Las Tunas.- La escena cubana actual ha sufrido un sinfín de cambios desde la llegada del teatro dramático. Es en estos tiempos difíciles, en los que cada día se complejiza la llegada de las personas a las salas teatrales, que los directores de nuestras compañías se reinventan nuevas maneras de acercarse a los públicos.
En ocasiones, algunos grupos se centran en recrear obras tal y como fueron escritas, muchas veces sin tener en cuenta que nuestro país tiene características propias, y por ese motivo, los teatros corren el riesgo de quedar vacíos en medio de las funciones.
Estas fueron algunas de las cuestiones tratadas en la ponencia del director de la compañía camagüeyana Teatro del Viento, Freddys Núñez Estenoz, en la que, además de valorar algunos errores, también propuso una nueva forma de hacer teatro.
Dramaturgia pro-activa, este fue el juego de palabras empleado; para él: “es la capacidad que tiene el acto teatral de extenderse hasta el infinito, porque mantiene el espectáculo vivo sobre su eje y puede ser actualizado infinitamente”.
Desde su mirada como director, Freddys utiliza las búsquedas de sus actores, las vivencias individuales de las personas que lo rodean y dice gracias a ese estado de nervios los espectáculos crecen”.
Estenoz defiende el trabajo de creación colectiva, que al decir de algunos miembros de la compañía, confluyen en el acto varias ideas, varios puntos de vista porque intenta crear una eterna precariedad del actor en escena.
Entre las muchas aristas interesantes del encuentro que sostuvo en Las Tunas en el marco de las celebraciones por el primer lustro de la compañía dramática local, Total Teatro, destacó la presencia de los jóvenes.
Dijo que resulta halagador, y a la vez contradictorio, que más del 80 por ciento de los espectadores que tienen las compañías teatrales sean jóvenes universitarios, ellos van al teatro a ver obras que reflejen una realidad de su tiempo, y al mismo tiempo los actores se ven quizás privados de montar obras de una mayor complejidad por el temor de que no las puedan entender.
Entonces es cuando se habla de dramaturgia pro-activa y se puede decir que esta forma parte de una necesidad dentro del panorama teatral que está muy fracturado. Es ella en sí, un acto de resistencia.
