Las Tunas.- ¿Puede una imagen transmitir un estado de ánimo? ¿Ilustrar la pasión? ¿Hablar? Sí, puede. Hay personas que dominan la "magia" de apretar el obturador y sorprenderte. Uno de esos seres es Yoandry Sardiña, cuyas exóticas fotografías le han ganado un prestigio nacional e internacional, justamente desde el Balcón de Oriente.
Hasta su estudio, ubicado en la calle Nicolás Heredia 44 A, entre Francisco Vega y Lorenzo Ortiz, llegan los clientes, a sabiendas de que recibirán un servicio singular. Y es que las instantáneas de este joven no suelen parecerse entre sí, amén del valor añadido de la creatividad con que se trabajan, gracias al dominio de las bondades tecnológicas, sin quitar por ello la calidad del diamante en bruto. Dicho de otra manera, se vislumbra la intencionalidad del artista, porque más allá de un fotógrafo de 15, Yoandry es un artista.
- ¿Cómo nace tu interés por la fotografía? 
Empecé a fijarme en "ella" cuando tenía 15 años, en la Enseñanza Secundaria. Desde un primer momento supe que era un mundo en el que podía crear. Recuerdo que casi no salía a la calle a jugar como otros niños, prefería quedarme junto a la computadora que, en ese entonces, era súper vieja, con monitor en blanco y negro. Empecé a trabajar en las primeras versiones de Adobe Photoshop y a descubrir sus potencialidades.
En aquel entonces no tenía una cámara ni soñaba algún día tener una, pero ya manipulaba fotos, las estudiaba y veía hasta qué punto se podía llegar con una imagen. Ahí fue donde empezó todo, aunque el arte como tal siempre me llamó la atención.
- ¿Estudiaste alguna manifestación artística?
Siendo niño, estudié música de manera autodidacta, con los cantautores Norge Batista y Freddy Laffita. Toqué guitarra durante años y descubrí que el arte es una sola. El arte es crear. Cuando tienes esa sensibilidad se abren horizontes.
También me acerqué a la pintura, con ayuda de artistas de la plástica de Las Tunas. Pero cursé la carrera de Electrónica y trabajé en Electromedicina. Así aprendí a arreglar cámaras fotográficas. Mas, no abandoné mi experimentación con el Photoshop, incluso, le arreglaba fotos a amistades y hacía otras cositas.
Luego trabajé la joyería, mientras me superaba en mi verdadera pasión. Finalmente, la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS) impartió un curso y entonces supe que me quería dedicar profesionalmente a la fotografía. Meses después, con ayuda de un amigo italiano, inicié el proyecto.
- ¿Cuál crees que sea la esencia de la fotografía de 15?
La idea de estas instantáneas, desde mi punto de vista, es dejar un recuerdo grato de esa etapa de la vida, tanto en muchachas como en muchachos, pues actualmente en el último caso se han roto ciertos prejuicios. En un primer momento, tiene la función de documentar ese período de la existencia, pero hay muchas formas de hacerlo.
A mí, por ejemplo, me gusta captar lo natural, cuando las personas no tienen que esforzarse para ser como son realmente, ya sea alegres, tristes, serias… Ese es uno de los sellos de mi labor, aparte del trabajo con el color. Expresión, vestuario y color son tres cosas básicas. Además, y muy importante, la luz. Con esos cuatro componentes cada profesional del lente puede lograr su propio estilo.
- Sin embargo, no todos apuestan por lo singular, por la creatividad…
Sí, en algunos lugares la fotografía de 15 se ha vuelto algo mecánico, donde no se mira la parte artística, sino la económica. Pero siempre hay formas de marcar la diferencia y, sin apartarse de la esencia del momento, no caer en el cliché. Eso va tanto para la foto de la homenajeada (o) como para la de la familia.
- En todas tus fotos hay mensajes, ¿esa es una finalidad?
Sí, mi propósito es que el trabajo exprese algo, despierte algún tipo de sensación o transmita una emoción. Por ejemplo, en mi foto de la señora con la pequeña (basada en la pintura renacentista, con una gama de colores cálidos) quise proyectar cómo una abuela cuida a su nieto, el carácter protector y sacrificado, ese amor que pone los intereses del retoño antes que los suyos.
Una obra está hecha cuando se transmite algo a nivel sensorial o psicológico. Si en una imagen aparece alguien clavando las uñas en su piel, puedes pensar que no está conforme con su cuerpo, vida o sexualidad, eso habla.
- ¿Cuáles son los ingredientes para ser un buen fotógrafo?
Estudiar, hacer muchas fotografías, leer y estar dispuesto siempre a aprender. El ego no puede opacar la recepción de nuevas ideas. La humildad es importante. Un fotógrafo siempre tiene que ser receptivo.
- ¿Qué crees que se ha ganado y perdido con el paso de la fotografía analógica a la digital?
Se ha perdido mucho, pero se ha ganado mucho. Perdimos a los grandes maestros de la antigüedad, esa sensibilidad de apreciar buenos trabajos en épocas en que los recursos eran escasos. Ahora existen colegas que dominan otros campos como la pintura o la moda. Cada fotógrafo tiene su secreto.
Hoy como cualquiera tiene una cámara, un celular o un tablet, hay quienes nos desvalorizan, pero no cualquiera hace una buena foto. Sin embargo, creo que hemos ganado en creatividad a partir de las potencialidades digitales, que amplían el espectro de opciones. Procesos que antes eran muy complejos, hoy son sencillos. Ganamos en habilidad, economía de tiempo, en nuevos estilos...
Pero seguimos evolucionando y debemos actualizarnos. Hace un tiempo atrás todo eran fotomontajes, que a mí nunca me han gustado. La fotografía real, realizada desde la cámara, creo que llegó para quedarse. Actualmente en Cuba hay grandes maestros y maestras de la fotografía. Los mejores a veces son los que menos se conocen.
- En tu andar por este camino, has logrado lauros valiosos…
Sí, ya tengo algunos como el reconocimiento en el International Photography Awards, realizado en el 2020, con sede en Moscú, Rusia. Todo partió de un grupo en WhatsApp, que luego se amplió en Telegram y se llama Enfoque Cubano. Allí se habla de muchas cosas, desde cuestiones técnicas hasta cómo conseguir modelo. Así me enteré del concurso y un poco incrédulo me presenté.
Concursé en retrato de estudio, con tres fotos. Al día siguiente vi que tenía gran aceptación por parte del jurado, compuesto por fotógrafos de todo el mundo. En poco tiempo se convirtieron en fotografías top y me dejaron subir hasta seis fotos, hasta que llegué al Top 6, lo que significa mucho para cualquier profesional de nuestra rama.
Más de 12 mil fotógrafos de diferentes partes del orbe se presentaron a ese certamen. Una de las modalidades más reñidas fue la que participé, nombrada Retrato de Mujer. De todos los que participaron, solo cinco mil 591 colegas, de 132 países, fueron seleccionados para pasar a la final. Como obras finalistas se presentaron 15 mil 369 fotografías. La evaluación funciona por Top, ellos le llaman Top de los 100 mejores fotógrafos del mundo, o sea, es desde el uno hasta el 100, entre más abajo en el top, mejor es tu obra. Cuando ves la calidad imperante es increíble; un gran logro haber participado.
También obtuve una mención especial por la creatividad en un concurso dedicado al ballet (especialmente a la figura de la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso), que tuvo sede en Villa Clara, entre otros lauros. He realizado trabajos para el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y la Asociación Hermanos Saíz (AHS), utilizados en folletos y para acompañar poemas, y he ilustrado portadas de discos de algunos cantantes. Obras mías han salido en revistas como Venus Gallery, poniendo en alto la fotografía cubana. Aunque aún no he realizado exposiciones, ese es uno de mis proyectos.
- ¿Cuáles son tus referentes?
El cubano Alberto Korda. Korda con su foto del Che (El Guerrillero Heroico) y otras tan buenas realizadas a Fidel Castro. El estadounidense de origen judío Spencer Tunick, famoso por fotografiar masas de personas desnudas. También me encantan las obras de los rusos, polacos, belgas…
- Observo que entre todos los tópicos, prefieres la figura humana… 
Prácticamente el 95 por ciento de mi trabajo es del cuerpo humano. Cada persona es un mundo y me gusta proyectar su esencia. El retrato es el que me llena espiritualmente. Me encanta buscar una integración entre la persona y la naturaleza. También he hecho fotos de crítica social y estoy experimentando con cosas pequeñas, que pasan inadvertidas al ojo humano. Todo tiene su gracia.
- ¿Quiénes apoyan tus sueños en ese universo policrómico?
Mi esposa es esencial. A ella le debo mucho, me sugiere ideas y siempre está ahí. También agradezco a los muchachos que trabajan conmigo, mi equipo.
- ¿Qué aconsejas a los que se interesen por ejercer la especialidad?
Estudiar, estudiar y estudiar. Lo primero es educar tus ojos. Cuando tus ojos se educan como un artista eres capaz de diferenciar la obra de arte de lo vulgar. Además, estudiar la teoría y la práctica. Hay quien cree que con una buena cámara basta, pero hay que saber regular la luz para lograr el resultado final, que se vean movimientos congelados, o fluidos y desenfocados, o un fondo nítido, enfocado, según lo que tú quieras lograr en cada caso.
Se deben hacer fotos todos los días. Nunca creer que eres mejor que otros y aprender de todos. La cámara no hace al fotógrafo, el fotógrafo se hace todos los días, buscando una proyección y un estilo con el que se sienta identificado. Esa es la meta.
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Sin ego ni triunfalismo, Yoandry se supera diariamente. Le sorprende que le haya pedido entrevistarlo y eso habla mucho de él. Su sensibilidad y talento seguramente nos sorprenderán en el futuro.
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