Las Tunas.- La constante entrada de llamadas y el brillo de las pantallas que muestran cada cliente del servicio eléctrico de la provincia son el entorno diario de Lietis Lorena Morales Martínez. Con solo 23 años y cuatro en el oficio, es una de las despachadoras del Despacho Provincial de Carga de la Empresa Eléctrica Las Tunas, un cargo de alta responsabilidad donde históricamente han predominado los hombres.
Su llegada a este puesto fue un giro inesperado en su camino profesional. "Nunca pensé venir aquí. Yo optaba por la carrera de Medicina, era la que quería. Me llegó Ingeniería Agrónoma, pero por cuestiones de salud no pude continuar. Luego se presentó la oportunidad y comencé a trabajar en este lugar; seguidamente a formarme como ingeniera eléctrica a través de un aula anexa de la Universidad de Moa, en la Universidad de Las Tunas".
Lietis Lorena lidia, al igual que el resto de sus compañeros, con guardias nocturnas, una experiencia que al principio encontró compleja. "Es un poco la presión de estar aquí, de saber que de ti dependen otras vidas, pero te acostumbras. Llega el momento en el que sí te gusta el trabajo.
"Es verdad que nunca vas a saber todo, como en las demás carreras. Nunca te bastará el tiempo para aprenderlo todo, pero si te llega a gustar y lo conoces un poco más", reflexiona con la seguridad de quien ya tiene el control.
El trabajo con un colectivo netamente masculino puede resultar un reto. Su función, darles indicaciones para preservar sus vidas.
"Somos varias despachadoras ahora mismo. El menor colectivo es el de las mujeres, pero se siente bien. Ellos son muy atentos con nosotras. Somos un equipo de trabajo y nos caracteriza el llevarnos bien. Aquí prima, ante todo, el respeto. Nunca tenemos discusiones, ni en el ámbito laboral ni en el personal".
Ese mismo respeto es el que exige, y generalmente recibe, cuando debe tomar decisiones difíciles, sobre todo ante la comunidad.
"Siempre hay personas a las que no les agradará el trabajo que realizamos. Pero nosotros intentamos hacerles entender que no es culpa nuestra. El principio fundamental del Despacho es dar servicio".
La vida en la Empresa Eléctrica no solo le dio una carrera universitaria, también le abrió las puertas del amor y la vida en pareja.
"Actualmente vivo con mis padres y mi esposo; a él lo conocí aquí, también era despachador. Estábamos en turnos diferentes. Fue algo atípico, pero terminamos convirtiéndonos en una relación. Esto no ha impedido mi crecimiento profesional".
El camino de Lietis es un ejemplo de cómo se rompen los estereotipos de que especialidades como la Ingeniería Eléctrica o Mecánica son totalmente de hombres. Actualmente, estudia su carrera universitaria y confirma que la presencia femenina, aunque minoritaria, es una realidad.
"En el aula somos cuatro mujeres. La mayoría labora en el Despacho. Es un poco menos complejo para nosotras porque trabajamos con lo que damos en clases de manera diaria. Estamos familiarizadas con este entorno".
La historia de Lietis Lorena Morales no es solo la de una joven que encontró su vocación en un lugar inesperado. Es la de una profesional que, con dedicación y competencia, se ha ganado un espacio de respeto en un sector clave, demostrando que el talento y la responsabilidad no tienen género, y que a veces, los circuitos más complejos pueden conducir a la realización personal y profesional.

