orquesta de cámara en Plaza Martiana

Las Tunas.- Esperamos un poco, pero valió la pena. Esperamos por la energía eléctrica, pero también por la energía del alma. En el público, todo tipo de personas, algunas vestidas elegantes, otras más deportivas. Y, entre ellos, el proyectista de la Plaza Martiana, Domingo Alás. Allí, "sobre ella", ocurriría todo.

Se dice que Vivaldi escribió casi 800 obras, pero la más popular fue la dedicada a la primavera, el verano, el otoño y el invierno, Las cuatro estaciones, pieza de obligada visita en el repertorio concertante internacional.

Es diciembre en Las Tunas y hace frío. Han llovido anécdotas en el tiempo de espera... De pronto, se hace la luz. Al fin, la bendita melodía.

Jóvenes trovadores abren la cita y Yury García Fatela, director de la Plaza Martiana, se suma al convite declamando versos. Domingo, cercano a mí, apunta hacia la zona "tomada" por los músicos. "Así me gusta ver a la Plaza...", comenta el arquitecto. Ellos, "los sonoros", se adueñan de nuestra atención.presentación de invierno en Plaza Martiana

Yury habla de la intención de que, cada vez que inicie una estación del año, se realice allí uno de estos conciertos. "Quisimos que fuera en este espacio, donde la relación de Martí con el arte y lo sublime de la naturaleza y el universo provocan una conjunción perfecta, una simbiosis total.

"El calendario solar de la Plaza Martiana precisamente refiere los solsticios y equinoccios de las cuatro estaciones del año, reflejados en las líneas astronómicas que están también vinculadas a las fechas de nacimiento y muerte de José Martí", nos ilustra Fatela, quien aprovecha sabiamente esta coincidencia con la obra del compositor y violinista italiano. Así, en el solsticio de invierno, "conocido como el día más corto del año", inició esta serie de presentaciones en la instalación tunera con nombre del Apóstol.

Además, él nos explica cómo, a lo largo de la composición, se concentran las características del concierto barroco, el contraste del tiempo, el efecto del eco y otras particularidades de ese parto luminoso. Desde un solista que enfrenta a toda la orquesta hasta la imitación de la naturaleza realizada por los intérpretes. "La estación Invierno, de Las cuatro estaciones, se compone por tres movimientos. Describe ingeniosamente los efectos del frío, el castañeo, el temblor del cuerpo... También evoca una tarde de lluvia disfrutada al calor de una casa. Enuncia el caminar lento por el hielo, que pronto comienza a agrietarse y las personas corren a refugiarse dentro de la casa. Pese a todo, el invierno nos deja grandes alegrías", reseña Yury.

Su narración cobra vida en manos del elenco tunero, que ejecuta el Concierto de invierno, mientras nosotros, desde el auditorio, nos olvidamos del frío y miramos hacia allí, hacia el calendario solar iluminado también esta noche. "Son muy buenos", me comenta desde el público Jorge Luis Smith, quien fuera durante muchos años director del teatro Tunas y amplio conocedor de exquisiteces artísticas.

La noche se hace melodía y ya no recordamos que hubo que esperar tanto por cuestiones de "corriente", sentimos -en su lugar- el tibio corrientazo que deja dentro la maravilla. Nuestros jóvenes músicos se apropiaron la víspera de un espacio necesario, donde no importó el frío ni las ruidosas motorinas que pasaban intermitentemente, solo ese sentimiento devenido intención que resumió Yury en "la alegría de compartir con ustedes, con nuestra ciudad y que, desde la Plaza Martiana, haya un eterno concierto del espíritu y del alma". 

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