Las Tunas.- El pasado 16 de abril no estábamos en la calle londinense de East Lane. Pero Chaplin volvió junto a otros genios en la fecha de su nacimiento, solo que 132 años después. Lo vimos a través de Internet en el estreno del concierto homenaje Clownsicos, del grupo Teatro Tuyo, que pronto se transmitirá por televisión.
Desde el inicio la música nos atrapa; habla de nostalgia y dulzura para acompañar a cinco fotos de míticos payasos: Ferdinando (Jiri Vrstala), Trompoloco (Edwin Fernández), Popov (Oleg Popov), Bip (Marcel Marceau) y, por supuesto, el padre de Charlot. Cada expresión facial es un poema.
Se abre el telón y allí están los soñadores que tributan a esos rostros. Primero vemos a los músicos: Clarissa Damila Pérez Hernández (violín y percusión), Carlos Manuel Fernández Castro (piano y teclado), Carlos Enrique Díaz Ramírez (trombón, bombardino, tuba y contrabajo) y Ridel Meriño Rivero. Este último, además de tocar instrumentos, está a cargo de la orquestación, composición y dirección musical, con arreglos estremecedores. Ellos nos dan la bienvenida a ese viaje en el que las melodías se funden con la actuación, mientras asoman en el teatro vacío (centro cultural Teatro Tuyo) los clowns del pasado, encarnados en jóvenes intérpretes.
Poco a poco, una pantalla al fondo proyecta imágenes y datos significativos de los homenajeados. Así salen a flote la entrega e ingenuidad del cubano Trompoloco, en tanto entre bambalinas, llega Ernesto Parra Borroto con su interpretación de ese maestro. Lo acompaña Aixa Prowl Avilés en su rol de muñeca de trapo, creíble.
Los instrumentistas ríen, se saben cómplices, partícipes de una puesta hermosa, desde su misma concepción. Ciertamente aquí la música es clave, como personaje más que conmueve, ameniza y da color a la escena. De ahí la pasión.
Luego el ambiente oscurece, se llena de misterio. Llega Bip en el cuerpo de Alejandro Batista Pupo. Este joven actor le imprime tanto realismo a la pantomima que uno se cree atrapado también dentro de una caja-cárcel invisible.
Y siguen “los sonoros” haciendo de las suyas, dando vida cual pinceles a las escenas del pasado, que ya nos parecen cercanas, y de cierta manera lo son. Vuelve Bip, en la piel del mismo intérprete, vestido con camisa de marinero y sombrero de copa con flor arriba, traje característico. Y reímos con su presunto baile. Luego saluda Ferdinando desde la pantalla y habla el líder de “los tuyos”.
Ahora, “entre candilejas” recibimos a Chaplin. Volvemos a estremecernos con fragmentos de antológicas películas. Alejandro, nuevamente, retorna al tabloncillo. Y ahí está Charlot, el popular vagabundo de modales exquisitos, que con pantalones bombachos, zapatos grandes, bombín y bastón, pero, sobre todo, con su carisma y genialidad se convirtió en símbolo del cine mudo y el humorismo. Él no necesitaba palabras para expresarse y Batista lo sabe, transmite su comicidad con el desafío adherido a sí: gestos exagerados, cadencia, alma… 
Al final aflora Popov, quien fue condecorado Artista del Pueblo de la URSS, una alta condición. Lo vemos en la pantalla del fondo dominar la prestidigitación, los malabares, el humor... El espíritu del ruso viene a refrescar casi al cierre; tal parece que no murió a los 86 años y anda aún por ahí haciendo travesuras. Parra nos lo devuelve, y uno ríe al verlo detrás de la luz que se mueve a su antojo por el escenario, mientras él intenta mantenerla cerca, pan en mano. Dulce melancolía que se funde con sombras para dar paso a la cantante Eylen Rojas Santiago.
Entonces aparecen estudiantes de la Escuela Nacional del Clown, quienes cultivan el simbólico árbol de narices, que no cesa de dar frutos, pues llegan pronto los pequeños de la compañía infantil Teatro Tuyo y junto a Eylen cantan… “Dame tu mano mi amigo/ Yo te daré mi nariz/ sueño con verte reír y así yo seré feliz”. Hay girasoles en las manos de los niños, la ternura y la esperanza en flor.
Hermosa la historia contada en cada escena, vívidas actuaciones, música que emociona, maquillaje, luces…, todo encaja como puzle para deleitarnos. Siete hijos de TunasVisión asumen el audiovisual, bajo la dirección de Dalgis Román Aguilera y Eddys Crespo Vargas. La idea, el guion y la dirección general son de Parra.
Cuando “la vida es una obra de teatro que no permite ensayos” (como dijo Chaplin), qué bueno tener artistas a quienes no detiene ni la oscuridad de una pandemia y siempre buscan la manera de sorprendernos. Los clownsicos estarían orgullosos.
*Disfrute el concierto homenaje por este link:
https://m.youtube.com/watch?v=inicRfw0Gyw
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