Puerto Padre, Las Tunas.- La llegada de los niños era recibida con la más humana de las expresiones, una sonrisa especial a escasos metros de la entrada. Seguir el andar sin mirar nunca fue una opción, aunque el timbre en un llamado intenso apuraba los pasos.
En el seminternado Camilo Cienfuegos Gorriarán, en la ciudad de Puerto Padre, una estatua acogía a los pioneros en el día a día de libretas y lápices. Hoy tan solo se guardan en la memoria las fotografías de generaciones, con muchos años de diferencia, además de la conjugación verbal en pasado, en la eterna lucha ante el olvido, que deja demasiados sinsabores.
El arte y la educación marcharon de la mano cuando la entidad, allá por el año 2004, rejuveneció sus muros y los engalanó con elementos cerámicos que le daban un vistazo diferente a la historia nacional. Ahí, a la vanguardia, tal y como hiciera en las gestas de liberación, nació la estatua al héroe del sombrero alón, bajo la concepción artística de Elevis Báez Morales, quien esparció cualidades escultóricas por las arterias de la Villa Azul, con el icónico conjunto El Quijote, el busto de Carlos J. Fínlay en el policlínico Romárico Oro, la figura de Francisco (Paco) Cabrera en el parque homónimo, y más.
Cemento y acero se fundieron en uno solo para representar la firmeza en las convicciones revolucionarias; al mismo tiempo, aquel rostro sonriente reflejaba el carácter jovial del líder de masas. Sin embargo, la calidez semántica de la representación resultó insuficiente frente a las condiciones ambientales.
“Al ubicarse a la intemperie cayó en un proceso de oxidación, lo que trajo consigo el desprendimiento de algunas capas de hormigón, agudizado al estar situado en una base muy pequeña, cercana a la tierra, donde la humedad causa daños significativos”, señala el museólogo Abel Sastre Matos.
Maydelis Escobar Rodríguez, directora del centro estudiantil, con la sensibilidad de un adiós a un ser querido detalla el paso del quebranto, a la vista de cualquiera, pero ajeno para todos. “En un primer momento el deterioro impactó la parte del fusil, luego el cuerpo, en un estado en el que no podía seguir a la vista pública. Actualmente está guardada en uno de los locales del plantel, con la esperanza de rescatarla alguna vez”.
Las circunstancias inestables en la salud del creador también significaron un alto en el camino, en aras de preservar la vida útil de la obra, la cual finalizó en junio del 2014, cuando ocupó sitio dentro de cuatro paredes. De acuerdo con declaraciones del director de Educación en el municipio, Jorge Luis Cueva Delgado, a causa de “las estipulaciones del derecho de autor que ampara a los artistas, no podemos tomar acción de reparación alguna, ni impulsar una nueva porque supone un sello patrimonial. Mientras el autor no lo permita, y en su ausencia el poder recae en la familia, como resulta el caso, no podemos acometer las labores. No obstante, la escuela está identificada con una imagen en la pared de entrada”.
El calendario no detiene el paso de sus hojas, en tanto las ansias por devolver el paraje de antaño rozan la utopía. Muchas manos deberán unirse para darle un vuelco al panorama existente.
“Está ajustado a un plano de presupuesto, una vez resueltos los problemas legales, con el apoyo de la Brigada José Martí buscaríamos los recursos, además de montarlo con un plan de mantenimiento y así restaurar la estatua; sin dar, aún, una fecha exacta, pero con un pensamiento futuro de recuperar este símbolo del centro educacional”, afirma el también doctor en Ciencias.
De indispensable puede catalogarse la influencia en el saber de monumentos y sitios con marcada relevancia histórica. Por tanto, las clases deben atemperarse al presente ritmo social. Hacer palpables memorias del pasado.
Entre reflexiones, Maydelis reconoce que “las nuevas generaciones requieren un trabajo histórico más allá de fotos, láminas y textos, más bien palpar los hechos. Con ello ganaríamos en la formación de valores, el interés por elementos patrios y la transformación de la conducta”.
Las ventajas de sustituir, en determinado momento, la pizarra por una estatua, con la relevancia de Camilo Cienfuegos, posibilita, cuando menos, la sapiencia de humanizar a los íconos del país.
“En las actividades prácticas, por ejemplo, al identificar las características físicas se puede potenciar la redacción en una dinámica de acercamiento que lleva a los estudiantes a ámbitos afectivo-emocionales, y la sed de conocimientos aumentaría. A partir de ahí dejaría de ser una historia contada para, vista desde la didáctica, convertirse en una historia vivida; al tiempo que los niños no serían receptores, más bien protagonistas”, enfatiza Cueva Delgado.
Si bien las carencias materiales dificultan proyectos, el obrar responsable, acompañado de las motivaciones necesarias, indican el trayecto por seguir, sin olvidar el pasado y con pasos sólidos hacia el porvenir.