hospital cirugía mínimo acceso

Las Tunas.- Aquella mañana, a pesar del ritmo ajetreado en el salón, en los rostros de los cirujanos no se percibían ni atisbos de nervios. “Gajes del oficio”, dirían luego. Cuando el instrumental estuvo listo y se ultimaron con minuciosidad los detalles, el doctor Cobiellas comenzó un proceder que por su importancia todavía tiene intocado en algún lugar del recuerdo.

Codo con codo, estaba también su profesor y pupilo en los novísimos procederes, el doctor Cervantes. Sabían que una resección pulmonar no era cuestión sencilla, pero había mucho que demostrar aquella jornada. Bajo el efecto de la anestesia dormía un paciente con una neoplasia al que, con mucho tino, se le extirpó el lóbulo superior del pulmón derecho.

Después de horas de faena, dieron por concluida una intervención que se consideró muy exitosa. Era el año 1996 y en Las Tunas comenzaba a afianzarse la cirugía por mínimo acceso. Solo contadas provincias habían echado a andar tales resortes que provocaban escepticismo por doquier, incluso entre algunos galenos.

Pocas horas después de la resección pulmonar, el paciente fue puesto de alta y afrontó la subida de cinco plantas hacia su vivienda, con una frescura envidiable. Aquella osadía se difundió como pólvora por el mismo “supuesto” convaleciente, que gozó su existencia por casi una década más.

Conversar con el doctor Roberto Cobiellas Rodríguez es, de muchas maneras, recorrer los albores de la cirugía por mínimo acceso en suelo tunero. Un camino en el que se enrumbó de la mano de la cirujana pediatra Caridad Galbán Cruz y de otros nombres imprescindibles; algunos ya no están, como el doctor Roberto Villamil Calderón.doctor Roberto Cobiellas Rodríguez 2

“Fue una tarea muy compleja. Había que enfrentarse al paradigma de la época de que por aquellas pequeñas incisiones no era posible realizar un procedimiento quirúrgico. Se creía que si había complicaciones con grandes incisiones, por esta vía sería peor -rememora Cobiellas.

“Otra cuestión es que, en ese momento, el equipamiento era muy costoso. La doctora Caridad, una excelente profesional y mi amiga personal, hizo una gestión a través de la Embajada de Inglaterra y recibimos de esta manera una donación con todo lo que necesitábamos. Recuerdo que el personal diplomático estuvo presente en la inauguración del servicio.

“No se me olvida que lo primero que realizamos fue una colecistectomía laparoscópica. Las generaciones pioneras tuvimos que ir a formarnos al Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso, que antes estaba en el hospital Calixto García, en la capital del país. Hoy, todos los procederes son realizables por vía endoscópica; los especialistas tienen el entrenamiento necesario y se forman aquí.

“Fue interesante porque el doctor Ernesto Cervantes había sido mi profesor en la carrera y luego me tocó entrenarlo en los nuevos procederes. A pesar de su edad, aprendió rápidamente y hasta la fecha se mantiene activo, prestigiando el servicio nuestro”.

Asegura Cobiellas que ningún cirujano tunero se quedó atrás. Ahora mismo, aun cuando escasean los recursos, el instrumental endoscópico se mantiene en óptimas condiciones, pero resulta muy caro por el nivel de implementos que requiere. “Lo que más hacemos actualmente es colecistectomía laparoscópica”.

Para el experimentado galeno, esta es, sin dudas, la cirugía del futuro porque es mínimamente invasiva y ofrece una rápida recuperación al paciente. También mueve sus pasiones y sus desvelos.

“He perdido el contacto con compañeros de trabajo que ya no residen en Cuba o que hace años no los veo, y por alguna vía me localizan porque un familiar está enfermo, y me dicen ‘quiero que tú operes a mi mamá o a mi hermano, yo confío en ti’. Esas palabras no tienen precio. Son la responsabilidad por la que me levanto todas las mañanas y trato de hacer lo mejor posible mi trabajo”.

DE TÉCNICAS Y COMPROMISOS

El especialista de Segundo Grado en Cirugía General Ernesto Cervantes Peña habla de la cirugía mínimamente invasiva como un reto para la humanidad, porque según su apreciación es “el proceder de los tiempos pasados, de hoy y de siempre”.

“El aprendizaje nos costó mucho trabajo. Di los primeros pasos aquí y después me entrené en La Habana. Eso lo seguimos haciendo hasta la actualidad porque esta profesión requiere estudio y superación constante.

doctor Ernesto Cervantes Peña 2“Acá hay una patología muy recurrente: las afecciones vesiculares por cálculo (litiasis), y este es uno de los problemas de salud que más tratamos. También atendemos el programa de infertilidad, patologías ginecológicas, como tumores ováricos, y se ha hecho mucho el proceder que popularmente se conoce como ligadura.

“Me satisface que contamos con un personal joven, muy preparado, que sigue asistiendo a entrenamientos en el Centro Nacional en las técnicas de avanzada.

“Ojalá estuvieran los recursos necesarios para poder operar más, porque la responsabilidad de los médicos no termina; crece con el tiempo. No me gusta el yoísmo. Aquí hay mucha humildad en el servicio, sentido de pertenencia y sacrificio.

“Decirle a una persona que se debe operar es de lo más duro que escuchará. Ella es capaz de confiar en usted, pues le está entregando su cuerpo. Existe un compromiso muy grande ahí. A las nuevas generaciones les digo que el cirujano tiene que tener ojo de águila, corazón de león y manos de seda. En esa ecuación la sensibilidad tiene que ser el resorte más fuerte”.

RESPALDOS IMPORTANTES

Andrés Durañona Durañona goza de mucho respeto en el servicio. Aseguran sus compañeros que es de los que más fielmente vela por el óptimo uso del equipamiento. Es enfermero especializado en unidad quirúrgica, pero alega con orgullo que en las últimas décadas se integra en los procederes de mínimo acceso.

enfermero Andrés Durañona Durañona“Fui el primer licenciado en Enfermería en recibir entrenamiento en el ‘Calixto’. Desde el primer momento me gustó mucho el trabajo y asumí esa gran responsabilidad.

“Siempre trato de mantener lo que tenemos. Sabemos la situación económica que impera en el país; ahora mismo, escasean los equipos e insumos médicos, y es nuestra obligación cuidar el instrumental y el equipamiento, que es muy bueno.

“Este método quirúrgico resulta apasionante. Se ve todo, a todo color. El paciente se recupera rápidamente y requiere de mucha dedicación por parte de todo el personal involucrado”.

El licenciado rememora que, aun siendo fundador del servicio, hay un caso que siempre le marcó. “Era un situs inversus. El doctor Villamil hizo el proceder, que recuerdo era de vejiga. Enseguida descubrió que el paciente tenía los órganos en el lado contrario del cuerpo. Fue una sorpresa para todos y para el paciente, pero la cirugía salió muy bien”.

Al interior del servicio no hay historias que se olviden. Cada jornada es un aprendizaje y, ahora mismo, también un lujo, por la escasez de recursos. Con experiencia y nuevos bríos se defiende la impronta de la cirugía por mínimo acceso, un proceder que se hace en presente, pero con alcance en el futuro.

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