Las Tunas.- La historia personal de Freddy Pérez Pérez está indisolublemente ligada a la Revolución Cubana y su fe inquebrantable en la justeza de cada una de sus batallas. Así lo recuerdo ahora, mientras los colegas repiten en las redes sociales la certeza de su muerte y muestran su respeto y nostalgia ante su paso por esta vida.
Freddy fue fundador de nuestro órgano de prensa y también lucía en sus vitrinas el Premio Por la Obra de la Vida Rosano Zamora Paadín que le confirió el gremio, con un gran aplauso, en el año 2010. Y, aunque ya jubilado, mientras le dieron las fuerzas se mantuvo atento, con el lapicero en el bolsillo y la agenda bajo el brazo, presto a ser útil.
Esa certeza siempre fue parte de su camino, quizás desde el mismo 1968, cuando el Partido lo designó corresponsal del municipio de Jesús Menéndez para reportar para el periódico Sierra Maestra y las radios Revolución y Libertad; cuentan que entonces sus ganas inmensas de hacer le ganaron un espacio en el rotativo Granma y, en 1970, recibió un carné que lo acreditaba como corresponsal voluntario.
Desde las páginas de 26 fue siempre un apasionado defensor del diálogo con los lectores, especialmente desde la sección Cartas, en la que estuvo presto a atender cada inconformidad y buscar respuestas atinadas y constantes.
Recorrer los momentos de su vida es también una forma de conocer los hitos del periodismo revolucionario por estos lares y los pasos de una generación, la suya, que se formó e hizo grande de la mano de Fidel, la obra colectiva y sus más enconadas batallas.
Se va, pues, un periodista de laboriosidad invaluable; un padre octogenario profundamente amantísimo y un cubano de su tiempo, fiel y presto al hábito de servir.