Las Tunas.- El órgano de la familia Ochoa, con alrededor de una tonelada, se erige orgulloso. Ha llovido mucho desde que "un antepasado" suyo, de menor tamaño, llegó a Cuba procedente de Francia, por el puerto de Cienfuegos. Santiago Fornaris, un carpintero bayamés, introdujo el instrumento en Manzanillo y, poco a poco, su sandunga criolla inundó guateques y jolgorios. Pero fueron los Borbolla quienes lo "cubanizaron", componiendo música para "moler" e incluyendo un repertorio con arreglos de danzones, guarachas, sones y otros géneros.
Cuenta la historia que hasta colaboradores de los mambises trasladaban en su interior medicamentos y armas para apoyar la causa libertaria. Con el decurso del tiempo, no pocos llegaban a Manzanillo interesados en adquirir el célebre "aparato", y así se fue diseminando por diferentes territorios. Entre los que alcanzaron más notoriedad en la región oriental figuró el de los hermanos Ajo, de Buenaventura, Holguín, y el de los Ochoa, de nuestra tierra.
ESTRELLA QUE ILUMINA DIFERENTE
Dicta la historiografía que el primer órgano que tuvo Victoria de las Tunas, en el pasado siglo, era de cartón y lo introdujo Francisco (Pancho) Rodríguez con el fin de ofrecer retretas dominicales. Pero -sin dudas- el más popular siempre ha sido Estrella de Oriente, fundado por Joaquín Ochoa en 1925, junto a otros consanguíneos, tradición mantenida a lo largo de tres generaciones.
Precisamente, celebrar la presencia centenaria del órgano oriental en Las Tunas es una de las motivaciones de la Jornada de la Cultura en la provincia, que se extiende, con múltiples actividades, desde el 10 y hasta el 20 de octubre. 26 se suma al jolgorio, conversando con Carlos y Jorge Luis Ochoa, quienes han mantenido viva la herencia de su padre, dando vida hoy a "Estrella de Oriente", junto a otros cinco músicos.
"Desde que nacimos nos acompaña este 'cajón'. Durante varios años, incluso, tuvo un espacio fijo en la emisora provincial Radio Victoria, que abría las transmisiones de la planta", dice Carlos. Luego, explica que el actual tiene diferencias respecto al original como la presencia de dos maniguetas (antes solo tenía una), un motor eléctrico y trece trompetas de metal.
"Es como una pequeña orquesta capaz de interpretar cualquier tipo de género. El secreto está en pasar la música del pentagrama al cartón. Hay que saber poner la nota donde va, sino no dice nada. Los arreglos que utilizamos los hacen en Las Parras, Majibacoa, o en Buenaventura", puntualiza.
"Para defender esta sonoridad primero tienes que sentirla, pasar trabajo (mojarte, enfangarte...) y amar el instrumento", apunta Jorge Luis. "Esta es una música viva, contagiosa y que refleja nuestra cubanía", agrega Carlos.
No es de extrañar entonces que esa "música molida", capaz de reproducir con increíble exactitud sonidos como de violín, chelo, bajo o flauta, por ejemplo, enamorara a través del tiempo a buena parte de su árbol genealógico. Aun cuando, como confesó Carlos, el órgano asumido por su papá no contaba con las condiciones idóneas. "Era viejo, pero tenía buenos músicos", aclara. Y menciona, de la época fundacional, al destacado timbalero Julio Montero, "quien -además- remendaba al instrumento para que siguiera funcionando".
En cuanto al repertorio, me cuentan que mantienen géneros tradicionales y otros modernos. "Tenemos cumbia, merengue, son, reguetón..., -continúa Carlos-. Si el público es de la tercera edad tocamos un danzón, por ejemplo". Y recuerda cómo una vez se presentaron en la escuela profesional de arte El Cucalambé y la acogida del auditorio joven fue gratificante. "Parecía que habían ido The Beatles", comenta jocoso. "En algunos lugares nos ha pasado que llegan jóvenes y cuando ven al órgano actúan escépticamente pero, al escucharlo, terminan bailando hasta casino", apunta Jorge Luis.
Ellos continúan sus ensayos los miércoles en la calle 24 de Febrero, de la ciudad cabecera. Refieren lo difícil que resulta encontrar la cartulina y el pegamento idóneos para mantener funcionando el instrumento. A pesar de todo, coinciden en una frase: "Aquí estaremos hasta que cerremos los ojos".
Aunque Estrella de Oriente ostenta la Distinción Raúl Gómez García y otros reconocimientos, debemos pensar en cómo dignificar más durante todo el año a ese que -acompañado de tumbadora, bongó, güiro, guayo y timbal- mantiene viva la luz del órgano oriental, Patrimonio Cultural de la Nación Cubana.
Los hermanos Carlos (a la izquierda) y Jorge Luis mantienen viva la herencia de su padre Joaquín Ochoa, impulsor del órgano oriental en Las Tunas.
