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Las Tunas.- Estuve en la galería Uneac horas antes de la inauguración de la expo Viaje del pasado, de Liusan Cabrera, con curaduría y palabras al catálogo de Carlos Tamayo Rodríguez. Desde que puse un pie en la puerta me resultó agradable el recorrido, faltaban obras por ubicar, pero su creador había dado con el equilibrio museográfico desde la primera pieza.

Liusan Cabrera (Las Tunas, 1977) hizo lo que los artistas deben garantizar desde el instante de la concepción de una muestra, la limpieza de los muros. Allí resaltaban sus cuadros, impecablemente montados.

Si se habla de perseverancia y oficio, ahí está Liusan para dar su rostro. Cuando todos creían que le sería difícil convencer a un jurado que lo creyó demasiado diverso (paisajista, figurativo, abstracto, puntillista), pues logró su objetivo: la membrecía de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). 

Quizás no importa a muchos con una creación ajena a las instituciones y organizaciones, pero para Liusan se convirtió en un punto de referencia. Han transcurrido 20 años de creación desde que se graduó en la Escuela Profesional de Arte de Las Tunas, elucubrando la idea que más le place y plantando la sonrisa a las dagas.

A mí se me antoja Viaje al futuro porque las obras que hoy se exponen no regresan, sino avanzan a un universo estructurado, un tanto metafísico. Y no voy a darle una lectura a lo que Liusan pretendió decir con organicidad geométrica porque solo él sabe, que más que discurso, su pincel quiso ubicar el universo en un encuadre.

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