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Las Tunas.- De Cuba a Centroamérica, al corazón del continente africano, al Oriente Medio, Asia, Europa… el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve ha recorrido el mundo prestando asistencia médica. La pandemia de la Covid-19 no ha sido la excepción y hasta Italia, México... la colaboración cubana ha llegado con un mensaje de humanismo y solidaridad.

Ahora, en un viaje hasta sus propias raíces, integrantes de este ejército de batas blancas se embarcan en una nueva misión en la provincia de Matanzas, el territorio del país que en la actualidad registra la mayor transmisión del coronavirus SARS-CoV-2.

Hijos de la tierra de Vicente García González ya están en la Atenas de Cuba, ellos son la avanzada de una cifra que debe crecer y que contabilizará en el país a unos 400 profesionales de Salud, entre personal médico y de Enfermería. Este medio comparte algunas historias de vida de nuestros valientes.

ISRAEL, LOCUAZ

En medio de la vorágine reporteril y ante la búsqueda de un valiente, algunos señalan a Israel Ávila Luis. Comentan que es locuaz y atrevido, "seguro él no se niega", nos dicen. Pues sí, lo conocen sus compañeros, algunos ya compartieron misión en México y juntos sortearon el peligro de la Covid-19.

Mucho ha crecido este galeno, como profesional y ser humano, desde que hace 11 años atrás abrazó el papel que certificaba lo que ya era por voluntad y convicción. En Venezuela y Guatemala dejó su huella, la de Cuba. De la tierra de los mayas nos habla rápido.

"Trabajé en el Petén Norte, en la cuna de la civilización maya, con pueblos indígenas. Fue una experiencia maravillosa y enriquecedora. Los médicos que habían llegado hasta allí eran cubanos, 10 años tenía ya, en aquel momento, la colaboración de nuestro país".    

Esta pandemia global lo llevó también, en dos oportunidades, hasta México; primero, al municipio de Minas Titlán, donde trabajó en un hospital público regional, y luego, al Distrito Federal.

"Empezamos con una mortalidad altísima de unos 37 casos diarios y nuestra brigada logró reducirla, del 11 de febrero al 5 de abril de este año, hasta llevarla a cero. Atendíamos a pacientes civiles, derechohabientes (familiares) y personal militar enfermo, pues trabajamos en común con ellos. Las relaciones laborales fueron excelentes, hubo muy buena comunicación”, relata.

Ahora, en Matanzas, este joven tunero sabe que esta será una experiencia igual de enriquecedora. Ayudar en su país, a un territorio hermano, lo llena de satisfacción. "Aportaré la experiencia adquirida como especialista en Medicina General Integral y esperamos que esta brigada obtenga, en corto tiempo, los resultados anhelados".

LA HERENCIA DE MARCEL A SU HIJA

Cuando lo llamaron para esta nueva misión, ahora en suelo patrio, el doctor Marcel Villafruela Carmenate, no dudó: "Dije que sí, como siempre he hecho ante una necesidad”. Ese día acababa de salir de una guardia de 24 horas y el cansancio pesaba, pero Marcel sintió otra carga superior, la del deber y el sentido de la utilidad.

En casa, el también diplomado en Emergencias Médicas dejó a su pequeña de 11 meses, y aunque no estará cuando celebre el primer año de vida, le reconforta el legado que construye para ella.

Hace siete años que Marcel le pulsa los signos vitales a la profesión. El policlínico Mario Pozo Ochoa, del municipio de Jesús Menéndez, es el espacio para aliviar, curar, acompañar, salvar; mas sus pasos, hace unos meses atrás, también llegaron a México, donde enfrentó al nuevo coronavirus.

"Inicialmente no estábamos vacunados, y eso nos hacía vulnerables. La temperatura era de 6 a 20 grados Celsius y en un momento pensamos que casi toda la brigada estaba enferma porque nos refriamos; pero todo fue bien y ninguno resultó positivo a la enfermedad, luego nos inmunizaron", cuenta sobre su estancia en tierra azteca.   

Batallar contra la enfermedad, sin dudas, le permitió sumar saberes. "Ser médico implica aprender cada día algo nuevo y esta experiencia aportó mucho, por todo lo que significa salvar vidas no solo aquí, sino en otros países. Y el pueblo se da cuenta de cómo es el médico cubano, de su potencial; no están acostumbrados a este tipo de atención, a la humanidad. Para mí ha sido muy especial, uno siente que le florecen muchos valores".

YASENIA, EN LA AVANZADA DE LA SOLIDARIDAD

Yasenia Gallar integra por vez primera el grupo de los valientes del contingente Henry Reeve. Tiene solos dos años de graduada, pero espera que la práctica en el policlínico del municipio de Manatí y el Diplomado en Terapia Intensiva le sirvan para salir airosa en este desafío.  

"Me preguntaron si estaba dispuesta a colaborar y cumplir esta misión en Matanzas. Acepté, porque el país requiere de todos en medio de esta situación tan difícil. Profesionalmente también creo que me va a aportar mucha experiencia y conocimientos para el ejercicio de la carrera". 

Yasenia, asegura, que dará lo mejor de sí. De casa salió con múltiples recomendaciones de la familia y los amigos; también con la felicidad que reporta ser útil.

A MATANZAS, POR CUBA, POR LA VIDA

Son dos las brigadas de personal sanitario de Las Tunas que ya han partido hacia la provincia de Matanzas. Aun cuando también aquí se vive un complejo escenario epidemiológico, la pandemia no mella la solidaridad y el sentimiento de nación. Esta respuesta es parte de una mayor; del dolor que se transforma en acción, porque cada parte de Cuba nos es propia en el corazón.

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