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Las Tunas.- "Tú surgías desde el Cono Sur/ y venías desde antes,/ con el amor al mundo bien adentro./ Fue una estrella que te puso aquí/ y te hizo de este pueblo./ De gratitud nacieron muchos hombres/ que igual que tú,/ no querían que te fueras/ y son otros desde entonces...". Cuántas canciones y poemas como Son los sueños todavía (de Gerardo Alfonso) inspiraste, Ernesto Guevara. Cuántas musas hablaron de ese corazón que la era tuvo la dicha de parir. Tu inmensidad va más allá de consignas y poses repetidas, cala en el tiempo como forjador del hombre nuevo, como forjador de pueblos.

Pasa el tiempo y la historia a veces se diluye en lo superfluo, pero de la Serna fue esencia, prédica desde el ejemplo, fortaleza, visión y también ternura. El hombre que "murió en Bolivia con una estrella en la frente" nació el 14 de junio de 1928, en Rosario, Argentina, y llegó a convertirse en médico, combatiente , escritor, estadista..., ejemplo de generaciones que no resume una imagen en gorra o camiseta.che1
Como tesoro al aire libre, Las Tunas tiene una escultura que lo inmortaliza. Titulada Che, la pieza está emplazada en el hospital provincial que lleva su nombre. Desde allí se muestra magestuosa la obra del santiaguero Alberto Lescay Merencio. La mirada hacia el futuro, la pose espontánea y firme a la vez, entre otros elementos, emanan de la creación que acompaña simbólicamente la cotidianidad de pacientes y galenos.
Según consta en la tesis El Movimiento Escultórico en Las Tunas. Memorias, realidades y retos, de la crítica de arte Bárbara Carmenate, estaba destinada a ser ubicada en un centro en el país que se llamara como el Guerrillero Heroico. "Cuando su autor conoció que en Las Tunas se estaba construyendo un hospital que llevaría ese nombre se lo propone al Partido y el Gobierno del territorio, y en junio de 1980 (el propio día de la apertura de la más importante institución de Salud de aquí) se instala a la entrada de este centro asistencial, una vez concluido", cita la investigación. 

Carmenate también refleja que esta obra formó parte de la tesis de graduación de su autor, defendida en la antigua URSS. Además, "mide dos metros de altura, es decir, unos pocos centímetros más que la estatura real del Che, por lo tanto puede considerarse casi de tamaño natural".
El propio Lescay expresó: "Para su construcción partí de la técnica del realismo, con un modelado muy gestual y testarudo, donde dejo las huellas de las herramientas y de mis manos. Este tratamiento de superficie no es académico, es más bien impresionista".

Bárbara Carmenate, en su estudio en opción al título de máster en Desarrollo Cultural Comunitario, argumenta: "Aparece vestida la figura con traje de campaña y chaqueta al hombro. Esta imagen representa al Guerrillero Heroico, no en un momento determinado de su vida, sino como se le concibe universalmente: con la información completa en el gesto eterno de emprender de nuevo la marcha, con la mirada puesta en el horizonte (símbolo de futuro, de esperanza). Por su postura y concepción general pudiera asociarse con el David, de Miguel Ángel".

Así, el Che vuelve a transitar cada día de cierta manera en nuestro entorno, en una obra que le inmortaliza y recuerda, más allá de los 14 de junio y de consignas vacías que pueden reducir (o lo hacen inconscientemente) a un hombre tan grande, que siempre estuvo junto "a los pobres de la tierra".

 

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