
Las Tunas.- El último grupo de trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S. A. (Etecsa) ya está de vuelta en Las Tunas. Cumplieron una intensa misión: apoyar la recuperación de las telecomunicaciones en Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, provincias severamente impactadas por el huracán Melissa.
Fueron nueve brigadas y unos 70 trabajadores los que participaron en esta tarea. Para la empresa es una tradición ante el azote periódico de los ciclones, pero siempre deja nuevas lecciones y crecimiento profesional.
UNA ESCUELA EN CADA CONTINGENTE
“Siempre en todo evento de este tipo hay cosas nuevas que aprender”, aseguró Carlos Martínez Ávila, jefe del Departamento de Operaciones de la Red en la División Territorial. “Mucho más ahora con personal de reciente incorporación. Esto ha sido para todos una escuela”.
Martínez Ávila destacó que el avance tecnológico constante en Etecsa convierte estas misiones en oportunidades de capacitación. “Aparte de enfrentar la recuperación, se introducen nuevas tecnologías que permiten superarse”, añadió.
Nelson Francisco Reyes González, director de la División Territorial tunera de la empresa, transmitió la satisfacción de las provincias apoyadas: Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
“Les dijimos: 'Trabajen como lo hacen aquí en Las Tunas'. Eso demuestra la forma en la que hacemos nuestra labor”, expresó Reyes González. “Todos los días nos enorgullecemos del personal que tenemos”.
El directivo resaltó, entre los logros relevantes, el envío de una brigada a Guantánamo incluso antes del paso del ciclón. También reconoció el esfuerzo desplegado en el municipio de Guamá, en Santiago de Cuba, una zona con condiciones complejas.
Giovanni Montejo Mendoza, jefe del grupo Red de Acceso, se refirió a la emotividad del regreso. “Todos los compañeros están llenos de historias. Recordamos momentos duros, pero hoy ponderamos que cumplimos”, dijo.
Montejo Mendoza enfatizó el mérito colectivo. “Todos se sacrificaron, todos tuvieron que aportar e innovar muchísimo en una situación compleja”, afirmó.
A varios brigadistas les marcó profundamente la experiencia en el municipio de Guamá, el más largo de Cuba. Allí impactaron con más fuerza los vientos de Melissa.
Lo que más los conmovió fue la solidaridad de la población. “Personas con las viviendas destruidas venían y nos daban, con cariño, lo poco que tenían”, comentó uno de los trabajadores. “No nos daban lo que les sobraba, nos daban de lo que tenían”.
Ese gesto de humanidad en medio de la devastación resumió el espíritu de la misión: una respuesta técnica y organizativa, cimentada en la solidaridad y el compromiso con el pueblo.


