba haciendo el concierto del 8 de marzo, pero me faltaban más cosas. Sin querer las estaba haciendo, pero me faltaba enfocarme en ese objetivo.

Por eso fue que surgió el Proyecto Tiempo de Mujeres, porque cuando miré a mi alrededor había muchas mujeres haciendo lo mismo. Ya llevamos cinco años de fundado y nos estamos abriendo a más, empezamos a hacer trabajo comunitario, llevar ese tema a las comunidades, de la misma manera que lo estábamos haciendo antes, a través del arte y tratamos de vincularnos con Salud y los bufetes colectivos. De pronto llega el "Adelanto de la mujer" desde el punto de vista gubernamental, en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) se fortalece la comisión de trabajo de la equidad, cuando me percato todo alrededor era un caldo de cultivo para que "Tiempo de Mujeres" fructificara.

Me faltaba algo y, este año vamos a empezar una línea que tiene que ver con la racialidad, también tenemos en la Uneac la Comisión Aponte, además hay una verticalidad conmigo, o sea, con la mujer negra en la sociedad cubana. Pues ya somos muchas que vamos a empezar a hacer cosas sobre nuestros atributos, nuestras raíces. Yo vengo de Jamaica y tengo familia haitiana, y en Las Tunas muchas cosas están a favor para que un movimiento como este se vincule. Creo que mi promoción va a seguir, siempre hay una forma de contribuir, y ahora hay muchas generaciones de jóvenes que están surgiendo en el arte y hay que guiarlos; es una responsabilidad de los más viejos ayudarlos a que pasen menos trabajo.

Estaría muy equivocado el artista que se refugie en su fama o estatus artístico solamente, porque al final esa obra hay que socializarla. A mí me ha servido mucho, porque llego a una comunidad con un objetivo, pero si también oyen mis canciones, es un público que voy ganando. 

Por otra parte, tengo la compañía infantil Las hormigas rojas, porque los niños para mí también son importantes, y eso me hace muy bien, me refresca. Los niños irradian algo que es bueno tenerlo siempre al lado, al igual que los jóvenes.

iraida grupo xiomara
Otro de los proyectos que más te apasiona actualmente es Controvando. ¿Qué representa para Iraida?

El Controvando ahora mismo me tiene chocha, porque Freddy y yo somos muy inteligentes, nunca nos apartamos de los jóvenes. La vida pasa, y a pesar de que nuestra obra tiene cierta madurez necesita permearse de las nuevas tendencias, eso nos lo dan los jóvenes.

Controvando existe en un momento especial en Las Tunas, es increíble cómo hemos madurado en ese género. También ha hecho que Las Tunas se visibilice en cuanto a la trova. Ya mucha gente dice que aquí hay un movimiento fuerte después de Villa Clara, reconocida por la Trovuntivitis.

Este es un solo proyecto, en el que nos unimos seis miradas diferentes. Es la posibilidad de defender la obra de cada uno, pero entre todos. Para mí es especial. Nos faltan cosas por limar y es esa meta la que me tiene cautivada. Cada día que hacemos algo nuevo descubrimos qué podemos aportarle a Controvando, al público le gusta y eso es muy importante.

Puedo hablar de un Daniel Velázquez que está sazón como decimos en buen cubano, así como Amaury del Río. Se nos han ido dos o tres, pero siguen siendo de Controvando y poniendo a Las Tunas en alto, en el lugar donde estén; Enrique Téllez, Carlos Dragoní, Julio César González y Freddy Laffita como siempre halándonos, es increíble la fuerza que tiene para seguir siendo eternamente joven.

Otros van a formar parte del proyecto, no está cerrado a nuevas admisiones. Ahora entra Arolmis Reyes, algo también diferente y fresco y eso nos hermana, esa manera de ver las cosas. Cuando nos unimos la canción se hace más fuerte.

¿Qué canción cubana admira tanto Iraida que le hubiera gustado escribir?

Tras un silencio muy prolongado, suspira, y adivino que miles de títulos deben venir a su mente, pero me dice: "Mira, si voy a ser justa tengo que remontarme varios años. A mí me hubiera gustado escribir La tarde, de Sindo Garay, por todo lo que significa no solo en Cuba, si no en el mundo. Es una canción especial".

Y se puede adivinar entonces en sus ojos de trovadora, una luz que arde, quizás la misma que la impulsa a crear día tras día desde el Proyecto Hormigas Rojas con lo niños; o desde la vicepresidencia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Las Tunas, o en la incansable promotora que aboga por la no violencia contra las mujeres y las niñas.

Incluso después de todo eso, cuando va muriendo la tarde tunera, ella se apodera de las noches y desde las cuerdas de su guitarra en esa perfecta simbiosis con su garganta empieza a regalarnos su música.

 

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