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Las Tunas.- La pandemia de la Covid-19 ha dado notoriedad a un equipo creador que ante la adversidad sitúa en la cima de sus aspiraciones el sentimiento de utilidad y solidaridad. Con intensidad se trabaja en el Centro Provincial de Electromedicina de Las Tunas, un sitio clave para mantener al día el funcionamiento del equipamiento imprescindible para la atención médica en la provincia. Allí, el diario hacer a contracorriente de carencias materiales, es la prueba de que con voluntad y talento es posible superar las dificultades.

Raúl Hernández Flores es uno de esos valientes que ante el desafío de la hora actual dispone inteligencia, tesón e ingenio; cualidades esenciales en el bregar en una institución como esta, más cuando el país y el mundo enfrentan un contexto sanitario tan complejo. Como parte del Grupo de Laboratorio y en su responsabilidad de especialista principal, Raúl estuvo entre los implicados en los avatares para echar a andar, en el pasado mes de abril, el Laboratorio de Biología Molecular de la provincia.

laboratorio molecularLaboratorio de Biología Molecular.Esa experiencia, rememora, entrañó, en primer lugar, un estudio del equipamiento disponible en el territorio y que pudiera emplearse en la nueva unidad. "Implicó un levantamiento de cabinas de seguridad biológica y centrífugas, entre otros dispositivos. En la puesta en marcha trabajamos de conjunto con compañeros de BioCubaFarma en la certificación de los medios y, además, con Tecnosuma, del Centro Nacional de Electromedicina y personal del propio Centro Provincial de Higiene, Microbiología y Epidemiología", explica Raúl, quien durante una década ha sembrado sueños y realidades en esta entidad vital para el Sistema de Salud.

"En esta etapa, además, logramos el funcionamiento de analizadores de gases en sangre, necesarios para la atención a pacientes ventilados en el servicio de Terapia Intensiva y reparamos tres gasómetros en los hospitales Ernesto Guevara, Guillermo Domínguez y en el Pediátrico Provincial", añade.

En tiempos de pandemia, el quehacer no se detiene. Raúl da cuenta de las tareas diarias que emprenden, entre estas, la reparación de los analizadores de química clínica automatizados del "Guevara", importante en los cuidados a la infancia; la instalación de laboratorios en centros de aislamiento, como el ubicado en el Politécnico de la Salud, y de la tecnología llegada recientemente a la provincia para la atención a los positivos al SARS-CoV-2.

Al respecto, destaca que para ese colectivo el arribo de ventiladores pulmonares, medidores de flujo, oxímetros de pulso y otras donaciones recibidas recientemente en la provincia representan un motivo de alegría que llega acompañado de una retadora faena. A su vez, el incremento de personas contagiadas por el nuevo coronavirus y, en consecuencia, de las atenciones médicas en zona roja conlleva, para los electromédicos, la intensidad de horas sin descanso, muchas de estas justo donde se lucha por la vida de los tuneros más afectados por la enfermedad.electromedicina9

Esa vorágine de trabajo, no tiene hora ni fecha; aunque sí involucra mucha satisfacción y entrega. "Para nosotros más que un reto profesional es parte de nuestra condición humana. Allí puede estar un familiar o un compañero de trabajo, como ya ha sucedido; allí, tristemente, siempre hay alguien. Es un deber sobre todo y una responsabilidad muy grande, porque el equipamiento médico es indispensable para la atención a estas personas".

"Las 24 horas al servicio de la salud", ese es el imperativo, la máxima de cada jornada para un colectivo que también ha enfrentado, debido a la Covid-19, presiones sin precedentes.

A los desafíos actuales llega Raúl, fortalecido, tras experiencias como haber integrado la colaboración médica cubana en Haití cuando el terremoto del 2010 afectó de una manera trágica la vida de ese pueblo.

"En esa oportunidad instalamos más de 10 hospitales de campaña en muy breve período de tiempo debido a la situación que se creó. Realmente fue un momento de mucha tensión y en el cual el personal médico de la Isla atendió gran número de personas. Estas experiencias difíciles te nutren y, en lo personal, me han ayudado mucho en este escenario y en el trabajo diario en el que los médicos precisan de nosotros para hacer un diagnóstico rápido y preciso".

No se descansa en el Centro Provincial de Electromedicina de Las Tunas. En palabras de los integrantes de su colectivo, están "en una maratón por la vida". Como toda carrera esta también agota, exige esfuerzo físico, demanda conocimiento y entrenamiento. Cada jornada es retadora; pero se impone la certeza de que Las Tunas y Cuba precisa de ese crecimiento ante el infortunio, de que allí también se salvan vidas.

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